Las reformas universitarias en El Salvador,
apuntes conclusos y desafíos en el nuevo milenio
University
reforms in El Salvador, concluding notes and challenges in the new millennium
Autores: Lic. Miguel Quintanilla Villegas
MS.c. Ana Marta Concepción Moreno de Araujo
Dr.C Roberto Hernández Rauda
Institución: Universidad Dr. Andrés Bello, El
Salvador
Correo electrónico: miguel.villegas@unab.edu.sv
Resumen
El Salvador desde 1950, da
inicio a la Reforma Universitaria a través de la lucha estudiantil para la
creación del Cogobierno Universitario; el reconocimiento de la autonomía
universitaria y el régimen a través de la Ley Orgánica en la Constitución de la
República; siendo estos los precursores para un proceso de mayor profundidad,
el cual, a pesar de tener una duración de pocos años (1963 - 1972), permite
potencializar las transformaciones más acentuadas para las universidades
salvadoreñas, la creación de condiciones para un sistema de universidades
privadas y la intervención legal y militar de la universidad estatal que cierra
el ciclo. Hasta la fecha, los apuntes Conclusos determinan que las Reformas no
solo han permeado al sistema de Educación Superior público, sino también al
privado, siendo en buena medida yuxtapuestos e inflexibles. Los desafíos en la
actualidad, son orientados hacia una nueva legislación que permitirá dar
preponderancia a la calidad académica por sobre otros atributos en todas las
Instituciones de Educación Superior. El objetivo de este artículo es describir
las características de las Reformas Universitarias a través de sus etapas, aspectos
conclusos y desafíos actuales para analizar los impactos generados en la
Educación Superior en El Salvador.
Palabras clave: Reformas, Universidades, Ley de Educación Superior.
Abstract
Since 1950
at El Salvador, the University Reform begins, through the student struggle for
the creation of a University Co-government; the recognition of university
autonomy and the regime through the Organic Law in the Constitution of the
Republic; being these the precursors for a process of greater depth, which, despite
having a duration of a few years (1963 - 1972), allowed to potentiate the most
accentuated transformations for the Salvadoran universities, the creation of
conditions for a system of private universities and the legal and military
intervention of the state university that closes the cycle. Until this date,
the notes conclude that the reforms have not only permeated the system of
public higher education, but also the private sector, being largely juxtaposed
and inflexible. The challenges at present, are oriented towards a new
legislation that will allow to give preponderance to the academic quality over
other attributes, in all Higher Education Institutions. The purpose of this
article is to describe the characteristics of the University Reforms through its
stages, aspects and current challenges to analyze the impacts generated in
Higher Education in El Salvador.
Keywords: Reforms, Universities, Higher Education
Law.
Introducción
La reforma universitaria como
proceso de regulación, ampliación y fortalecimiento de las instituciones han
sido características del proceso salvadoreño en diversos momentos y contextos, permitiendo
el desarrollo y crecimiento de la educación superior a nivel nacional. Es por
ello que los objetivos específicos de este articulo son: a) Desarrollar una
periodización de las etapas reformistas de las instituciones de Educación
Superior en El Salvador con el propósito de identificar las condiciones
económicas, políticas y sociales en las cuales se llevaron a cabo las
transformaciones universitarias, y b) Describir aspectos conclusos de las
Reformas Universitarias para explicar los desafíos actuales de las instituciones
de Educación Superior.
Al profundizar en los
resultados obtenidos por las Reformas Universitarias, existe una potencialización
hacia el rescate de la memoria histórica y las historicidades de los sujetos
que participaron en las diversas etapas que las conformaron. Permite además,
describir la popularización de la Educación Superior, la cual logra la
expansión hacia distintas clases sociales por el sistema público (en primer
momento) y privados (a posterior). Con ello, la diversidad de enfoques que cada
una de estas instituciones aplica, ha enriquecido las dinámicas científicas,
académicas y la profesionalización, entre otras, en el Sistema de Educación
Superior en El Salvador.
Desarrollo
1.
Consideraciones metodológicas
La metodología cuenta con un
carácter cualitativo, histórico - hermenéutico, y en un primer momento se
realizó un abordaje diacrónico, a partir de la revisión hermenéutica que abarcó
el periodo entre 1944 a 1972, con lo cual se realiza una construcción
situacional (político, económico y social). A posterior, se realizaron
entrevistas a informantes claves, que participaron directa e indirectamente de
las reformas de 1960 en la Universidad de El Salvador. También se consultó el
material periodístico de las épocas en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional
«Francisco Gavidia», y de la Biblioteca de la Universidad de El Salvador en «Colecciones
Especiales».
