La integración escuela, familia, comunidad: fundamentos martianos para la comprensión de su necesidad

The integration of school, family and community: Marti´s foundations for understanding its need

Omar Abreu-Valdivia

oabreu@utn.edu.ec

https://orcid.org/0000-0002-7998-2654

Universidad Técnica del Norte de Ecuador

Ramón Pla-López

rplalopez@sma.unica.cu

https://orcid.org/0000-0003-4773-360X

Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez, Cuba.

 

Artículo de investigación derivado del trabajo científico-metodológico.

Recibido: 4 de octubre de 2021               Aprobado: 27 de octubre de 2021              Publicado: 28 de octubre de 2021

 

Abreu-Valdivia, O. y Pla-López, R. V. (2021). La integración escuela, familia, comunidad: fundamentos martianos para la comprensión de su necesidad. Educación y Sociedad, 19(Número especial. Octubre 2021), 84-101

Resumen

El trabajo que se presenta se refiere a la integración escuela, familia, comunidad utilizando fundamentos martianos para la comprensión de su necesidad. Requirió de la metodología de la investigación-acción participativa, del estudio documental para la búsqueda de información publicada en bases de datos científicas como Web of Science, Scopus, Scielo y finalmente en Latindex y otras fuentes. Se empleó el gestor bibliográfico Mendeley. También se aplicaron otros métodos como el analítico-sintético, el histórico-lógico y el hermenéutico. Los resultados más importantes se corresponden con la sistematización de la teoría acerca del tema planteado, basada en los aportes de José Martí que tienen relación con este aspecto determinante en la formación de los seres humanos. El objetivo consiste en compartir la propuesta realizada con la comunidad científica asociada a este tema y someterla a su criterio.

Palabras clave: comunidad, escuela, familia

Abstract

The paper refers to the integration of school, family and community using Marti´s foundations to understand its need. It required participatory action research methodology, document study to search for articles published in scientific databases such as: Web of Science, Scopus, Scielo, Latindex, and other sources. The Mendeley bibliographic manager was used. Other methods such as analysis and synthesis, historical-logical and hermeneutical were also applied. The most important results correspond to the systematization of the theory about the referred issue based on José Martí´s contributions that are related to this essential aspect in the formation of human beings. The objective of the paper is to share the proposal with the scientific community associated with this topic and submit it to their criteria.

Key words: family, school, community

Introducción

La mayor parte de la población mundial vive en un mundo desordenado y caótico. Cotidianamente ocurren escenas relacionadas con la violencia, los conflictos, el hambre, la mendicidad, la migración forzada, las violaciones, la destrucción del medio ambiente, los ataques xenofóbicos, racistas o de odio; la distribución desigual de los recursos, el terrorismo, el analfabetismo, la imposibilidad de acceder al agua potable, a los servicios médicos y a la educación; el abuso de poder y la corrupción, entre otros. Esta triste realidad demanda una solución inmediata. La educación es una alternativa para ello, pero no de la manera tradicional, de la forma en que se desarrolla habitualmente, sino como una respuesta a las necesidades y complejidades de este mundo.

Una de las transformaciones más radicales que exige esa nueva educación es la consolidación de la relación escuela, familia, comunidad. Para lograrla es necesario que cada una de las partes implicadas comprenda la urgencia de este reclamo y tenga la voluntad y la conciencia de la necesidad de la integración de sus esfuerzos por el bien de todos.

No es que esta sea una novedad, o un asunto de último minuto. La necesidad de esta integración se avizoró hace mucho tiempo. En la actualidad se ha convertido en uno de los temas más recurrentes entre los estudiosos. La implicación de la familia en la educación familiar de los hijos, es uno de los cinco temas de mayor impacto sobre los resultados académicos contemporáneos (López, 2015).

Sin embargo, los resultados distan considerablemente de la demanda y los ejemplos que puedan servir de referencia, no son abundantes. Se pierde tiempo en intentos de definición y separación de responsabilidades, en cuestionamientos estériles a la responsabilidad y la autoridad de uno y otro y en la asunción de una posición conformista y pasiva.

