Uso de tecnologías de la información en estudiantes del preuniversitarioNguyen Van Troi

The use of information technologies in students from the Nguyen Van Troi Pre-University Institute

Lourdes Castillo-Rojas

lourdescr@infomed.sld.cu

Mailen Morales-Pérez

mailenmp@infomed.sld.cu

Migdalia Leyva-Correa

Policlínico Universitario Sur, Morón, Cuba.

Educación y Sociedad

Monográfico “Praxis innovadoras en la educación de la era digital”

Vol. 17, No.2, Mayo-Agosto de 2019 (118-132)

ISSN: 1811- 9034 RNPS: 2073

Artículo de investigación resultado del trabajo científico-metodológico.

Recibido: 23 de octubre de 2018

Aprobado: 21 de febrero de 2019

Publicado: 11 de abril de 2019

 

Resumen

Se realizó una investigación observacional descriptiva para caracterizar el uso de tecnologías de la información en adolescentes de décimo grado del preuniversitario Nguyen Van Troi, de febrero a junio de 2018. Del universo de 188 alumnos se trabajó de forma intencional con 59. Se recogió información mediante grupo focal e instrumentos utilizados y validados por expertos. Predominó sexo femenino sobre el masculino; el nivel socioeconómico de la muestra es promedio y dedican la mayor cantidad de horas al móvil. No se manifiesta adicción a Internet, móvil ni videojuegos; presentan satisfacción con la vida y calidad en la relación con los iguales. La actividad familiar más frecuente es ver televisión.

Palabras clave: adicción, adolescente, tecnologías de la información y la comunicación

Abstract

In order to characterize the use of information technologies in tenth-grade adolescents from the Nguyen Van Troi Pre-University Institute, some observational-descriptive research was done from February to June 2018. Out of a 188 students universe, intentional work was done on 59 students. Information was gathered through focus groups and instruments used and validated by experts. The female genre prevailed over male. The socio-economic level of the sample is average. They devote most of the time to their cell phones. No addiction to Internet, cell phones or video games was observed. They show satisfaction in life and quality in the relationship with their peers. The most frequent family activity is watching television.

Key Words: addiction, adolescents, information and communication technologies

Introducción

Al mismo tiempo que Internet se posiciona como una herramienta sin dudas “ventajosa, de gran utilidad e inevitable” (Gorrita, 2016, p.109) aparecen informes sobre las consecuencias del abuso y descontrol en su empleo y se van haciendo habituales en las publicaciones términos como ciberadicción, netadicción, desorden de adicción a Internet, uso compulsivo de Internet, uso patológico de Internet o simplemente adicción a Internet (AI), al margen de que quizás aún esté por definir el real alcance de los mismos.

La información adquiere nuevas características debido a las posibilidades de las nuevas tecnologías, demandando de los sujetos nuevas formas para acceder, procesar y generar conocimiento, en definitiva, nuevas competencias cognitivas, que hacen preciso ajustar las habilidades tradicionales para operar con la información. (Caro, 2017)

Según Gorrita (2016) en Cuba, además de los efectos perjudiciales de Internet se añade el estar sometidos a la guerra no convencional que Estados Unidos financia a través de la Agencia Gubernamental de los Estados Unidos para la Ayuda y el Desarrollo y de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) encubiertas para la propaganda y la penetración ideológica sobre todo de los más jóvenes.

Según Echeburúa, Labrador y Becoña (2009) una de las preocupaciones relacionadas con el tiempo total diario dedicado por los adolescentes y jóvenes españoles al uso de las tecnologías es que podría superar las seis horas diarias. Este criterio es compartido por las autoras del presente trabajo, al igual que el de Oliva et al. (2012) que plantea que “una consecuencia evidente de una dedicación tan amplia del tiempo diario a estas nuevas tecnologías es la disminución del tiempo dedicado a la realización de otras actividades antes mucho más habituales (leer, estudiar, salir a pasear, conversar)” (p.16). Gairín y Mercader (2018) coinciden en cuanto al riesgo de uso y abuso de las tecnologías.

