Educación y Sociedad

ISSN: 1811-9034 RNPS: 2073

Vol. 21, No. 2, mayo-agosto (2023)

Paradigma de la formación integral social y cultural

Paradigm of integral social and cultural formation

Rita Marina Álvarez-de Zayas

https://orcid.org/0000-0003-0238-715X

Instituto Cubano de Investigaciones Culturales Juan Marinello, Cuba.

Resumen

Se pretende reflexionar sobre situaciones e ideas que ofrece el mundo de hoy, la posición en que estas circunstancias influyen en la educación que están recibiendo la mayoría de los escolares, mirando un poco hacia atrás en rescate de logros anteriores, y visualizando los desafíos que suponen para las ciencias de la educación. Actualmente, los jóvenes tienen más oportunidades para ser independientes: la educación ha flexibilizado las costumbres. Observando el cuadro que predomina, encontramos una permanencia de dificultades en la educación, entre las que sobresalen: el protagonismo expositivo del profesor, sin involucrar al alumno que permanece pasivo; lo que demuestra que el centro de interés educativo es la enseñanza y no el aprendizaje. Es decir, que los conocimientos afloran en las palabras del docente y no se convierten en aprendizaje, en capacidades del alumno y actitudes para la vida. Un nuevo paradigma se debe asumir para perfeccionar la educación.

Palabras clave: formación integral, formación social, formación cultural, paradigma

Abstract

It is intended to reflect on situations and ideas offered by the world today, the position in which these situations place the education that most schoolchildren are receiving, looking back a little in rescue of previous achievements, and visualizing the challenges that they entail. for educational sciences. Today young people have more opportunities to be independent: education has made customs more flexible. Observing the prevailing picture, we find a permanence of difficulties in education, among which stand out: the expository role of the teacher, without involving the student who remains passive; which demonstrates that the center of educational interest is teaching and not learning. That is to say, that knowledge emerges in the teacher's words and is not converted into learning, into student abilities and attitudes for life. A new paradigm must be assumed to improve education.

Keywords: integral formation, social formation, cultural formation, paradigm

Introducción

El trabajo que se presenta, aunque es el resultado de décadas de labor en la formación de profesores, no es conclusivo. Sí pretende reflexionar sobre situaciones e ideas que ofrece el mundo de hoy, la posición en que estas situaciones pone a la educación que están recibiendo la mayoría de los escolares, que miremos un poco hacia atrás en rescate de logros anteriores, y visualicemos los desafíos que suponen para las ciencias de la educación.

Hoy día los jóvenes tienen más oportunidades para ser independientes: la educación familiar ha flexibilizado las costumbres, pasan vacaciones con sus amigos, tienen relaciones sexuales más temprano, con tan solo diez y seis años pueden hacer uso del sufragio universal, motivados por la rica información a que tienen acceso en internet aspiran a conocer otros países, viajar, estudiar, trabajar fuera de sus fronteras.

Pero, todo esto supone tener madurez intelectual y capacidades para dominar las tecnologías digitales y usar la información inteligente y responsablemente, dominar otras lenguas; prepararse conscientemente para ser productivo y autónomo; analizar las cualidades de las personas con quienes comparten, saber cuáles son los principios básicos para vivir en sociedad con paz, trabajo, amor; saber escoger los amigos; pensar qué es divertirse, qué es tener éxito y sexo responsable; en qué consiste ser feliz, cómo contribuir a la felicidad de los demás; comprender la situación económico- social-política nacional e internacional; conocer de otros países: su cultura, historia, costumbres, tradiciones, leyes, tipo de desarrollo; haber obtenido una sensibilidad emocional y cultural para ser capaces de afiliarse a las posturas dignas, responsables, solidarias, patrióticas; saber enfrentarse y defender los valores que lo hagan cada vez mejor persona, mejor miembro de su familia, mejor ciudadano de su país y del mundo.

Frente a estas realidades preguntémonos:

Observando el cuadro que predomina, encontramos una permanencia de dificultades en la educación, entre las que sobresalen: el protagonismo expositivo del profesor que prácticamente agota el tema que enseña, sin involucrar al alumno que permanece pasivo, escuchando y tomando notas para después memorizarlas y poder salir bien en el examen; lo que demuestra que el centro de interés educativo es la enseñanza y no el aprendizaje. Es decir, que los conocimientos afloran en las palabras del docente y no se convierten en aprendizaje, en capacidades del alumno y actitudes para la vida.