El objetivo de este trabajo es someter a la comunidad académica interesada, algunas reflexiones acerca del tema, fundamentadas en una selección de la obra de José Martí cuyo contenido resulta de utilidad para demostrar la urgencia de la atención a esta necesidad vital.

Se aplicó el estudio documental para evaluar e interpretar investigaciones relevantes publicadas en bases de datos científicas como Web of Sciense, Scopus, Scielo y Latindex, asociadas a la integración escuela, familia, comunidad para la comprensión de la necesidad de dicha integración y la determinación de los fundamentos del estudio en obras de José Martí. Se utilizaron fuentes que no se encuentran en estas bases de datos, cuyos autores tienen reconocido prestigio dentro del tema. El gestor bibliográfico Mendeley se puso en práctica para almacenar, organizar y analizar las fuentes consultadas. Se emplearon términos o palabras clave como integración, familia, escuela, comunidad, fundamentos martianos.

La metodología de la investigación-acción participativa facilitó la construcción del resultado que se presenta, enriquecido sistemáticamente, siguiendo una espiral de ciclos de revisión bibliográfica, planificación, selección de contenidos, análisis, acción, reflexión, depuración y construcción del conocimiento. Esta metodología sirvió para perfeccionar otros resultados alcanzados con anterioridad, estudiados con la puesta en práctica del método histórico-lógico.

El análisis y la síntesis permitieron estudiar con profundidad la información disponible y seleccionar la que se consideró pertinente para llegar a los resultados. El método hermenéutico fue de utilidad para la elaboración del informe que se presenta.

Desarrollo

La integración sistémica escuela, familia, comunidad

Según De León (2011) la escuela y la familia son las dos grandes instituciones educativas de las que disponen los niños para construirse como ciudadanos. Ni la escuela ni la familia, pueden desempeñar dicha función de manera aislada y diferenciada una de la otra. Rezeto (2016) opina que la escuela se presenta como institución educativa formal de larga data, tradición y relevancia, que complementa la misión de la familia, al especializar y profundizar la educación del niño en un contexto colectivo. La familia y la escuela se necesitan, sin embargo, no siempre se buscan, ni menos se encuentran.

Para Epstein (2011) entre familias y la escuela debería desarrollarse una relación colaborativa, de sociedad o alianza entre educadores, padres y otros actores de la comunidad, en la que compartan la responsabilidad por el aprendizaje y el desarrollo, mediante un modelo de superposición de las esferas de influencia entre la escuela, familia y comunidad para trabajar en conjunto con el propósito de guiar y apoyar el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes.

Sin embargo, De León (2011) opina que con los años la sociedad fue sufriendo una serie de cambios que han repercutido en las funciones de la familia y la escuela, y esto hace ineludible que se defina qué funciones le competen a cada una, y cuáles deben solaparse, vislumbrándose la necesidad de generar espacios, tiempos y acciones conjuntas, para que con la colaboración de ambas, se dé respuesta a las peculiaridades de la formación de ciudadanos. Ante esta situación, se hace cada vez más notoria la necesidad de implicar a las familias en la vida de los centros educativos, no porque la escuela esté incapacitada para responder a las demandas educativas de la sociedad, sino porque no se debe olvidar la responsabilidad de las familias con sus hijos.

Para Díaz, et al. (2018) la interrelación óptima entre la escuela y la comunidad tomaría como punto de arranque un esquema básico en el que la comunidad actúa como contexto social, entorno físico y factor participante del proceso educativo y de enseñanza-aprendizaje, en tanto la escuela actúa como agente de transformación y desarrollo de la comunidad.

Como se aprecia, en las publicaciones asociadas al tema se utiliza el término relación para referirse a la dialéctica de trabajo que debe establecerse entre la escuela, la familia y la comunidad. La integración escuela-familia-comunidad, constituye una exigencia y a la vez un reto para los profesionales de la educación en la concepción del proceso educativo escolar.

En la bibliografía pedagógica y sociológica, constituye una tendencia en el análisis del tema, la utilización de términos, tales como: vinculación, relación, colaboración, interacción, entre otras y en menor medida, integración (Rodríguez y Concepción, 2020). Lo cierto es que el término que mejor se corresponde con esta realidad, desde este punto de vista, es integración sistémica si se pretende que su funcionamiento contribuya a la solución de los problemas vigentes.

