La formación de lectores literarios en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios
The formation of literary readers in the axiological-cultural orientation of university formatives processes
Ileana Álvarez-González
Dirección Provincial de Cultura de Ciego de Ávila, Cuba.
Mirna Riol-Hernández*
mirnarh@sma.unica.cu
Bárbara Mayra Gómez-Rodríguez*
barbaramg@sma.unica.cu
*Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, Cuba.
Educación y Sociedad
Vol. 16, No.3, Septiembre-Diciembre de 2018 (25-38)
ISSN: 1811- 9034 RNPS: 2073
Resultado del proceso de formación académica en la maestría en Dirección del Proceso Educativo.
Resumen
A pesar del reconocimiento de la importancia de la orientación axiológico-cultural de los procesos universitarios, aún son evidentes insuficiencias referidas a la promoción de la lectura en el contexto universitario como elemento dinamizador de la proyección cultural y humanista de la universidad. Es imprescindible proyectar adecuadamente estrategias de promoción de lectura y formación de lectores literarios si se aspira a consolidar la orientación axiológico-cultural de la formación de los estudiantes universitarios. El propósito del presente artículo es valorar desde la revisión bibliográfica de fuentes que abordan el tema, la importancia de la integración de las estrategias de formación de lectores literarios en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios.
Palabras clave: lectores literarios, orientación axiológico-cultural, proceso formativo
Abstract
Despite the recognition of the importance of the axiological-cultural orientation of the university processes, there are still evident shortcomings related to the promotion of reading in the university context as a dynamic element of the cultural and humanistic projection of the university. It is essential to adequately project literacy promotion and literacy training strategies if the aim is to consolidate the axiological-cultural orientation of the formation of university students. The purpose of this article is to evaluate, from the bibliographic review of sources that address the topic, the importance of the integration of strategies for the formation of literary readers in the axiological-cultural orientation of university formatives processes.
Keywords: literary readers, formative process, axiological-cultural orientation
Introducción
La política cultural de la Revolución cubana ha tenido siempre el reconocimiento del papel protagónico que posee la escuela como la más necesaria y útil institución cultural. Este hecho se hace mucho más evidente en los centros de enseñanza universitaria.
La educación superior tiene la responsabilidad de formar profesionales desde una actitud consecuente, en la que deben ser capaces de preservar, desarrollar y difundir la cultura en su sentido más amplio; logrando el equilibrio necesario desde posiciones científicas y a la vez humanistas, por lo que este proceso de formación resulta cada vez más complejo (Horruitiner, 2008).
Es precisamente la universidad, el espacio idóneo para su preservación, desarrollo, difusión y creación, por la diversidad y potencialidades culturales que aporta cada carrera y la variedad de los contextos que confluyen en ella. Se fundamenta, entonces, la esencia de la universidad como conciencia científica y cultural de la sociedad y espacio de apropiación social e intencional de la cultura desde la gestión sociocultural (Fuentes, 2011).
A pesar del reconocimiento a nivel de política educacional y cultural de la importancia de esta formación cultural en los estudiantes universitarios, aún son evidentes insuficiencias referidas a la percepción de la importancia de la promoción de la lectura en el contexto universitario como elemento dinamizador de la proyección cultural y humanista de los procesos formativos universitarios. Es imprescindible atender y proyectar adecuadamente estrategias de promoción de lectura y formación de lectores literarios si se aspira a consolidar la orientación axiológico-cultural de la formación de los estudiantes universitarios.
El término lectura es hoy objeto de un intenso debate académico. Leer es un acto interpretativo que consiste en saber guiar una serie de razonamientos hacia la construcción de una interpretación del mensaje escrito a partir de la información que proporciona el texto (Colomer, 2002).
Leer permite acceder a nuevos conocimientos. Las personas lectoras tienen mayores posibilidades de insertarse en el mundo laboral, de interactuar socialmente y de desenvolverse como ciudadanos críticos y participativos. Además, la lectura propicia la concentración y la reflexión, promueve procesos de análisis, crítica, comparación, confrontación y nuevas búsquedas.
En la actualidad se le atribuye gran interés a la formación para la promoción de lectura, la que constituye un tema actual ligado al desarrollo intelectual, espiritual y social de los individuos. Un proceso dirigido a este fin en la universidad dentro de una propuesta integrada y sistémica en la extensión universitaria que contribuya al perfeccionamiento de esta función sustantiva y de la Educación Superior en general, constituye una necesidad, dada la importancia de preparar a los futuros profesionales para su desarrollo en una sociedad en constante transformación.