Igualmente está muy presente la utilización casi exclusiva del libro de texto como fuente de conocimientos; la ausencia de compartir labores en equipo, la exclusividad del aula como escenario docente; la gestión de la escuela centralizada e inflexible, tanto en el funcionamiento administrativo como en el técnico, estilo que se refleja en la docencia; la educación no vincula al alumno con su ambiente natural, no se relaciona activamente con su localidad, mientras los padres y la comunidad no participan de la vida escolar.

El cuadro que he dibujado, refleja un paradigma tradicional del siglo XIX y principios del XX, acorde a los tiempos del postmodernismo y, aunque no todas estas dificultades se estén dando juntas en cada escuela, en cada aula, la sobrevivencia de algunas de ellas pone en evidencia la existencia de problemas macro, pues analizado con rigor científico, el proceso educativo es un sistema complejo e integral, en el que sus componentes forman parte de una concepción teórica única, articulada y, aunque uno de esos elementos se cambie por uno nuevo, perteneciente a otro enfoque, como está sacado de su contexto, quedará contaminado por el sistema donde se ubica.

Los conocimientos que difunden esos modelos lineales y pasivos, llevan a que los alumnos los sientan como algo inerte, que no tiene ninguna relación con resolver problemas de su vida. Por otro lado, los estudiantes tienen hoy tan fácil acceso a la información, que pueden dudar de la necesidad que tienen de ir a la escuela, aparte de que la inercia hace perder la ilusión a quienes, de algún modo, se sienten activos. Algunos especialistas que estudian estos fenómenos advierten que el acceso a la información por medio del internet está desarrollando, en las nuevas generaciones, más autonomía y desenvolvimiento profesional y la práctica dice que muchos jóvenes triunfan en su trabajo, en la vida, sin hacer carrera, o sin terminar los estudios universitarios.

Sumémosle a todo esto, el rol del profesor. No todos los docentes son remisos a la innovación, algunos insertan nuevos elementos en su práctica de aula, pero estos no responden a un nuevo enfoque y se hace evidente que su mentalidad no ha cambiado. A propósito, se puede revisar un trabajo de mi autoría que, frente a situaciones similares, advertía y titulaba: “Cambiar mentalidades en los centros formadores de profesores” (Alvarez De Zayas, 2000).

¿Quién hubiera dicho que algo tan inesperado, como la pandemia del coronavirus, pondría en crisis el modelo didáctico de muchos docentes? Al interrumpirse las clases presenciales quedó expuesto que no todos los alumnos tenían equipos digitales, ni las habilidades para usar internet y, mientras las evaluaciones demostraban un déficit en los resultados básicos de muchos escolares, las calificaciones fueron más altas. Lo importante es la conclusión de que, a pesar de que la situación ha cambiado, muchos docentes siguen evaluando la memoria porque no han enseñado otras vías y, tampoco están preparados para enseñar a utilizar internet, con los objetivos de superar los problemas que se puedan presentar en la vida cotidiana.

¿Y el currículo? El currículo es de las dimensiones indispensables de la educación que cambia poco y, aunque a veces se introduce algún elemento novedoso, como no se modifica el resto de la concepción didáctica que lo sostiene, no hay avance, lo que demuestra inconsistencia en el manejo de las teorías didácticas y curriculares. Pero, lo peor es que a veces se llega a una propuesta curricular mejor, acorde a la solución de problemas reales, y este avance no se convierte en capacitación para los profesores que forman docentes, ni para los funcionarios que dan seguimiento a los docentes en ejercicio, con lo cual no se produce el cambio de mentalidad en los maestros y, por supuesto, no tiene como llegar a la población escolar. De nuevo, el problema es falta de un pensamiento global, integral, de la educación; el problema no se trata socialmente, como política, ni como un factor que se apoya en un sistema de ciencias.

Si hablamos de la preparación de los maestros y profesores cabría decir que en muy pocos países el currículo de estas carreras se diseña con una concepción profesional (Alvarez De Zayas, 2003) cuyo sentido principal sería, -parafraseando a José Martí (1961): poner a las nuevas generaciones de ciudadanos a la altura de su época-, sino con la preocupación puesta en el cúmulo de conocimientos que el docente habrá de “trasmitir” a los estudiantes, con lo cual cada año vuelven a graduarse nuevas camadas de maestros que no dominan las capacidades y competencias profesionales para educar.