En la actividad conjunta que hace el Departamento de Salud Mental del Municipio Morón en su proyección a las escuelas, se constata que en el Instituto Pre Universitario (IPU) Nguyen Van Troi es preocupación de los padres y del personal docente que a pesar de las regulaciones establecidas (reglamento escolar) sobre el uso del celular, solo cuando el docente lo solicita (consultar diccionario, efemérides), o en los recesos, esto no siempre se cumple pues los estudiantes consultan el celular interrumpiendo en el escenario escolar.

Esta problemática está siendo estudiada por primera vez en el municipio con un enfoque multisectorial que pretende no solo el diagnóstico, sino actuar sobre las consecuencias que tiene el uso de la tecnología en los adolescentes. Es propósito de las autoras investigar la dimensión de este fenómeno para trazar posteriores acciones en función de los resultados obtenidos; por lo que se plantea como objetivo caracterizar el uso de las tecnologías de la información en los estudiantes de décimo grado del IPU Nguyen Van Troi. Se utilizaron los siguientes indicadores de análisis:


·         Nivel socioeconómico.

·         Edad de inicio en las nuevas tecnologías.

·         Nivel de uso de las tecnologías.

·         Hábitos de sueño.

·         Consumo de sustancias.

·         Horas dedicadas al uso de la tecnología.

·         Adicción a las nuevas tecnologías.

·         Satisfacción vital de los adolescentes.

·         Calidad de vida relativa a los iguales.

·         Actividades familiares compartidas y cohesión familiar.


Se realizó una investigación de tipo observacional descriptiva con los adolescentes de décimo grado del IPU Nguyen Van Troi, en el período comprendido entre febrero y junio de 2018. Del universo de 188 alumnos de décimo grado se trabajó de forma intencional con dos grupos, con un total de 59 adolescentes según juicio de los investigadores, entre ellos el criterio de la Psicopedagoga del centro, teniendo en cuenta que proceden de áreas urbanas, donde es accesible el acceso a internet y donde más inciden las quejas de los profesores sobre la utilización del celular en horario docente.

Se utilizaron los métodos teóricos histórico-lógico para describir en la fundamentación teórica la evolución del problema hasta la actualidad y facilitar las reflexiones acerca de los resultados de otras investigaciones que ayuden a completar experiencias y enriquecerlas con el pensamiento lógico. El método analítico-sintético se utilizó en el proceso de revisión diagnóstica con el objetivo de analizar las diferentes concepciones que abordan los fundamentos teóricos de esta investigación y el método inductivo-deductivo para la interpretación de la información recogida mediante los métodos empíricos.

Se aplicaron instrumentos utilizados y validados por otros expertos: Test de adicción a Internet, al teléfono móvil y video juegos (Young, 1998); Satisfacción vital (Life Satisfaction Scale) (Huebner, 1991), Actividades familiares compartidas (Observatorio de la Infancia en Andalucía, 2010), Subescala de cohesión familiar (Family Adaptability and Cohesion Scale, FACES III) (Olson, Portner, & Lavee, 1985) que incluyen las siguientes variables: edad de inicio en la utilización de las tecnologías, nivel de uso, así como el empleo que le dan los adolescentes a Internet. Además los hábitos de sueño y posible consumo de sustancias. Horas dedicadas al uso de la tecnología, Adicción a Internet, Adicción a los videojuegos, Satisfacción vital, Calidad de vida relativa a los iguales, Actividades familiares compartidas y cohesión familiar (Haeussler, 2014; Junta de Andalucía, 2012).

Los datos se procesaron manualmente, utilizando medidas de frecuencias absolutas y relativas (porcentaje), que se muestran en tablas de distribución de frecuencia. Para esto, las autoras se basaron en variables establecidas por estudios previos realizados (Young, 1998; Huebner, 1991; Observatorio de la Infancia en Andalucía, 2010; Olson, Portner, & Lavee, 1985). Para clasificar el nivel socioeconómico en alto, medio o bajo se tuvo en cuenta el per cápita familiar, la existencia de computadoras en la casa y la posibilidad de que el adolescente tenga dormitorio propio. Otra variable a tener en cuenta fue los tipos de tecnología más utilizados por los adolescentes, así como la edad de inicio en cada una de ellas. Se estableció la categoría de nivel de utilización, en nulo, principiante, avanzado o experto, de acuerdo al sexo. Se clasificó el uso de internet según acceso a las redes sociales, usos relacionados con intereses recreativos de los adolescentes y utilización para realización de tareas escolares.