La integración, en este caso, se refiere a la unidad armónica de esfuerzos, voluntades, recursos, tiempo, inteligencias, sentimientos, propósitos, formas de pensar, sentido de la medida, de la urgencia; necesidades, políticas, condiciones, normas, métodos, procedimientos y conocimientos que garanticen que escuela, familia y comunidad funcionen como un sistema para lograr el objetivo de formar integralmente a un ser humano que se comporte a la altura del tiempo que le corresponde vivir y sea útil a la sociedad en el contexto en que se desarrolla.

Objetivamente la integración sistémica, escuela, familia, comunidad contribuye a la concreción de un sistema educativo más eficaz y eficiente, lo cual es imprescindible para formar seres humanos integrales, personas de bien, competentes, capaces de integrarse armónicamente al mundo, para comprenderlo, explicarlo, protegerlo y desarrollarlo en condiciones de complejidad y exigencias ascendentes, garantía de una sociedad civilizada y de un mundo mejor (figura 1).

Figura 1.

Integración sistémica escuela, familia, comunidad como condición para un mundo mejor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La comunidad

Una comunidad según la Real Academia de la Lengua Española (2014) es el conjunto de personas vinculadas por características o intereses comunes. Se trata de un grupo de seres humanos con objetivos, idioma, costumbres, valores, tareas, visión del mundo, proyecto de vida, actitudes, sentimientos, problemas, intereses y ubicación geográfica compartidos.

Díaz, et al. (2018) plantean que se está en presencia de una comunidad cuando es posible identificar que los integrantes de un grupo comparten un espacio geográfico con significado para ellos; cuando la existencia del grupo es consistente y tiene una perdurabilidad y estabilidad temporal que garantiza un mínimo de convivencia y duración asociativa ya sea formal e informal; cuando se cuenta con instituciones y servicios que identifican al grupo y satisfacen sus necesidades de desarrollo, distribución y atención social; cuando se crea una estructura y sistema social, político, económico, cultural, profesional (entre otros), que posibilita la integración; y cuando se verifica la presencia de un fuerte componente psicológico de carácter identificativo y relacional en dos dimensiones: vertical (personal): identificación y sentido de pertenencia a la comunidad y horizontal (interpersonal): conjunto de logros y relaciones.

Estos elementos hacen que la comunidad se identifique y trabaje conjuntamente por mejorar sus condiciones de vida continuamente y establezca relaciones duraderas que favorecen el perfeccionamiento de la misma, sobre la base de los objetivos que se han propuesto colectivamente. Justo es reconocer que no siempre esa unidad es inquebrantable.

La familia

La familia es un grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje (Real Academia de la Lengua Española, 2014). Ese emparentamiento en las condiciones actuales no alude necesariamente a la existencia de vínculos sanguíneos entre todos sus integrantes.

Scola (2012) opina que la familia es un lugar educativo, una comunidad de amor y de solidaridad insustituible para la enseñanza y transmisión de valores culturales, éticos, sociales, espirituales, esenciales para el desarrollo y bienestar de los integrantes y de la sociedad. En la familia se forma la identidad de las personas, se satisfacen las necesidades básicas y de aprendizaje, se adquieren los hábitos de respeto a la educación y al trabajo, se aprende a convivir con otros. Se socializan las normas, los valores, el autocontrol, la responsabilidad, el desarrollo social, el equilibrio emocional y la autonomía (Morandé, 1999; Bolívar, 2006; Romagnoli y Gallardo, 2008; Aylwin y Solar, 2002).

El valor educativo de la familia es reconocido y aceptado siempre que su funcionamiento no sea disfuncional. Se le considera como la primera escuela de las virtudes sociales (Juan Pablo II, 1981) y como la célula básica de la cultura, de la transmisión de la sabiduría humana, que se cultiva y transmite de una generación a otra (Morandé, 1999).