Desarrollo

Urgencia del cambio en educación

¿Cómo podemos cambiar la situación que tenemos actualmente en la educación y que, prácticamente, se generaliza? Frente a respuestas de diferentes tipos y envergaduras, consideramos que el cambio tiene que ser sistémico y urgente. Hablamos de un cambio profundo en las instituciones educativas, en los docentes, en los padres, en las comunidades, en los contenidos, en los medios utilizados, en las habilidades que hay que desarrollar en los escolares, para que se conviertan en saberes, sentimientos, actitudes y valores.

Antecedentes del paradigma “formación integral social cultural”

Antes de hacerles la propuesta de un nuevo paradigma educativo, vale la pena que les mencione, brevemente, los antecedentes en los que apoyamos dicha propuesta. A fines de los 60s comenzamos a innovar en la formación de profesores de historia en el entonces Instituto Pedagógico, después Universidad Pedagógica Enrique José Varona, de La Habana, para abandonar las concepciones tradicionalistas, positivistas, en la enseñanza de la historia y en la formación del profesor de esta especialidad. Lo primero fue ampliar los saberes históricos, hasta entonces centrados en lo político-militar, a toda la cultura, a la sociedad: ideología, ciencia, arte, costumbres y a enseñar a pensar más globalmente, integralmente.

Con el paso de los años se fueron sistematizando resultados que se aplicaron en varios tipos de currículos y esto permitió llegar a teorizaciones didácticas que se generalizaron a otras especialidades, lo que quedó recogido en libros de textos y materiales para estudiantes y docentes, se aplicó en cursos de postgrados a profesores de otros institutos pedagógicos del país y otras universidades, en superación a los metodólogos de esta rama del Ministerio de Educación y en mi tesis de doctorado: El Perfil del Profesor de Historia (1982).

Se creó el Grupo de Investigación Historia-Alumno-Sociedad (Alvarez De Zayas, 1998) y se comenzó la tarea de dirigir tesis de doctorados con temas derivados de las concepciones novedosas, lo que dio paso a la primera Maestría en Enseñanza de la Historia y las Ciencias Sociales, (1996-98), dándose a conocer mediante artículos, ponencias y cursos en Congresos Internacionales de Pedagogía de Cuba y el extranjero (desde1986) y en asesorías a universidades de varios países de Latinoamérica (desde la misma fecha).

El proceso de décadas alcanzó la dimensión curricular e investigativa con la capacitación integral a todo el claustro de la Facultad de historia y ciencias sociales de la UPEJV, capacitación que facilitó que todos ellos pudieran actuar como analistas-evaluadores de su docencia (Plan de Estudios B) y diseñadores y experimentadores de un nuevo Plan de Estudios “C”. (1984-90), regido por este paradigma, hasta comprobar la eficiencia de dicho modelo, que presento seguidamente.

Paradigma de “formación integral social cultural”

Este nuevo paradigma aspira a que la educación se dirija al desarrollo integral de la personalidad. Es un fin de este modelo que los sujetos de la educación lleguen a desarrollar capacidades para aprender conscientemente los saberes que tienden a hacerlos responsables de su papel como individuo, hallar satisfacción de su trabajo y contribuir a su desarrollo.

Demostrado está que los sujetos de la educación se interesan por lo que está vinculado a su vida, al ambiente que les rodea, a sus problemas. Asimilar este concepto es un vuelco de mentalidad importante que tenemos que lograr en nuestras reformas educativas. Hay que partir de los intereses de los alumnos, para crear la necesidad de saber y eso funcionará como motor impulsor para su aprendizaje.

El desarrollo del pensamiento, no para repetir los saberes de las ciencias, sino para que sean capaces de utilizarlos para la vida, para conocer su realidad en su complejidad, para saber observar lo particular de los hechos y, más allá, las relaciones entre ellos, sus nudos, cómo se analizan, se explican, se valoran y cómo se pueden desatar, no solo en el plano social, sino estar informado y entender lo que sucede en la naturaleza y tomar medidas para detener el espantoso fin anunciado.

Este enfoque lleva explícito el desarrollo de habilidades cognitivas, en aras de lograr autonomía en la actuación: saber seleccionar información, evaluar posiciones de individuos y de grupos, tener ideas propias, defender sus posturas, acompañado del dominio de los diferentes lenguajes de información, comunicación, socialización.

Hay algo que no todos tienen claro. Resulta hoy imprescindible para la sostenibilidad de nuestros países, la identificación con el pasado, sus raíces, su cultura, su historia, tradiciones, con las figuras relevantes y las acciones colectivas, para conocer la complejidad que vivieron sus protagonistas, haciéndolos conscientes de que ese ejercicio los ayudará a comprender su presente, mejorarlo y defender su soberanía y su cultura (Alvarez De Zayas, 1999).