La formación de lectores literarios, es decir, aquellos que sepan leer por voluntad y disfrute estético, no con un fin predeterminado u obligatoriedad, es una responsabilidad de la sociedad en su conjunto. En el contexto de la enseñanza universitaria, la promoción de la lectura es un valor intrínseco de la proyección axiológico-cultural de sus procesos formativos pues es una necesidad fomentar hábitos de lectura y coadyuvar a la formación de lectores literarios. La promoción de la lectura debe convertirse en una práctica cultural, en una necesidad común que forme parte de su cotidianidad, de su modo de vida.
En las universidades se evidencia una insuficiente cantidad de estudiantes que ocupan su tiempo libre en la lectura de textos literarios, así como una deficiente participación de la comunidad universitaria en las acciones de promoción literaria.
Las acciones que se realizan para cumplir esta proyección formativa son insuficientes y carecen de adecuadas estrategias promocionales desde una intencionalidad axiológico-cultural. Ante esta problemática se hace necesario realizar estudios investigativos que profundicen en los problemas que enfrenta la promoción de la lectura y la formación de lectores literarios en las universidades. El presente artículo tiene como objetivo valorar desde la revisión bibliográfica de fuentes que abordan el tema, la importancia de la integración de las estrategias de formación de lectores literarios en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios.
Para realizar la revisión bibliográfica se estableció una lógica integradora a partir de considerar los siguientes elementos:
· Fundamentación de la importancia de la formación integral de los estudiantes universitarios.
· Integración de las dimensiones axiológica y cultural de los procesos universitarios.
· La promoción de la lectura en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios.
· Peculiaridades de la formación de lectores literarios en las instituciones de educación superior.
Desarrollo
En las instituciones educacionales, el proceso formativo tiene carácter intencional, planificado, organizado y sistematizador. Expresa las relaciones que se establecen entre la escuela y su entorno así como las tendencias que prevalecen desde la pedagogía la psicología y la filosofía en un contexto histórico social determinado. Así lo constatan autores como Álvarez (1999); Addine (2004); Fuentes (2011).
Se coincide con López (2010) al considerar que la tarea suprema de la educación es la humanización del hombre, la apropiación de los valores, de las costumbres, de las tradiciones, que en última instancia se produce por medio de la aprehensión de la cultura nacional y universal. Este reto implica facilitar el proceso formativo y el desarrollo integral, abarcando la dimensión humana y la promoción de la afirmación de la vida en todas sus formas.
El proceso de formación adquiere características propias en la educación superior, siendo esta uno de los motores del desarrollo social; depositaria y creadora de conocimientos e instrumento valioso de transmisión de la experiencia cultural y científica acumulada por la humanidad. En este contexto se precisa una nueva visión que combine las demandas de universalidad de la educación y el imperativo de una mayor pertinencia cultural y axiológica de sus procesos formativos para responder a las expectativas de la sociedad.
En la Declaración Mundial sobre la Educación Superior en el Siglo XXI: Visión y Acción, se fundamenta la necesidad de contribuir a comprender, interpretar, preservar, reforzar, fomentar y difundir las culturas nacionales y regionales, internacionales e históricas en un contexto de pluralismo y diversidad cultural así como el imperativo de proteger y consolidar los valores de la sociedad, velando por inculcar en los jóvenes los valores en que reposa la ciudadanía democrática y proporcionando perspectivas críticas y objetivas a fin de propiciar el debate sobre las opciones estratégicas y el fortalecimiento de enfoques humanistas (UNESCO, 1998).
Esta visión del proceso de formación en la educación superior se proyecta hacia la formación integral del estudiante en las diferentes carreras, en función del cumplimiento de objetivos que respondan a los requerimientos sociales generales y específicos de cada área del saber, desde posiciones humanistas.
Fuentes (2009) califica el proceso de formación de los profesionales como un sistema de procesos conscientes, de naturaleza holística y dialéctica. Destaca la importancia de la formación humana, proceso donde se favorece el establecimiento de la relación entre la existencia y la esencia del ser humano desde su cimiento dialéctico, donde están presentes actitudes, comportamientos y valores éticos entre otros aspectos, que influyen en el desarrollo individual y social del hombre. Sánchez (2009) enfatiza también en la formación humana.