Respecto a los hábitos de sueño se describió la cantidad de horas dedicadas al mismo en días entre semana, diferenciándolas de las de fin de semana. Se utilizaron los criterios de cantidad y frecuencia, así como presencia de estados de embriaguez en el consumo de alcohol, y se identificaron los adolescentes que fumaban y cantidad de cigarrillos. Se determinó las horas dedicadas en la semana y fines de semana al móvil, internet y video juegos, en gradaciones desde ninguna hasta más de 6 horas diarias, clasificándose el nivel de adicción en moderada, grave o sin adicción. En relación con los proyectos de vida y la satisfacción por la misma se establecieron categorías de insatisfecho, medianamente satisfecho y satisfecho, valorándose además las actividades compartidas con los iguales con la frecuencia que varía desde ninguna relación a mucha y se identificó las actividades que comparten los adolescentes con la familia y la periodicidad con que lo hacen.

Para llevar a cabo la investigación se aplicó el consentimiento informado, partiendo de los principios éticos de tener en cuenta la voluntariedad, privacidad y respeto.

Desarrollo

Antecedentes conceptuales

Según el criterio de Echeburúa y Corral (2009), lo que determina la conducta adictiva es la dependencia, la pérdida de control y la interferencia que genera en la vida del sujeto. Al tratar este tema es importante señalar que disfrutar en las redes sociales no implica necesariamente ser adicto a las tecnologías.

Se comparte el criterio que plantea la existencia de adicciones psicológicas o adicciones sin droga entendidas como conductas que en sus primeras fases son placenteras y posteriormente provocan pérdida de control dado que “todas las conductas adictivas están controladas inicialmente por reforzadores positivos --el aspecto placentero de la conducta en sí--, pero terminan por ser controladas por reforzadores negativos, es decir, por el alivio de la tensión emocional” (Echeburúa & Requesens, 2012, p.50).

Según Muñoz, Ortega, López, Batalla, Manresa y Montellá (2016) los adolescentes tienden a ejecutar un promedio de siete tareas, como enviar mensajes o revisar el correo electrónico, mientras miran televisión. Esto puede ayudarlos a realizar varias tareas a la vez, pero también limita su habilidad para enfocarse y afecta su rendimiento escolar. El contenido de la información que los adolescentes reciben a través de las tecnologías, puede perpetuar ideales y normas de la imagen del cuerpo y del comportamiento.

Dentro de los aspectos negativos se encuentran llegar a depender de aparatos tecnológicos (celulares, reproductores de música, computadoras, televisor, entre otros), de las redes sociales (videojuegos en línea, foros de discusión, uso indiscriminado del chat) que generan dependencia psicológica, es decir, evasión de los problemas, modificación del estado de ánimo, pérdida de control y focalización, además se han dejado de utilizar como fuente de información los libros, ya que son remplazados por páginas de Internet que nos brindan la información que deseamos. (Chamarro, et. al., 2014, p.305)

Caracterización del uso de las tecnologías de la información en los estudiantes de la muestra

En la muestra estudiada existe un predominio del sexo femenino (81,36%) sobre el masculino (18,64%). El 61,02% de la muestra tiene computadora en su casa y de esta el 52,77% posee más de una. El 77,96% de los adolescentes tiene un dormitorio propio. Esto unido a que el 51.63 % tiene un per cápita entre 800 y 1200 cup lo que indica que en la muestra estudiada el mayor por ciento posee un nivel socioeconómico alto, favoreciendo estas categorías el uso de la tecnología.

Los adolescentes comenzaron a usar el teléfono móvil entre los 11-12 años, los videojuegos entre los 6-7 años y la Internet a los 13 años; esto último coincide con la apertura de las zonas WI-FI en el país.