Buscando este paradigma una educación multidimensional, surgió como historia total social, cultural, que descansa en una visión holística de los contenidos, entendido lo global, lo cultural, no como conocimientos, sino como base para integrar el resto de los saberes y convertirlos en una actitud hacia la vida y de disfrute del conocimiento, del arte, la belleza, la ciencia, la amistad, la justicia, la vedad. Es objetivo final que el educando sepa ser feliz y contribuir a la felicidad de los demás, disfrutar de lo que hace, respetar las individualidades y los derechos colectivos, moverse impulsado por el amor, la solidaridad, la unidad, la tolerancia, la paz, la democracia y demás valores positivos.

Las habilidades, capacidades, competencias son el tipo de contenido esencial y más novedoso en este modelo. (Alvarez De Zayas, 2006) El paradigma de Formación Integral Social Cultural, parte del criterio de que la amplísima información de que se dispone hoy, es imposible de recordarla en su totalidad, aunque pasemos muchos más años en la escuela. Lo que lleva a la primera conclusión: hay que aspirar a que la escuela y la sociedad contribuyan a entender, con naturalidad, que los años escolares no bastan para dar la información necesaria, por lo que parte de nuestro tiempo de vida, deberá ser dedicado a informarse, especialmente para y durante la labor profesional. La segunda conclusión sería que, en tanto los conocimientos están por todas partes, es más útil aprender a buscarlos, seleccionarlos, reconstruirlos de acuerdo a los fines del trabajo que se realiza, para poder seguir utilizándolos con autonomía y disfrutarlos como cultura.

Actualmente, lo más importante es lo que cada individuo sea capaz de hacer. Es la única vía que les permitirá afrontar su vida. Hoy se necesita de personas que sepan pensar y pensar con autonomía, dominando las acciones cognitivas válidas para cualquier profesión. El proceso de aprendizaje consciente, meta cognición, motivado por conocer, por resolver situaciones, lleva de forma natural a ser mejor persona, mejor trabajador, mejor ciudadano, máximos objetivos de este modelo.

También es una habilidad pensar científicamente, es decir, en el plano de dominar el método de las ciencias, por ejemplo: pensar históricamente, pensar matemáticamente, para esa inteligencia aplicarla en la innovación, la investigación, la crítica, la creación, el trabajo en equipo, en liderar, solucionar conflictos, crear más conocimiento, pero ello también es útil para disfrutar más de la cultura, del arte, de la vida en general.

Lo esencial de este paradigma es que está centrado en el alumno como protagonista principal, es decir, en que él aprenda y, para tal, se requiere que sea activo. La metodología es la categoría didáctica cuya esencia es la dinámica del proceso de aprendizaje. En este modelo el docente guía al alumno para que este actúe (Alvarez De Zayas, 2016). Los métodos, los procedimientos, integran las acciones de aprendizaje del escolar, mediante las cuales ejercitan las habilidades previstas y le permiten reconstruir y reorganizar los conocimientos que pasan a ser su material de estudio. Las actividades: entrevistas, experimento, análisis de documentos, de conferencias, asistencia y análisis de obras culturales, excursiones a la naturaleza, si están bien pensadas y estructuradas, si responden al desarrollo de los escolares, conducen a la formación de actitudes y valores.

Las fuentes, como parte de la metodología, pueden ser cualquiera que tenga la información requerida, desde textos, documentos, experimentos, ensayos, novelas, testigos de hechos, la naturaleza, la importante información del profesor, todas son válidas. Lo necesario es que el maestro las utiliza para orientar, sugerir, facilitar, como vías para extraer y procesar los saberes.

Los medios: libros de textos, cine, televisión, mapas, objetos y otros, son los contenedores de la información. Un problema didáctico de hoy es pensar en las TICs como medios de información que ofrecen conocimientos y que en su utilización el estudiante puede desarrollar habilidades y formar actitudes, si son utilizadas con eficiencia.

¿Los escenarios?, variados, no siempre en el aula. El mundo está fuera del salón de clases: el campo, las calles, los monumentos, el museo, las personas, el teatro, el laboratorio, centros productivos: un taller, los campos de agricultura, una industria, el puerto, otras escuelas, donde el alumno entra en contacto con la comunidad, con la realidad, sea rural o urbana.