Por otro lado, se entrevistaron
a rectores de universidades privadas, quienes proporcionaron información
valiosa sobre sus experticias sobre la reforma, y cómo la misma confluye en la
fundación de centros de estudios durante la década de 1970 hasta la fecha. Todo
ello permitió ampliar la periodización, debido a la incidencia de los marcos
regulatorios Estatales en el funcionamiento de las instituciones a nivel
nacional, sobre todo en las instituciones de educación superior privadas.
De esta forma, se construyó
una periodización que permite la identificación de elementos contextuales que
potencializaron las transformaciones de la educación superior a nivel nacional.
Por su parte, los elementos sincrónicos que proporcionaron las entrevistas, permitieron
profundizar en las conclusiones de las distintas reformas que se han suscitado
en El Salvador y posiciona los desafíos que se orientan hacia nuevas formas de
regulación, evaluación, entre otras.
2.
Jornadas de verdadera liberación estudiantil
Entre 1944 y 1950, El Salvador
se encuentra en un periodo convulsionado, años donde los militares se
disputaban la administración del poder ejecutivo con diversas plataformas de
gobierno impulsadas por los grupos oligarcas, los cuales, hasta ese momento,
consideraban que los militares eran capaces de realizar la administración del
Estado; en ese contexto y precisamente en 1950, se emite la nueva constitución
de la República (El Diario de Hoy [EDH], 1950a).
En estos años también, se
inicia la transformación hacia las industrias de manufactura, reconversión del
agro hacia la diversificación de cultivos, construcción de represas para la
generación de energía eléctrica, entre otros aspectos que perfilaron a El
Salvador como un país en vías de desarrollo.
Los procesos de innovación
económica, política y de mejoría social, también llegaron hasta la Universidad
de El Salvador, la cual se encontraba en proceso de ampliación y adquisición de
nuevos espacios, creación de diversas facultades, carreras, centro de
investigación y aumento en la población estudiantil y docente, entre otros
aspectos, proyectada por el Gobierno Universitario de la época, presidido por
Carlos A. Llerena (La Universidad, 2013).
La característica de la
autonomía era vinculante a decretos presidencialistas, los cuales dan inicio
desde 1928, con la elección de autoridades por parte de personal académico. Con
la entrada de los gobiernos militares en 1931, el Gral. Maximiliano Hernández
Martínez (1931-1944), la autonomía se ve fortalecida en 1933, vulnerada y
recuperada en 1939 (Flores, 1976). Otra característica de la misma, consistió
en el carácter triunfalista asignado en 1944, a posterior de la Huelga General
de «Brazos Caídos», que concluye con el derrocamiento del Gral. Hernández
Martínez (Diario Oficial, 1944). Durante todos los procesos, siempre se
resguardó el perfil de elección de autoridades por los académicos, excluyendo a
sectores estudiantiles y académicos no docentes de la Universidad de El
Salvador.
La imagen de reelección de
autoridades había penetrado en el imaginario del estudiantado de la Universidad
de El Salvador, que para junio de 1950, los vacíos en la elección de
autoridades del Consejo Superior Directivo de la misma, permitió desarrollar
esfuerzos y acciones necesarias para la reelección del Rector Carlos A. Llerena
para un segundo periodo (1950-1954), y su cuerpo de decanos (Mejía, 2012). Esto
originaría una reacción de resistencia por parte de los estudiantes, y da
inicio a un proceso reformista por el acceso a la administración universitaria.
El sector estudiantil
aglutinado en la Asociación General de Estudiantes Universitarios Salvadoreños
(AGEUS), se declara en huelga ante la reelección de las autoridades, y una de
las primeras acciones es la toma del edificio del «Paraninfo», como acto de
rebeldía y de desconocimiento de las autoridades universitarias, el 19 de julio
de 1950. Además, como parte de una estructura orgánica que promoviera una nueva
administración de la institución, se conforma un Comité Revolucionario
Estudiantil, con la finalidad de legitimar e informar a la población en su
conjunto sobre las decisiones y acciones que se desarrollarían, para no
permitir el segundo periodo del Rector Llerena (EDH, 1950b).