En relación al nivel de uso de la tecnología, el 30,51 % de los adolescentes se consideran avanzados en el empleo de Internet, e igual por ciento, principiantes. Mientras que en el video juego el 25,42% considera tener un nivel avanzado y expertos 27,12%, mayormente los varones. En el uso del móvil, el 40,67% tiene un nivel avanzado y el 30,51% son expertos. Resulta necesario señalar que en el uso de video juegos y móvil, no hay adolescentes con la categoría de principiante, destacándose en este último la categoría de experto en un tercio de la muestra.

Durante el último año los adolescentes del IPU Nguyen Van Troi usaron Internet mayormente para acceder a las redes sociales, correo electrónico y descargar programas, películas, música, videos y juegos alguna vez a la semana. Llama la atención que el empleo para realizar trabajos escolares se presenta una vez al mes y en la minoría de la muestra.

Al comparar estos resultados con otros estudios, se aprecia que adolescentes andaluces como promedio comenzaron a actuar con los videojuegos a la edad de 11 años, mientras que el uso de Internet fue alrededor de 15 años. (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012). En esta misma investigación los adolescentes utilizaron Internet con un nivel mayoritariamente medio (51,50%). En segundo lugar, se encuentran los que tienen un nivel de uso de Internet de principiante (21,22%) y de avanzado (21,76%). Con un porcentaje bastante menor se encontrarían los adolescentes y jóvenes con un nivel de uso experto (4,06%) y, por último, los que presentan un uso nulo de Internet (1,46%). Únicamente el 18,33% de los chicos y chicas de entre 15 a 19 años muestra un nivel principiante en el video juego (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

En cuanto al uso de Internet, en una investigación realizada en Ecuador, de 144 estudiantes encuestados, 86 de ellos aseguran que no utilizan las redes sociales para la publicación de actividades escolares, más bien invierten el tiempo que pasan en ella para chatear, ver videos, escuchar música, por lo que muchas veces no realizan sus deberes escolares. El 66% de los estudiantes usan el Internet para estar vinculados hacia una red social, son muy pocos los que buscan algún tipo de información o realizan tareas (Mejía, 2015).

En la investigación realizada en diferentes contextos de las Comunidades Autónomas de Cataluña, Andalucía y Madrid en adolescentes de 12 a 17 años, se constató que las hembras utilizan más que los varones las TIC en el ámbito escolar, sobre todo para elaborar documentos, hacer trabajos, enviar documentos a compañeros o profesores, o comunicarse con la escuela. (Gairín Sallán & Mercader, 2018)

En relación con la cantidad de horas de sueño, las autoras encontraron que la mayoría de los adolescentes de la muestra del IPU Nguyen Van Troi, duermen de seis a ocho horas entre semanas, y los fines de semana entre 10 y 12 horas. Respecto al consumo de sustancias, se constata que en el 93,22% no fuma y el 74,57% no se embriaga. Destaca la existencia de un adolescente que refiere un estado de embriaguez más de una vez a la semana.

Al comparar estos resultados con la investigación realizada en adolescentes andaluces, se comprueba una mayor cantidad de horas de sueño los fines de semana y un menor consumo de sustancia en la muestra de adolescentes moroneros ya que entre semana, los adolescentes andaluces duermen una media de algo más de 8 horas al día y los fines de semana lo hacen con un promedio de 8 horas y 48 minutos al día. Respecto al consumo de tabaco, cabe señalar que el 62,13% de los adolescentes andaluces no fuman actualmente, el 26,56% consume tres o más cigarrillos diarios, el 3,69% fuman alguna vez a la semana o todos los días uno o dos cigarrillos y el 4,44% lo hace alguna vez al mes. En cuanto al consumo de alcohol, el 47,97% de los adolescentes andaluces nunca se han emborrachado en el último año y un 20,61% lo han hecho muy rara vez. El 13,62% de estos adolescentes se ha emborrachado cuatro o cinco veces al año y el 12,49% lo ha hecho una vez al mes, en el último año. Con un porcentaje bastante menor, el 4,56%, se sitúan los adolescentes que se han emborrachado una vez a la semana. Por último, el 0,75% informa haberse emborrachado más de una vez a la semana (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

En la tabla 1 se constata que entre semana tanto a Internet como a los videojuegos se le dedican pocas horas, aunque Internet y el móvil lo utilizan entre 1 y 3 horas, 30,51% y 28,81% respectivamente. El 30,51% le dedica más de 6 horas al móvil.