La escuela

Simón (2016) afirma que la escuela tiene una capacidad transformadora cuya potencialidad no es suficientemente valorada. Puede ejercer influencia sobre la cultura familiar, que puede ir desde las modificaciones en las ideas, creencias, valores y expectativas de los padres en relación con sus hijos, hasta los cambios en las pautas de conducta y formas de relación con ellos. Sin embargo, cree que debe abrirse a la integración de las culturas familiares que tienen mucho que ofrecer para el enriquecimiento de la educación de niños y jóvenes pues, la implicación de los padres en el centro repercute positivamente en la calidad de la enseñanza, contribuye a la reducción del fracaso escolar, a la igualdad de oportunidades educativas y a la mejora del ambiente familiar y social.

La escuela es el núcleo de este proceso de integración sistémica. Para ello debe ser una organización inteligente, cuyas innovaciones den respuesta a los desafíos y requerimientos del mundo moderno sobre la base de un aprendizaje sistemático y constante que provoque cambios significativos a favor de la mejora continua. Necesita de liderazgo, organización, control, estimulación, comunicación, recursos materiales, financieros y humanos. Debe asegurar que todos sus integrantes estén aprendiendo continua, sistemática y colectivamente y poniendo en práctica todas sus potencialidades profesionales.

No obstante, no puede lograrlo sola, aislada o por cuenta propia. Necesita de la voluntad política, la sensibilidad e inteligencia de gobernantes y otras autoridades para que la educación, como prioridad suprema, se asuma como un asunto de Estado y se comprenda como la garantía del desarrollo armónico, sostenible y estable de la sociedad. Para que la profesión de educador se convierta en la más respetada y apetecida, este sea el profesional más integral de la sociedad, reciba un reconocimiento social y económico en correspondencia con su valioso aporte y pueda satisfacer sus necesidades crecientes con un salario digno y suficiente. Además, para que el resto de los sectores de la sociedad reconozca que la educación es imprescindible para su desarrollo, se creen condiciones para la compatibilidad laboral y familiar y la escuela funcione como la institución más prestigiosa y respetad de la comunidad y de la sociedad.

Fundamentos martianos para la educación moderna

Es imprescindible que la escuela gane prestigio y autoridad como institución sobre la base de su funcionamiento y resultados integrales. Para ello tendrá que aplicar una concepción ajustada a las exigencias del momento histórico en que funciona. La obra martiana es un talismán orientador para este fin. Según Martí:

La educación tiene un deber ineludible para con el hombre, –no cumplirlo es un crimen: conformarle a su tiempo– sin desviarle de la grandiosa y final tendencia humana. Que el hombre viva en analogía con el universo, y con su época; para lo cual no le sirven el Latín y el Griego. (Martí, 1884, p. 430)

Esta situación es perentoria en América Latina, aunque no exclusiva de esta región del mundo. La transformación de la educación urge en el planeta. Sin embargo, el continente latinoamericano es el más desigual del planeta, lo cual está estrechamente con la necesidad de transformar la educación desde sus raíces.

En nuestros países ha de hacerse una revolución radical en la educación, si no se les quiere ver siempre, como aún se ve ahora a algunos, irregulares, atrofiados y deformes, como el monstruo de Horacio: colosal la cabeza, inmenso el corazón, arrastrando los pies flojos, secos y casi en hueso los brazos. (Martí, 1883, p. 279)

Los hechos cotidianos reclaman el tránsito hacia una educación moderna, actualizada, útil, inclusiva, contextualizada, accesible y científica. En 1884 Martí se preguntó en su Reforma esencial en el programa de las Universidades Americanas, “¿Debe educarse a los hombres en contra de sus necesidades, o para que puedan satisfacerlas?” (Martí, 1884, p. 429). Un siglo y medio después aquella interrogante mantiene vigencia total. No obstante, la respuesta está en la misma obra al afirmar:

El hombre tiene que sacar de sí los medios de vida. La educación, pues, no es más que esto: la habilitación de los hombres para obtener con desahogo y honradez los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen, sin rebajar por eso las aspiraciones delicadas, superiores y espirituales de la mejor parte del ser humano. (Martí, 1884, p. 428).

El reto es modificar la educación y hacerlo con la voluntad política necesaria para generar cambios profundos, radicales y sistemáticos que garanticen el acceso a la misma y la calidad de sus procesos, lo cual exige cambios urgentes y sustanciales.