La AGEUS desarrolló un rol
fundamental durante los procesos huelguistas que se realizaron entre los meses
de julio y septiembre de 1950, ya que lograron movilizaciones masivas de
estudiantes en apoyo al desconocimiento de las autoridades, de solidaridad por
la toma de las instalaciones universitarias y de solicitud de la Reforma en la
elección de autoridades (EDH, 1950c);
La correlación de fuerzas con
sectores académicos universitarios, colegios académicos, Asamblea Legislativa
de la República y de algunos sectores de Educación Secundaria para el
desarrollo de una Reforma Universitaria, que potencializara el gobierno
tripartito entre Estudiantes (Cogobierno), Académicos (profesores) y no
Académicos (profesionales graduados) de elección libre.
Es así que la estructura
elegida durante dicho proceso dimite del cargo, en algunos casos por desconocimiento
de su nombramiento, y otros porque habían sido consecuentes del proceso
estudiantil y protestan en contra de sus nombramientos (EDH, 1950d), y para
septiembre de 1950, el Rector Carlos Llerena depone su cargo (Mejía, 2012; EDH,
1950e), obteniendo así los logros que persiguió la lucha contra la reelección
de autoridades «…queda plasmada la autonomía de la universidad, se le da la
autonomía administrativa, la autonomía económica y la autonomía académica…»
(Alvarenga, 2018).
La Asamblea Constituyente reconoció
en el artículo 205 que la Universidad de El Salvador «…es autónoma en los
aspectos docente, administrativo y económico, y deberá prestar un servicio
social. Se regirá por estatutos enmarcados dentro de una ley que sentará los
principios generales para su organización y funcionamiento…» (El Salvador,
1950).
Con ello, se llevan a cabo las
transformaciones de la Reforma Universitaria de 1950, teniendo como logros el
Cogobierno Universitario por parte de Estudiantes y Académicos de dentro y
fuera de la institución, la emisión de un documento de carácter
normativo-administrativo como la Ley Orgánica de la Universidad de El Salvador
y el reconocimiento de la autonomía a nivel constitucional.
La Reforma Universitaria de
1950, se consolida con la elección de nuevas autoridades como parte de un
periodo transicional, durante el cual ejerció el cargo de Rector José Vicente
Vilanova entre 1950 y 1951 (El Universitario, 2011), permitiendo así un esquema
de participación de los sectores antes mencionados en la toma de decisiones de
la Universidad de El Salvador, logrando la apertura hacia nuevos desafíos para
las décadas posteriores.
3.
De Castillo a Menjívar, cierre del ciclo de transformaciones
En El Salvador, la Educación
Superior tuvo aristas elitistas de formación, esto fue «sustancialmente una
sociedad autoritaria oligárquica y una universidad reflejo de ese modelo
autoritario y cerrado…» (Alvarenga, 2018) en su conjunto, como la dinámica que
se había establecido hasta 1963.
La Reforma de la Universidad
de El Salvador no era el primer intento, ya que en la década de los 40 y 50
hubo intentos renovadores, pero que a pesar de los logros obtenidos no habían
podido profundizar la incorporación de nuevos sectores a la formación
académica, así que da inicio en 1963, bajo la figura canalizadora de ese
proceso del Dr. Fabio Castillo Figueroa, quien contaba con un equipo muy bueno.
El arquitecto de la reforma universitaria fue el Dr. Manuel Luis Escamilla
(Medrano, 2018), y contaba con el liderazgos de académicos y políticos joven, apoyo
de las fuerzas internas de El Salvador (Valle, 2018).
La elección de Fabio Castillo
como Rector (1963-1967), evidenció la potencialización de una reforma
universitaria que permitiera transformar la lógica de funcionamiento elitista
de la educación superior pero que, al aumentar la cantidad estudiantes,
mantuviera en esencia la calidad académica, que era característica fundamental
de la única institución de Educación Superior.
Es así que la comunidad
universitaria (docentes, no docentes, personal administrativo estudiantes,
padres y madres de familia) participaban en diversas labores de voluntariado en
las obras que se desarrollaban al interior del campus (El Universitario, 1963a).
Inclusive, se llevaban a cabo campañas de recolección de fondos al interior de
la Universidad a partir de donaciones de los trabajadores universitarios y
otros por la población salvadoreña.