 

Ninguna

Menos de 1 hora

Entre 1-3 horas

Entre 3-6 horas

Más de 6 horas

Total

No

%

No

%

No

%

No

%

No

%

 

Internet

24

40,68

12

20,34

18

30,51

4

6,78

1

1,69

59

Video juegos

22

37,29

12

20,34

12

20,34

8

13,56

5

8,47

59

Móvil

3

5,08

14

23,73

17

28,81

7

11,86

18

30,51

59

 

 

 

 

 

 

 

Tabla 1. Distribución de la muestra según la cantidad de horas dedicadas entre semana a la tecnología. Fuente: Encuesta

En la investigación realizada en Andalucía un porcentaje bajo de adolescentes (20,51%) de entre 15 y 19 años utiliza Internet menos de una hora a la semana, mientras que el (22,12%) dedican entre tres y seis horas al uso de esta nueva tecnología los días entre semana. El 13,36% han usado el teléfono móvil entre una y tres horas a la semana los días entre semana (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

En la tabla 2 se constata que los fines semana es utilizado el Internet entre una y tres horas diarias, seguido del móvil (más de 6 horas diarias) y los videos juegos (menos de una hora). Esto no coincide con la investigación realizada entre jóvenes andaluces donde un porcentaje alto de los adolescentes (8,65%) utiliza Internet más de seis horas los fines de semana. Así, el 52,73% de los chicos y el 51,56% de las chicas han usado el teléfono móvil menos de una hora los fines de semana. Mientras que un porcentaje bajo de los chicos y chicas (15,27%) han utilizado el teléfono móvil entre una y tres horas los fines de semana (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

 

Ninguna

Menos de 1 hora

Entre 1-3 horas

Entre 3-6 horas

Más de 6 horas

Total

No

%

No

%

No

%

No

%

No

%

No

Internet

14

23,73

15

25,42

24

40,68

4

6,78

2

3,39

59

Video juegos

14

23,73

20

33,90

12

20,34

7

18,86

6

10,17

59

Mòvil

1

1,69

13

22,03

14

23,73

10

16,95

21

35,59

59

Tabla 2. Distribución de la muestra según cantidad de horas dedicadas a la tecnología los fines de semana. Fuente: Elaboración propia.

Según los resultados de una investigación realizada en Quito, de los adolescentes en estudio el 70.19% se conectan a Internet más de cinco horas semanales y 29.8% lo realiza menos de cinco horas por semana (Tipantuña Caiza, 2013).

En el estudio realizado en adolescentes españoles, el 38% de los encuestados utiliza el móvil más de 6 horas entre el sábado y el domingo y un 37% el ordenador más de 3 horas durante el fin de semana; la tableta (92%) y la videoconsola (81.3%) son utilizados menos de tres horas. (Gairín Sallán & Mercader, 2018)

Tabla 3. Distribución de la muestra según adicción a Internet. Fuente: Elaboración propia.

 

Nivel de adicción a internet

 Femenino

Masculino

Total

 No

 %

 No

 %

 No

 %

Sin adicción

 29

70.73

 12

29.27

 41

69,49

Adicción moderada

 9

69.23

 4

30.77

 13

22,04

Adicción grave

 4

80.00

 1

20.00

 5

8,47

Se constata que el 69,49% no presenta adicción a Internet, mientras que el 22,04% tiene una adicción moderada y el 8,47% adicción grave. Aquí se destaca en los casos de adicción grave la compulsión, el preferir estar conectado a relacionarse con amigos, así como el sentimiento que la vida sin Internet, es vacía y aburrida. El mayor porciento de adicción grave, corresponde al sexo femenino (80,00%), aunque refieren que no les ha afectado el rendimiento escolar.

Lo anterior no coincide con la investigación realizada en la Universidad de Guayaquil donde la mayor parte de los estudiantes se consideran adictos a Internet, pues dedican más de cuatro horas a la red social, rechazan muchas veces alguna reunión o salida familiar (Mejía Zambrano, 2015). coincide con los resultados obtenidos en escuelas ecuatorianas donde un 45.65% no presenta adicción al ciberespacio, mientras que un 42.75% tiene adicción leve, sin embargo un 9.42% de los adolescentes revela que presentan adicción moderada y un 2.17% de los jóvenes evaluados muestran adicción grave al espacio virtual (Gavilanes Gavilanes, 2015).