Como quién vuelve del revés una vaina de espada, se ha de cambiar de lleno el sistema transitorio y vacilante de educación moderna. Mas, no habrá para pueblo alguno crecimiento verdadero, ni felicidad para los hombres, hasta que la enseñanza elemental no sea científica. (Martí, 1883, p. 446).

La educación moderna, útil y necesaria no se impondrá sin contratiempos. Tendrá que vencer la resistencia de la educación tradicional, pero es inevitable. Será necesaria la atención del Estado, la formación cuantitativa y cualitativa de educadores, la capacitación continua, la actualización y la modernización ininterrumpida de los sistemas educativos para solucionar este conflicto inevitable. Al decir de Martí:

Se han hecho dos campos: en el uno, maltrechos y poco numerosos, se atrincheran los hombres acomodados y tranquilos, seguros de goces nobles y plácidos, que le dan derecho de amar fervientemente el Griego y el Latín; en el otro, tumultuosos y ardientes limpian las armas los hombres nuevos, que están ahora en medio de la brega por la vida, y tropiezan por todas partes con los obstáculos que la educación vieja en un mundo nuevo acumula en su camino. (Martí, 1883a, p. 277)       

Se necesita poner fin a los métodos asociados a la escolástica cuya esencia mantiene viva la educación tradicional, anticientífica, para formar al ser humano acto para la sociedad moderna y ese reclamo debe anidar en todos los oídos receptores. Es un secreto a viva voz que:

De todas partes se eleva un clamor (…) alto, imponente y unánime; de todas partes se pide urgentemente la educación científica (…) todos convienen en que es imprescindible, e improrrogable, que se dé. Se siente la necesidad (…) Que se trueque de escolástico en científico el espíritu de la educación (…) Divorciar el hombre de la tierra, es un atentado monstruoso. Y eso es meramente escolástico: ese divorcio, -A las aves, alas; a los peces, aletas; a los hombres que viven en la Naturaleza, el conocimiento de la Naturaleza: ésas son sus alas. Y el medio único de ponérselas es hacer de modo que el elemento científico sea como el hueso del sistema de educación. (Martí, 1883a, p. 278).

La resistencia de la vieja escuela es innegable: se trata de un fenómeno histórico que prevalece en el tiempo. A pesar de los esfuerzos de los últimos tiempos los estilos de dirección y los métodos de enseñanza-aprendizaje de la escuela tradicional, ocupan un espacio importante en las instituciones educativas:

La educación antigua (…) libra ahora sus últimos combates contra la educación que asoma y se impone, hija legítima de la impaciencia de los hombres, libres ya para aprender y obrar, que necesitan saber cómo está hecha, y se mueve y transforma, la tierra que han de mejorar y de la que han de extraer con sus propias manos los medios del bien universal y del mantenimiento propio. (Martí, 1884, p. 429)

El ejemplo de Harvard, una de las universidades más prestigiosas del mundo, impresionó a Martí y la utilizó como demostración de lo que debe hacer una institución para colocarse en el nivel que le exige su época histórica:

Harvard (…) va reemplazando la mera educación literaria… por aquella otra más eficaz y sensata… Bienvenida ha sido, pues, y merece serlo, esta decisión de Harvard de ir acercando a la vida la educación universitaria… De hoy, pues, en adelante, el Colegio de Harvard (…) abre sus costados con mayor largueza a la vida moderna; deja a la opción de sus colegiales el estudio profundo de las lenguas y literatura antiguas… y en su sistema general establece el principio de libertad de los alumnos para escoger, dentro del plan y orden del establecimiento, aquellas asignaturas que por sus tendencias más les atraigan, o por sus proyectos para su futura ocupación más necesiten. Martí, 1885, p. 106)

También proclamó la importancia de tener educadores suficientes y preparados para tal empresa cuando sentenció “Y como por Boston viven los maestros, y de siglos atrás vienen viviendo allí, allí están las más notables Universidades, que aquí llaman colegios; allí Harvard y Yale, que son el Oxford y el Cambridge de los Estados Unidos” (Martí, 1984, p. 429).