Se reconocen las carencias en la educación superior en cuanto a la formación integral de los estudiantes y la importancia de la formación de valores como una necesidad social con un carácter eminentemente humanista que debe reforzar su actuación como futuros profesionales, creativos, dinámicos, críticos y capaces de tomar decisiones en bien de la sociedad.
Se asume, entonces, la noción de que tener una formación integral implica ante todo ser capaces de apreciar en alto grado los elementos de la cultura, las relaciones humanas, apropiarse de los valores formados a través de la historia, presentes en el pensamiento y las tradiciones de las personas. Los argumentos expuestos ubican a la cultura y los valores como aspectos fundamentales que irradian hacia todos los espacios universitarios y constituyen cimientos de la formación axiológico-cultural, que desempeña un importante papel en su dinámica e influye directamente en la motivación, comprensión, integración y dinamización de dicho proceso.
En cuanto a la integración de las dimensiones axiológica y cultural de los procesos universitarios, se evidenció que los fundamentos teóricos de este proceso no han integrado suficientemente las posibilidades que brindan la cultura y los valores en un enfoque desarrollador para alcanzar una educación humanista, se evidencian carencias epistemológicas que conllevan a prácticas esquemáticas. No se ha sido consecuente al conjugar los componentes instructivos, educativos y culturales en un nivel que permita la formación de un profesional eficazmente preparado para enfrentar los retos y desafíos en el orden científico-técnico, en la misma medida que sea capaz de interpretar e insertarse en los procesos socioculturales más generales con creatividad y flexibilidad para ajustarse a realidades cambiantes.
Con frecuencia los enfoques quedan en una concepción teórica general por falta de propuestas metodológicas que profundicen en el cómo contribuir a formarlos. Existe cierta confusión epistemológica a la hora de establecer definiciones exactas de los diferentes elementos que intervienen en el proceso de formación, donde lo axiológico y lo cultural se han abordado por separado.
Resulta muy esclarecedora la concepción de Prieto (1998), al conferirle una importantísima misión a la cultura en la contribución a la reflexión ética que se necesita, al afianzamiento de valores y a la promoción del enriquecimiento espiritual imprescindible, lo que corrobora el fundamento de que para llegar al mejoramiento moral y humano que se precisa, no sólo se necesita excelencia o experticidad profesional, sino una formación cultural integral.
A partir de los posicionamientos anteriores, para esta investigación se asume un concepto de cultura general integral que abarca de forma esencial la relación hombre-universo-naturaleza. Una cultura que permita comprender el mundo en sus múltiples aristas, potenciando la capacidad transformadora del hombre a partir de su carácter sistémico (Piñera, 2013). Es precisamente la universidad, el espacio idóneo para su preservación, desarrollo, difusión y creación, por la diversidad y potencialidades culturales que aporta cada carrera y la variedad de los contextos que confluyen en ella. Se fundamenta entonces la esencia de la universidad como conciencia científica y cultural de la sociedad y espacio de apropiación social e intencional de la cultura desde la gestión sociocultural.
Para el desarrollo de la cultura general integral en el proceso de formación de los profesionales es necesario fortalecer los vínculos entre educación y cultura. Uno de estos vínculos se manifiesta al asumir el concepto de institución cultural desde una perspectiva más amplia que integra los centros educacionales, reafirmando así el alcance de la misión de la universidad relacionada con la preservación, desarrollo, difusión y creación de la cultura.
En relación con estos fundamentos, Fuentes (2011) profundiza en la noción de lo cultural universitario que se expresa como un proceso social que dinamiza y sustenta el desarrollo de los sujetos implicados en la dinámica formativa cultural universitaria.
Celeiro (2012) analiza el proceso educativo en su vínculo con la cultura a través de lo axiológico como un proyecto ético en un proceso que pone al educando en situación de apropiación de herramientas que le permitan realizar una reflexión teórica y argumentativa acerca de los valores, la valoración y el proceso de formación de valores.
Aunque es evidente el alcance y pertinencia epistemológica de las anteriores concepciones, al enjuiciar críticamente estas consideraciones, se considera que existen limitaciones en la fundamentación e intencionalidad cultural de los procesos de formación axiológica que se desarrollan en las universidades, al no integrarse adecuadamente en la praxis formativa universitaria los principios que reconocen la dimensión integradora y dinamizadora de la cultura, en el desarrollo de la educación como proceso, en la que se potencian mutuamente en la formación de ideas, sentimientos, actitudes, comportamientos y del universo espiritual del hombre en las diversas etapas de su desarrollo.