Tabla 4. Distribución de la muestra según adicción a videojuegos y móvil n=59. Fuente: Elaboración propia.

Nivel de Adicción

Videojuegos

Móvil

F

%

M

%

Total

%

F

%

M

%

Total

%

Sin adicción

46

88.4

6

11.5

52

88,1

42

85.7

7

14.2

49

83

Adicción moderada

2

33.3

4

66,6

6

10,1

6

66.6

3

33.3

9

15,2

Adicción grave

 

 

1

100

1

1,6

 

 

1

100

1

1,6

En esta tabla se constata que el 88,14% de la muestra no presenta adicción a video juegos, el 10,17 % adicción moderada, mientras que un adolescente tiene adicción grave. En el móvil se observa que el 83,05 % no tiene adicción; el 15,25 % adicción moderada y un adolescente refiere adicción grave. En ambos tipos de tecnologías los adolescentes refieren usarla como medio para olvidar problemas y sienten la necesidad de estar conectados cada vez más para sentirse satisfechos, y plantean que no logran controlar o interrumpir el juego o el uso del teléfono.

En la investigación realizada en jóvenes andaluces los adolescentes que muestran un mayor nivel de adicción a los videojuegos y al teléfono móvil se sitúan entre los 15 y 19 años de edad (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

En la investigación realizada con adolescentes entre 12 y 18 años pertenecientes al instituto “IES Sabina Mora”, situado en la localidad de Roldán de la región de Murcia, España se obtuvo que en relación con el número de horas de uso de cada una de las nuevas tecnologías (chat, videojuegos, Internet y televisión), existió un mayor nivel de adicción en aquellos que los utilizan durante más de cinco horas al día, con respecto a los que los utilizan de dos a cinco horas o menos de dos horas. (Rodríguez, Martínez, García, Guillén, Valero & Díaz, 2012).

Tabla 5. Distribución de la muestra según satisfacción vital. Fuente: Elaboración propia.

Satisfacción vital.

No

%

Satisfecho

31

52,54

Medianamente satisfecho

24

40,68

Insatisfecho

4

6,78

El 52,54 % de los adolescentes muestra satisfacción con la vida, un 40,68 % refiere estar medianamente satisfecho y solo un 6,78 % está insatisfecho. En el caso de los adolescentes medianamente satisfechos refieren sobre todo querer cambiar muchas cosas de su vida y que desearían tener una buena vida.

Estos resultados no coinciden con la investigación realizada con jóvenes andaluces los cuales presentan un nivel medio de satisfacción vital y reiteran la frase: “Ojalá tuviera una vida distinta”. (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012)
Tabla 6. Distribución de la muestra según calidad de vida relativa a los iguales. Fuente: Elaboración propia.

 

En la última semana…

Nada

Un poco

Moderado

Mucho

No

%

No

%

No

%

No

%

Has pasado tiempo con tus amigos?

1

1,6

12

20,3

18

30,5

28

47,4

Te has divertido con tus amigos?

4

6,7

9

15,2

13

22,0

33

55,9

Tú y tus amigos/as se ayudan unos a otros?

2

3,3

6

10,1

8

13,5

43

72,8

Has podido confiar en tus amigos?

4

6,7

11

18,6

12

20,3

32

54,2

En la tabla 6 se constata que la cooperación entre los adolescentes es uno de los indicadores más relevantes en cuanto a la calidad de vida relativa a los iguales, pues refieren ayudarse y divertirse juntos.

En la investigación realizada en municipios de Andalucía, con jóvenes entre 12 y 34 años, se constató que los grupos de sujetos de menor edad (12-14 y 15-19) se diferencian significativamente del resto de grupos (20-24, 25-26 y 30-34) que presentan niveles más bajos de calidad de vida relativa a iguales (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

Tabla 7. Distribución de la muestra según actividades compartidas con la familia. Fuente: Elaboración propia.