Este modelo prioriza la comunidad como contenido de aprendizaje y escenario de contacto con la realidad, donde se aplican las ciencias, las artes, las creencias, cuestión que se debe visualizar en la gestión curricular. La comunidad, el contexto social es, además, la mejor materia prima para formar en valores al escolar, porque es la realidad, en su complejidad, donde tiene que aprender a vivir. Por lo tanto, es idóneo vincular la escuela con la vida, sin olvidar, que él tiene otra vida fuera de la escuela, de la universidad, constituida por intereses, sentimientos, problemas.

La evaluación se dirige a comprobar los resultados del proceso de aprendizaje del estudiante, ya sean parciales y/o final. En el paradigma de educación integral, social, cultural, los resultados son el producto del trabajo del escolar en la construcción de los conocimientos. El cuaderno que elabora de cada tema, refleja el resultado del proceso de estudiar, de aprender e incluirá, entonces, la solución de un problema, un resumen, un dibujo, un mapa, un guion para dramatizar, una canción para el coro, sus criterios sobre algún asunto.

Lo que tuvo que memorizar se comprueba en su aplicación, no en lo memorizado. En este modelo la evaluación no es propia del maestro, como en la educación autoritaria. La evaluación también es un proceso de formación de habilidades que hay que aprender. Hay que enseñar al alumno a autorregular su aprendizaje, es decir: autoevaluarse, co-evaluarse, lo que es imprescindible para la vida: valorar, tener criterio, hasta de sí mismo, saber expresarlo sin ofender, disponerse a ser mejor y, otros valores que se comprueban a través de los productos elaborados por los estudiantes en el proceso de evaluación.

¿El Curriculum? El Curriculum (Alvarez De Zayas, 1997) no puede quedarse fuera de este análisis. Los especialistas que elaboran los currículos, a todos los niveles, deben dominar las ciencias en que esta labor se apoya: la pedagogía, la didáctica, la teoría curricular, la sicología educativa, la sociología de la educación y la práctica de la enseñanza aprendizaje para mantenerse actualizados, ser creadores de nuevas concepciones educativas y presidir los procesos de evaluar sus resultados, con vistas a su permanente perfeccionamiento.

¿La escuela? Tal como hoy se concibe la escuela, casi en su generalidad, no da cabida al nuevo paradigma y está llamada a cambiar. Ella tiene que albergar y estimular las innovaciones de sus maestros y formar parte de ellas, que le permita reconocerse como centro de avanzada no solo a lo interno, sino hacia la comunidad. La enseñanza buscando saberes y formas de vida en la comunidad. La comunidad y los familiares yendo a la escuela a superarse, a conocer más de sus hijos, a aportar experiencias personales y profesionales. Esta es tarea priorizada para impulsar en ese trabajo.

Formación y gestión del maestro y el profesor

Como hemos dicho, este paradigma pone en su centro al alumno, pero no quiere decir que aprenda solo; el gran actor es el maestro. Si aspiramos a una formación integral del estudiante, el maestro tiene que estar a la altura de este fin. Por lo tanto, la formación del maestro tiene que ser del desarrollo personal: ético, culto, amante de su vocación, ejemplar; profesional con competencias y cualidades. El maestro, no resuelve el problema del alumno, no puede aprender por él, sino que diseña, planifica, guía, orienta qué reelaborar, cómo hacerlo mejor, confirma el resultado, estimula.

La formación del maestro, del profesor, tiene que incluir todas las aristas que hemos tratado: contenidos de las ciencias, didáctica, teoría curricular, investigación, a lo cual se agrega hoy, el conocimiento y la gestión en la comunidad: el maestro debe tener información sobre qué puede utilizar de ese escenario: saber de sus protagonistas, sus productores, sus logros, sus problemas, su cultura, su historia y con qué metodologías puede operar.

Pero, hay más, si actualmente toda la sociedad tiene que aspirar a tener mentalidad y actitud de científico, de investigador, el primero en la lista tiene que ser el maestro, el profesor, de quien depende toda la sociedad.

El maestro tiene que dejar de ser un repetidor de conocimientos, de información, para pasar a ser un verdadero educador, un formador, un agente cultural, e incluso, un investigador que sepa como analizar, evaluar y mejorar su propia gestión educativa e integrar todo esto didácticamente. La formación del docente es hoy una misión de primer nivel que debía estar en el centro de las ocupaciones de toda la sociedad.