Al sistematizar los referentes teóricos anteriores se reconoce la importancia de la orientación axiológico-cultural en el proceso de formación en la universidad. Sin embargo, al analizar dichos postulados epistémicos y axiológicos, no se encuentra una integración coherente y sistémica de los elementos que deben tenerse en cuenta si se aspira a elevar la calidad de la gestión de los procesos universitarios. En esta dimensión no se valora adecuadamente la importancia de la promoción de la lectura en el contexto de la educación superior.
Al tener en cuenta en la valoración de las fuentes consultadas, el aspecto referido a la promoción de la lectura en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios, existe consenso en reconocer que la universidad deberá convertirse en un centro dinámico que contribuya a hacer realidad el ideal de la educación permanente para todos en un proceso que implique la democratización de la enseñanza hacia el logro de la participación de toda la ciudadanía, en la misma medida que contribuya a preservar el legado de las generaciones precedentes y a forjar el porvenir. En este orden de preservación adquieren especial relevancia las estrategias promocionales de la lectura, como pilar esencial de la formación cultural ya que la lectura es ante todo, una práctica cultural.
Se destaca la noción aportada por Cuesta (2003) que fundamenta el insuficiente tratamiento teórico de la promoción de la lectura en los contextos educativos a partir de sus singularidades y particularidades; se coincide con Sacristán (2003) al plantear que el valor instrumental que la lectura tiene en la vida de las personas para participar en la sociedad del conocimiento, la convierte en una condición de la ciudadanía y de la inclusión social y cultural. La promoción de la lectura implica todas aquellas actividades que propician, ayudan, impulsan y motivan un comportamiento lector favorable, o en algunos casos más intenso del que se acostumbraba.
En un enfoque más integrador, Morales (2005) reconoce que la promoción de la lectura es una práctica social dirigida a transformar la manera de concebir, valorar, imaginar y usar la lectura, por lo que este proceso promocional debe potenciar a la lectura como una actividad potencialmente liberadora y edificadora de la condición del ciudadano.
Por su parte, Martínez (2015) considera que la promoción de lectura se dirige a la formación de lectores, desde la diversidad, de manera que favorezca la formación, reorientación y diversificación del hábito por la lectura. Las acciones forman parte de un proceso en el que interactúan con armonía, promotor-lector-libro, incluido el libro digital, dado el avance de la tecnología informática. Es una demanda social continuar buscando vías para establecer la relación libro-lector. Se necesitan entonces empeños de renovación y cambio para lograr estas aspiraciones. Resulta imprescindible que las instituciones educacionales de todos los niveles, y más aún las universidades cumplan los objetivos del Programa Nacional de la Lectura y que asuman con acciones concretas, la promoción de la lectura.
El Programa Nacional por la Lectura es un conjunto de acciones de carácter estratégico, proyectadas para un desarrollo a largo plazo y con participación y efectos tan amplios como la totalidad de la sociedad cubana. Dentro del Programa se propone la coordinación de los esfuerzos de todos los organismos, instituciones, grupos y personas del país interesados en promover el libro y la lectura entre nuestro pueblo. En sus proyecciones se integra la necesidad de potenciar el valor humanístico, cultural y el significado social que deben ostentar en la actual y futura sociedad cubana, el libro y la lectura, al promover el gusto por la lectura desde edades tempranas, en los niños, adolescentes y jóvenes (MINCULT, 2002).
Para el logro de esta aspiración formativa es imprescindible fortalecer el lugar y papel que ocupan las escuelas, las bibliotecas y otras instituciones sociales vinculadas a la promoción del libro y la lectura en el ámbito de la vida nacional. El desarrollo de hábitos de lectura constituye un largo proceso que comienza en el hogar y se acelera sistemáticamente en la escuela y persiste durante toda la vida bajo las influencias del ambiente general. Esta actividad necesita un trabajo conjunto y sistemático familia-docente-bibliotecario-comunidad-instituciones culturales pues solo de esta forma se lograrán los resultados (Jiménez, 2014).
El análisis anterior permite considerar que si el proceso de formación axiológico-cultural de los estudiantes universitarios parte del reconocimiento de los valores como síntesis de cultura y factor indispensable en los procesos formativos universitarios, desde una visión integradora de la cultura, con una esencia eminentemente humanista, no puede obviarse el valor formativo y cultural de la promoción de la lectura y la formación de lectores literarios.