Actividades compartidas con la familia.

Nunca

En ocasiones

Frecuentemente

N

%

N

%

N

%

Ver televisión

8

13,5

1

1,6

50

84,7

Oír música juntos

11

18,6

7

11,8

41

69,4

Utilizar juntos la computadora

33

55,9

4

6,7

22

37,2

Navegar o jugar por Internet

37

62,7

10

16,9

12

20,3

Estudiar

14

23,7

10

16,9

35

59,3

Practicar deporte juntos

31

52,5

15

25,4

13

22,0

Salir de paseo juntos

8

13,5

19

32,2

32

54,2

Sentarse y charlar sobre cosas que realmente importan

6

10,1

6

10,1

47

79,6

Otras (indicar)

2

5.13

4

10.2

33

84.6

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Se plantea en la tabla 7 que dentro de las actividades que comparten en familia se encuentra en un 84,75% ver televisión, seguido de sentarse y charlar (79,66 %) y el 69,49 % escucha música juntos. Dentro de otras actividades refirieron comer en familia.

En la investigación realizada en municipios de Andalucía los adolescentes y jóvenes de los grupos de edad intermedias (15-19, 20-24 y25-29) no se diferencian significativamente entre ellos, pero sí en comparación a los grupos de menor y mayor edad (12-14, 30-34), que realizan más actividades con sus familias (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012). Aquí es necesario recordar que el adolescente por características de la etapa tiende a realizar más actividades con el grupo de coetáneos que con su familia.

Tabla 8. Distribución de la muestra según cohesión familiar. Fuente: Elaboración propia.

Cohesión familiar

No

%

Con cohesión(alto)

45

76,2

Cohesión media (medio)

11

18,6

Sin cohesión(bajo)

3

5,0

Se constata que el 76,2 % presenta cohesión familiar, mientras que el 18,64 % tiene un nivel medio y solo el 5,08 % no muestra cohesión familiar. Esto no coincide con los resultados obtenidos en el año 2012 en municipios de Andalucía donde los chicos y chicas de 15 a 19 años muestran el menor nivel de cohesión familiar, diferenciándose significativamente de los sujetos de menor y mayor edad (12-14 y 30-34) (Uso de nuevas tecnologías y riesgo de adicciones entre adolescentes andaluces, 2012).

Conclusiones

Existe un predominio del sexo femenino sobre el masculino. El 61,02% de la muestra tiene computadora en su casa y el 52,77% posee más de una, teniendo el 77,96% un dormitorio propio. El nivel socioeconómico de la muestra es promedio. El 30,51 % de los adolescentes se consideran

avanzados en el empleo de Internet, mientras que en el videojuego el 25,42% considera tener ese nivel y el 40,67% en el uso del móvil.

La mayoría de las familias de los adolescentes estudiados presentan un nivel socioeconómico promedio, que favorece el uso de la tecnología, mostrando el mayor porciento un nivel avanzado y experto en la utilización del móvil, seguido del video juego.

El mayor número de la muestra no tiene adicción a ninguna de las tecnologías exploradas en el estudio, aunque una minoría presenta adicción moderada y grave a internet, video juegos y móvil, lo que puede generar dificultades en las relaciones sociales, pérdida del sentido de la vida sin la presencia de estas tecnologías, desinterés por las tareas escolares y proyecto de vida mal estructurado.

La mayoría de los adolescentes estudiados no consumen sustancias, duermen entre 8 y 10 horas diarias y mantienen relación de ayuda mutua con los iguales. En relación con la familia predomina la cohesión, teniendo preferencia por actividades como ver televisión y conversar de temas significativos. El 52,54 % está satisfecho con la vida, mientras el 40,68% lo está medianamente, planteando como necesidad cambios en su vida.

Estos resultados permiten hacer proyecciones del trabajo educativo, con carácter preventivo, con los adolescentes y la familia, incorporando a los especialistas de salud mental y los docentes al desarrollar temas como utilización del tiempo libre, uso adecuado de las tecnologías, beneficios y perjuicios de estas, factores de riesgo, señales de alarma para la adicción y consejos sobre la relación que se establece entre las habilidades sociales, las tecnologías y el aislamiento social.

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