Martí y la formación de los sentimientos

La educación científica no es integral si su sistema de contenidos no incluye la formación en valores como máxima prioridad, como un asunto medular (Ramos, et al., 2017) pues “educar en los valores a las nuevas generaciones (…) es el medio fundamental para contrarrestar los efectos negativos de los conflictos y la violencia (Díaz, et al., 2018, p. 165). Martí lo advirtió cuando se refirió a la educación popular y estableció la diferencia entre instrucción y educación cuando expresó: “Instrucción no es lo mismo que educación: aquélla se refiere al pensamiento, y ésta principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes” (Martí, 1883b, p. 375).

Se trata de moldear la personalidad como la arcilla en manos de un escultor sabio porque “cada ser humano lleva en sí un hombre ideal, lo mismo que cada trozo de mármol contiene en bruto una estatua tan bella como la que el griego Praxíteles hizo del dios Apolo” (Martí, 1889, p. 60). Llamó la atención acerca de lo que significa atender la formación de los jóvenes, “edad del crecimiento y del desarrollo, de la actividad y de la viveza” (Martí, 1889, p. 60) que demanda el cuidado del corazón y de la mente porque “Los hombres necesitan quien les mueva a menudo la compasión en el pecho, y las lágrimas en los ojos, y les haga el supremo bien de sentirse generosos” (Martí, 1884a, p. 288).

El ejercicio del bien como antítesis del mal y sustento de la convivencia social armónica, también ocupa un lugar destacado en la obra de José Martí. Ser generoso y bueno son cualidades de mucho valor para el Apóstol quien consideraba que “Los hombres crecen físicamente, de una manera visible crecen, cuando aprenden algo, cuando entran a poseer algo, y cuando han hecho algún bien.” Aseguró además que “La felicidad existe sobre la tierra; y se la conquista con el ejercicio prudente de la razón, el conocimiento de la armonía del universo, y la práctica constante de la generosidad. El que la busque en otra parte, no la hallará” (Martí, 1884a, p. 288). Desde la óptica martiana:

La cultura es la base del bien, de la libertad y de la prosperidad del ser humano. Para él “Ser bueno es el único modo de ser dichoso. Ser culto es el único modo de ser libre. Pero, en lo común de la naturaleza humana, se necesita ser próspero para ser bueno. (Martí, 1884a, p. 288)

Por tal razón los maestros han de llevar a sus clases “no sólo explicaciones agrícolas e instrumentos mecánicos; sino la ternura, que hace tanta falta y tanto bien a los hombres (…) se necesita abrir una campaña de ternura y de ciencia” (Martí, 1884a, p. 288).

Fundamentos martianos para la atención paternal a la educación familiar

Para ilustrar este aspecto tan significativo en la formación de la personalidad, se consideró prudente utilizar las cartas escritas por José Martí a María Mantilla por quien sintió un cariño paternal muy especial que fue reciprocado por la niña. Las fechas de las cartas son un aspecto de particular interés. Todas fueron escritas en pleno apogeo de su fecunda labor organizativa como líder de la Guerra Necesaria, última etapa de la lucha independentista de los cubanos contra España, la cual exigió una entrega extraordinaria para unir a un pueblo dividido y evitar los errores que condenaron al fracaso a la contienda anterior.

En la carta del 2 de febrero 1895, cuando solo lo separaban 22 días del alzamiento que detalladamente preparó, reitera la idea del bien cuando afirma “Los dos seremos buenos, yo para merecer que me vuelvas a abrazar, y tú para que yo te vea siempre tan linda como te vi entonces” (Martí, 1895, p. 212). Estimula en la niña la necesidad de querer, servir, saber y tener autoestima cuando le dice:

Quiere y sirve, mi María. Así te querrán, y te querré (…) ya estarás tranquila, cuidando mucho a tu madre tan buena, y tratando de valer tanto como quien más valga, que es cosa que en la mayor pobreza se puede obtener, con la receta que yo tengo para todo, que es saber más que los demás, vivir humildemente, y tener la compasión y la paciencia. (Martí, 1895, p. 212)

También busca y encuentra el tiempo suficiente para orientaciones relacionadas con tareas o deberes que la pequeña debe realizar independientemente:

Los libros, se habrán quedado en Central Valley, y yo lo he de sentir, sobre todo si se quedó allá el Larousse, que ahora te serviría en un trabajo de cariño que quiero que hagas, para ver si te acuerdas de mí, --y es que vayas haciendo como una historia de mi viaje, a modo de diccionario, con la explicación de los nombres curiosos de este viaje mío--. Atlas, por ejemplo, es el nombre de la compañía de estos vapores: busca Atlas, y escribe lo que encuentres. Athos, es el nombre del vapor: busca Albos. Cap Haitien es el lugar a donde vamos ahora; búscalo, en el Larousse y en las geografías. Y así harás un libro curioso, e irás pensando en mí (…) Tú hallarás. No se sabe bien sino lo que se descubre. (Martí, 1895, p. 213)

No le faltaron las insinuaciones amorosas que demostraban que aquellos ejercicios serían controlados y lo hace de una forma firme, pero suave. Así lo hizo en la carta del 28 de mayo de 1894: “¿Te acuerdas de mí? Ya lo sabré a mi vuelta, por el ejercicio en francés de cada día, que hayas escrito con su fecha al pie, -por la música nueva, por lo que me digan del respeto con que te has hecho tratar, -y por el calor de tu primer abrazo” (Martí, 1994, p. 209).

En la misiva de julio de 1894 recrea una escena que evidencia lo que significa la educación integral de los seres humanos con la valiosa contribución de la familia.

El domingo me preparó la casa de Mercado una gran fiesta de música, para mí solo. Las tres hijas cantan, y una con voz muy pura y llena, y tocan tu rapsodia y tu minueto: por la noche fue lo hermoso, con la orquesta de once, de mandolinas, bandurria y guitarras (…) Son mujeres ya las tres hijas de Manuel Mercado, y para mí son como si fueran niñas. La casa parece una jaula de pájaros deshecha cuando llego. Me han puesto la mesa llena de rosas y nardos: me ha hecho cada una con sus manos un plato finísimo, de comida o de dulce: cada una me ha preparado una sorpresa. (Martí, 1894a, p. 2011)

Las escenas relacionadas con el amor filial y el respeto a la madre también fueron constantes y sistemáticas. La carta escrita en Cabo Haitiano en 1895 da fe de ello “Que tu madre sienta todos los días el calor de tus brazos. Que no hagas nunca nada que me dé tristeza, o yo no quisiera que tú hicieses. Que te respeten todos, por decorosa y estudiosa” Martí, 1895a, p. 295).

El 9 de abril de 1895, a solo dos días de su desembarco en Cuba, por Playitas de Cajobabo para integrarse a la guerra independentista, escribió una carta cuyas enseñanzas agradecería eternamente María Mantilla:

¿Piensa en la verdad del mundo, en saber, en querer, saber, para poder querer, -querer con la voluntad, y querer con el cariño? (…) ¿Se prepara a la vida, al trabajo virtuoso e independiente de la vida? (…) ¿Piensa en el trabajo, libre y virtuoso, para que la deseen los hombres buenos, para que la respeten los malos, y para no tener que vender la libertad de su corazón y su hermosura por la mesa y por el vestido? (…) Mi anhelo es que vivan muy juntas, tu madre y ustedes, y que pases por la vida pura y buena (…) Conocerás el mundo, antes de darte a él. Elévate, pensando y trabajando. (Martí, 1895b, p. 216)

Preocupado por la preparación del infante para la vida se empeña en continuar con las orientaciones de los ejercicios, en este caso la traducción de un libro del francés al español:

Un libro es L’Histoire Générale, un libro muy corto, donde está muy bien contada, y en lenguaje fácil y limpio, toda la historia del mundo, desde los tiempos más viejos, hasta lo que piensan e inventan hoy los hombres. Son 130 sus páginas: yo quiero que tú traduzcas en invierno o en verano, una página por día; pero traducida de modo que la entiendas, y de que la puedan entender los demás, porque mi deseo es que este libro de historia quede puesto por ti en buen español de manera que se pueda imprimir. (Martí, 1895b, p. 217).