Para la adecuada orientación axiológico-cultural de estos procesos es esencial asumir los fundamentos formativos de la promoción de la lectura en el proceso de apropiación de la cultura a través de la práctica, que permite la relación entre el hombre y su realidad objetiva, estableciendo una interrelación creadora en la que el hombre se transforma a sí mismo y a la realidad social.
En esta dimensión, la importancia de la lectura en la universidad ha sido señalada por Ramírez (2015) al referir que las instituciones de educación superior deben formar lectores activos para desarrollar en ellos las capacidades que les permitan hacer de la información el aprendizaje, los conocimientos y las innovaciones, soluciones dirigidas hacia la elevación del bienestar social de todos.
Después de valorar la fundamentación de la importancia de la formación integral de los estudiantes universitarios, la integración de las dimensiones axiológica y cultural de los procesos universitarios y la promoción de la lectura en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios, se precisa abordar las particularidades de la formación de lectores literarios en el contexto de la educación superior.
La formación de lectores es tarea compleja en las condiciones actuales, por tal razón se torna necesario recibir por parte de los bibliotecarios y promotores de la lectura una preparación completa y especializada, indispensable para influir en las competencias lectoras demás y mejores lectores. Los principios, la metodología, métodos y estrategias que brindan las Ciencias Pedagógicas para la creación de esos lectores literarios competentes que la sociedad necesita son cada vez más esenciales en el contexto actual.
A partir de los fundamentos teóricos sistematizados, es posible argumentar la importancia de promover el hábito de la lectura en la formación de los estudiantes universitarios, para que sea capaz de interpretar y desarrollar de manera independiente y creativa juicios críticos acerca de lo que lee, integrar y comparar con otras lecturas y esferas del conocimiento, establecer asociaciones, en fin, construir nuevos sentidos relacionándolos con su contexto específico, y experimentar goce estético si se encuentra ante una lectura artística, además de, en un grado superior, transmitir a otros el placer y los conocimientos adquiridos en el acto de la lectura. Cuando eso ocurre, se puede constatar la presencia de un lector literario competente.
Para lograr ese propósito, se asumen las consideraciones de Rovira (2017) referidas a que la promoción de lectura debe entenderse como un proceso que facilite al promotor-lector apropiarse de una conducta lectora y que desde el proceso formativo, el método de la promoción cultural, los principios que la rigen y sus relaciones permita reconocer científicamente los problemas propios de su profesión así como un mejor entendimiento de la sociedad en que se desarrolla.
El acercamiento a las peculiaridades de la formación de lectores literarios en las instituciones de educación superior, implica reconocer que las prácticas más habituales de educación literaria ponen el énfasis en los aspectos cognitivos del proceso lector y en la literatura como hecho cultural e histórico, a costa de marginar una faceta esencial en la relación entre la literatura y el lector: el componente emocional, la experiencia individual de lectura, la posibilidad de que la literatura transforme al lector.
Se fundamenta la importancia de asumir un enfoque centrado en la formación de lectores literarios que intenciona el componente emocional a fin de que la literatura recupere su función humanizadora. La construcción de significados se comparte y se amplía así el corpus literario. En esta proyección, Chambers (2007) recomienda tres acciones para formar lectores literarios:
· Compartir el entusiasmo: el amor por la lectura no se enseña, se contagia, y la presencia de profesores y de adultos realmente lectores es una de las claves más importantes para el descubrimiento y afición a la lectura.
· Compartir la construcción de significado: propiciar situaciones para la búsqueda conjunta de significados en lugar de preguntar simplemente por las comprensiones individuales.
· Compartir las conexiones que los libros establecen entre ellos: hablar de libros, compartir lo que nos pasó con ellos, asociarlos con otros (Chambers, 2007).
Al sistematizar los fundamentos teóricos del proceso de formación de lectores literarios en relación con la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios, se evidenciaron las siguientes regularidades:
· No se jerarquiza el componente axiológico-cultural en el proceso de formación del lector literario.
· En los procesos formativos no existe una concepción pedagógica sistémica que defina la promoción de la lectura desde la interrelación entre instituciones culturales y educacionales.
· No se caracteriza exhaustivamente al proceso de formación del lector literario como un proceso con componentes educativos que se relaciona de forma dinámica y desarrolladora con la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios.