Retos para las ciencias que aportan al proceso educativo

Desde hace algunos años, con un grupo de ex alumnos protagonistas de las experiencias exitosas anteriores, hemos retomado el tema que nos ocupa con el interés de analizarlo a la luz de nuevos problemas y de los cambios que dicta la nueva era, para actualizarlo, enriquecerlo y, en estos momentos, lidero un proyecto que consiste en un sistema de capacitación: TPH21, “Transformación del Profesor de Historia para el siglo XXI”, dirigido a los actores que intervienen tanto en la formación universitaria del profesor de historia y ciencias sociales, como para los funcionarios: metodólogos del Ministerio de Educación que dan seguimiento a los docentes en ejercicio a nivel nacional.

Un elemento muy importante es que la experiencia anterior vale para considerar, que la introducción del nuevo paradigma toca no solo a los actores, a los escenarios donde se mueve el proceso de educar, a los centros educativos, a los funcionarios, sino que también impacta sobre las ciencias de la educación.

En Cuba se ha ido creando una “escuela” alrededor de este modelo educacional. Los resultados de decenas de investigaciones, innovaciones y experiencias que se vienen realizando, son útiles en primer lugar, para enriquecer la Historia de la pedagogía y de las didácticas. Además, permite actualizar la propia ciencia didáctica, con las nuevas visiones, desde los fine de la educación, hasta el control de los resultados.

Este nuevo paradigma educativo también incide, directamente, en el campo curricular de la enseñanza y de la formación del profesor, no solo en el sentido de la reelaboración periódica que supone, sino en la propia teoría curricular y, por último, impacta en la concepción y estructuración de la capacitación permanente del profesorado.

Conclusiones

Lo logrado en los campos anteriores, sumado a la generalización del uso del internet y sus medios, hace pensar en el tratamiento que hay que dar a ambos, como factores que pasan a formar parte de la didáctica. En Cuba ya han surgido pioneros estudios sobre el uso de internet bajo este enfoque y hay que continuar dedicando investigaciones de esta naturaleza para determinar sus particularidades no solo informativas, sino formativas, desde dificultades para seleccionar con criterios científicos los contenidos que brindan, a veces manipulados, su carácter de fuentes, el método de pensar digitalmente y las formas de evaluación, en el marco de una didáctica que descanse en este paradigma.

Asimismo, merecen los estudios en la sociología de la educación, por el papel protagónico que damos a la comunidad en este modelo y, no menos importante sería analizar, en el terreno de la sicología educativa, al alumno, en tanto se exige más de él como sujeto activo del aprendizaje en este paradigma, que en los practicados tradicionalmente.

Todas estas son tareas que los científicos de la educación tenemos que afrontar en los tiempos venideros, en las que debemos involucrar a maestros, estudiantes de magisterio, actores sociales, especialistas de otras ramas, en las que me es grato creer que podemos compartir nuestras próximas experiencias.

Referencias bibliográficas

Alvarez De Zayas, Rita Marina (2000) “Transformar mentalidades en centros formadores de docentes: Vía para emprender las reformas educativas: experiencias en países de Latino- América”. Horizontes Educacionales, 5 (1), 7-21.

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--------------------------------------. (1998) “Historia-Alumno-Sociedad: bases para un proyecto Curricular Activo y participativo”. Revisa de Teoría y Didáctica de las Ciencias Sociales, Mérida, Venezuela, No. 3, 14-20.

---------------------------------------- (1999). “Historia para aprender a vivir”. Torres de los Lujanes. Boletín de la Real Sociedad económica Matritense de Amigos del País, No. 40, 171-188.

----------------------------------------. (2006) “Didáctica de la historia y de las Ciencias Sociales. Aprender del pasado para ser protagonista del presente”. Editorial Kipus, Cochabamba, Bolivia.

-------------------------------------- (2016) “Metodología del Aprendizaje y la Enseñanza”. Libro. 1ª. Edición, Kipus, 2002. 2ª. Edición: La Edad de Oro, 2012. 3ª. Edición. Kipus.

----------------------------------------(1997) “Hacia un Curriculum Integral y Contextualizado”. Universidad Autónoma de Tegucigalpa, Honduras.

Martí, José (1961) Ideario Pedagógico, Imprenta Nacional, Ministerio de Educación.

Ensayo científico derivado de la sistematización de investigaciones científicas de la autora.

Recibido: 22/04/2023 – Aceptado: 28/04/2023 – Publicado: 29/05/2023

Álvarez de Zayas, RM. (2023). Paradigma de la formación integral social cultural. Educación y sociedad, 21 (2), 39-51. https://doi.org/10.5281/zenodo.7976403