¿Cómo debe hacer la traducción?, lo precisa con la sabiduría exquisita de un maestro excepcional:

Tendrás, pues, que traducir el texto todo, con el resumen que va al fin de cada capítulo, y las preguntas que están al pie de cada página; pero como éstas son para ayudar al que lee a recordar lo que ha leído, y ayudar al maestro a preguntar, tú las traducirás de modo que al pie de cada página escrita sólo vayan las preguntas que corresponden a esa página. El resumen lo traduces al acabar cada capítulo la traducción ha de ser natural, para que parezca como sí el libro hubiese sido escrito en la lengua a que lo traduces, que en eso se conocen las buenas traducciones. (Martí, 1895b, p. 217).

La complejidad de la tarea también exigía el uso de algún referente. La Edad de Oro sería la solución, pero sugerida con una modestia y sencillez nada usual en los seres comunes:

Es bueno que al mismo tiempo que traduzcas, --aunque no por su puesto a la misma hora, --leas un libro escrito en castellano útil y sencillo, para que tengas en el oído y en el pensamiento la lengua en que escribes. Yo no recuerdo, entre los que tú puedes tener a mano, ningún libro escrito en este español simple y puro. Yo quise escribir así en La Edad de Oro; para que los niños me entendiesen, y el lenguaje tuviera sentido y música. Tal vez debas leer, mientras estés traduciendo, La Edad de Oro. (Martí, 1895b, p. 217)

Por último, el estímulo, colofón de la misión del padre maestro, colocar a su discípulo en posición de éxito, “Y cuando tengas bien traducida L’Histoire Générale en letra clara, a renglones iguales y páginas de buen margen, nobles y limpias ¿cómo no habrá quien imprima (…) este texto claro y completo de la historia del hombre” (Martí, 1895b, p. 218).

La integración de la familia a las actividades educativas de la escuela se ve afectada por el pretexto de la complejidad de la vida moderna. Muchas veces se priorizan otras tareas, menos complejas y útiles, en detrimento de esta responsabilidad.

La influencia educativa de la familia en la vida cotidiana enfrenta complejidades mayores. Entre ellas, determinar con las nuevas configuraciones familiares quién y cómo se hace cargo de dicha labor, en qué tiempo y con qué recursos y apoyo lo hace, en un contexto actual de difícil compatibilización entre el trabajo y la familia. Si bien la familia es el primer y más importante lugar educativo, tendencias y exigencias propias de la vida moderna --el individualismo, el trabajo exacerbado y deshumanizante y el consumismo--, han puesto bajo presión y en cuestionamiento, la capacidad de las familias para practicar su misión educativa. Paulatinamente, la escuela ha tendido a asumir la responsabilidad de la educación de los niños y adolescentes, en razón de la falta de tiempo de los padres y su desconocimiento de cuán fundamental es su compromiso con la educación de sus hijos (Romagnoli y Gallardo, 2008).

Sin embargo, la complejidad de la vida de hoy dista mucho de las exigencias de la vida martiana cuando se entregó a lo que asumió como una responsabilidad paternal con total devoción apasionada. La mención de las fechas de estas cartas y la introducción de los detalles históricos tiene la intención de desacreditar todo pretexto actual para no cumplir con este deber, sin dejar de reconocer que no se podrá medir al hombre común con la misma vara con que se mide al genio. Esta sentencia tiene dimensión universal y parece un llamado de atención que pudiera ser en plural para todos los padres de estos tiempos “Aprende de mí. Tengo la vida en un lado de la mesa, y la muerte a otro, y mi pueblo a las espaldas: --y ve cuántas páginas te escribo” (Martí, 1895b, p. 218).

Conclusiones

La relación escuela-familia-comunidad es uno de los temas académicos más tratados universalmente, no obstante, su manifestación práctica no se corresponde con las exigencias del mundo contemporáneo.

La escuela no ha ganado el prestigio suficiente para atraer a la familia, mucho menos a la comunidad, con un espíritu colaborativo. Esta institución necesita ajustar su funcionamiento a las características de una educación más moderna y útil apoyada por una política de Estado que lo propicie.

La obra martiana es caudal de fundamentos demostrativos y prácticos que evidencian la necesidad de la integración sistémica escuela-familia-comunidad como garantía de la formación integral de las nuevas generaciones, alternativa de solución de los problemas universales de hoy.

Referencias bibliográficas

Aylwin, N. y Solar, M. (2002). Trabajo social familiar. Ediciones Universidad Católica.

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