· No se abordan las competencias literarias como un tipo especial de competencias dentro de las competencias profesionales.
· No se distingue entre usuario de las bibliotecas y lector literario, por lo que los estos no reciben un tratamiento especial en sus estudios de público asistente o potencial de la institución.
· Al abordar al usuario de la biblioteca como un simple consumidor (usuario) o tipo especial de público cultural, generalmente se pierde la especificidad de lo formativo y el tipo de acciones, métodos y técnicas que verdaderamente tributarían a este proceso de carácter social.
· Se evidencian insuficiencias en la dinámica del proceso de formación del lector literario al no tener en cuenta la integración dialéctica de los procesos culturales a la formación intencional y continua del lector literario.
· Es limitada la fundamentación científica y sociocultural de la labor de promoción que se realiza al no integrar adecuadamente los gustos, preferencias, hábitos y motivaciones de lectura del estudiante universitario que coadyuve a realizar sistemáticas acciones de orientación didácticas dirigidas a las formación de lectores activos, críticos y creadores, cualidades que debe alcanzar un profesional verdaderamente competente capaz de enfrentarse con efectividad a las nuevas problemáticas que plantea la sociedad contemporánea.
A partir de los referentes anteriores, se considera importante fundamentar el proceso de formación de lectores literarios en las universidades desde una dimensión de apreciación axiológica de la literatura que presuponga una mirada más exhaustiva e integradora. La apreciación se asume en esta dimensión desde una óptica que va más allá de los procesos y manifestaciones literarias y se proyecta con un enfoque axiológico-cultural. Esta connotación axiológica de la apreciación resulta de gran importancia en el proceso de transformación de la conciencia del estudiante y de la formación cultural integral de su personalidad, facilitando su inserción en las diferentes esferas de la vida espiritual de la sociedad.
Con esta intencionalidad, se proyectan las relaciones estéticas que emergen de la promoción de la literatura hacia cualidades y contextos mucho más abarcadores, desde implicaciones sociales y culturales que dotan de un espectro más amplio a la formación axiológico-cultural de los estudiantes universitarios.
A partir de los elementos anteriores, la formación de lectores literarios se debe proyectar como proceso de desarrollo ascendente, continuo, cíclico y progresivo en el desarrollo de competencias lectoras en los estudiantes universitarios. Se establecerá, entonces, una relación que trascienda los límites disciplinarios o curriculares y se proyecte hacia estructuras más esenciales y permanentes, que precisan los elementos formativos axiológico-culturales.
Sólo así se podrá generar un espacio de enriquecimiento, reflexión y reconstrucción cultural en el que se van asumiendo patrones y enfoques metodológicos con respecto a la cultura en general y la lectura en particular como sistema, en interconexión dinámica y mutua con los disímiles elementos que la conforman y su función social, a partir de los valores que genera en sus diferentes maneras de expresión.
De esta misma manera, será posible lograr la síntesis de la interrelación entre la dimensión ética, estética y cultural y alcanzar niveles superiores en la capacidad de respuesta del sujeto a las problemáticas que se presentan en su medio, desde posiciones objetivas pero a la vez flexibles, con una mayor esencia humana, de respeto y compromiso ante la diversidad sociocultural, que favorece el desarrollo de otros valores que influyen en su conducta y modo de actuación como futuro profesional.
Conclusiones
Se realizó un proceso de revisión bibliográfica sobre la temática referida a la formación de lectores literarios en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios, a partir del análisis de la fundamentación de la importancia de la formación integral de los estudiantes universitarios, la integración de las dimensiones axiológica y cultural de los procesos universitarios, la promoción de la lectura en la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios y las peculiaridades de la formación de lectores literarios en las instituciones de educación superior.
El análisis realizado evidenció la presencia de fallos metodológicos relacionados con el enfoque sistemático y sistémico de la promoción de la lectura y la formación de lectores literarios en interrelación con la orientación axiológico-cultural de los procesos formativos universitarios.
La valoración crítica de los fundamentos teóricos sistematizados posibilitó asumir la noción de que se precisa desarrollar acciones que contribuyan a la solución de las necesidades formativas de los estudiantes universitarios desde una dimensión de apreciación axiológica de la literatura que posibilite al futuro profesional la comprensión e interpretación contextual e interactiva del texto literario, como categorías esenciales de una lectura con fines estéticos y socioculturales, desde la consolidación del proceso de formación del lector literario en las universidades.
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