Estos conjuntos de acciones
unificaron la comunidad académica, generando con ello amplios niveles de
aceptación del trabajo del Rectorado en la sociedad civil en su conjunto y en
la comunidad académica a nivel internacional. Con ello, se obtiene el
pronunciamiento de la embajada de los Estados Unidos de Norte América, quienes
en carta fechada el 2 de febrero de 1963 hace expresión del fortalecimiento de
relaciones que se sostendrán durante su periodo (Williams, 1963a; Williams,
1963b; Castillo, 1963a).
Sumado a esto, los grupos
oligarcas nacionales a través de fundaciones, a título personal o de sus
empresas realizan donaciones, otros grandes capitales extranjeros por medio de
fundaciones, universidades y bibliotecas hacen donativos para la ampliación y
la finalización de los proyectos de infraestructura, mejora académica y de
intercambio durante el período de 1963 a 1966 (Parada, 2016; El Universitario,
1963b).
3.1.
Ley de Universidades Libres
Dentro de las dinámicas de
ampliación que la Reforma Universitaria, impulsada por Castillo en los años
posteriores de 1963, destaca el acercamiento hacia las comunidades académicas y
científicas a nivel internacional, es así como se realiza una gira por diversos
países y universidades de Europa Occidental, entre estos: Inglaterra, Alemania,
Francia, Israel, concluyendo con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS) en 1964, negociando aspectos de fortalecimiento de intercambio
científico en el marco de esas visitas (El Universitario, 1964a; Aragón, 1964).
Es así que la Universidad Estatal M.V. Lomonósov de Moscú y la representación
salvadoreña, encabezada por el Rector Fabio Castillo, firman un convenio
colaborativo en junio de 1964, en el cual se destacan que ambas instituciones
consideran mutuamente provechoso el establecimiento y desarrollo de relaciones
académicas iniciadas con la visita del Rector (El Universitario, 1964b)
Los acuerdos tomados son bien
vistos por parte de la comunidad universitaria, quienes mostraron apoyo y
respaldo a las decisiones tomadas (Castillo, 1964a; Castillo, 1964b; Castro,
1964; El Universitario, 1964c; El Universitario, 1964d), pero desde el poder
ejecutivo presidido en ese momento por el Cnel. Julio Adalberto Rivera
(1962-1967). En esta dirección, la oligarquía, los medios de comunicación
vinculados a la misma y sectores académicos (como la Facultad de Ingeniería y
Arquitectura de la Universidad de El Salvador), inician un proceso de
desacreditación por todos los medios posibles, para manifestar que el pacto
tenía como propósito encubierto convertir a El Salvador en un país Comunista
(EDH, 1964; Castillo, 1964c; Ungo, 1964), y se comienzan a evidenciar esfuerzos
por remover del cargo al Rector, a través de la vía legal.
A partir de ese momento, la
Universidad de El Salvador a través de sus medios de comunicación oficiales y
no oficiales (El Universitario y Opinión Estudiantil respectivamente), inician
un proceso de defensa de la autonomía ganada en 1950 y brindan un apoyo
incondicional de parte de la mayoría de los sectores académicos y administrativos
que la conforman. Todo ello se realiza a través de comunicados, volanteo,
foros, debates y artículos publicados en prensa a nivel nacional entre otros,
para comunicar a la población que las decisiones fortalecerían el currículo de
la institución, y que el Rector tenía las atribuciones legales para tomar
dichos acuerdos (EDH, 1964b; El Universitario, 1964d; Gonzales, 1964; Méndez,
1964; El Universitario, 1964e).
Dentro de los debates que se
suscitaron, a pesar de continuar dentro de un proceso de dictadura militar, se
reconoce la autonomía institucional y de la figura del Rector (El
Universitario, 1964e), pero dentro de la Asamblea Legislativa de la República
se da curso a una iniciativa de Ley para la Creación de Universidades Privadas
(Flores, 1965a), que fue aprobada en agosto de 1965 (El Salvador, 1965).
De esta manera, surge en
septiembre de 1965 la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA), la
cual se sitúa como institución de Educación Superior católica de corriente
Jesuita y se forma como un reducto de la clase social dominante, para librar al
estudiante de la influencia comunista de la Universidad de El Salvador (Medrano,
2018).
Por consiguiente, las
autoridades gubernamentales toman acciones en forma de incentivos estatales
para fortalecer a dicha institución naciente (La Prensa Gráfica [LPG], 1975) y
la Universidad privada se consolida de esta manera, como respuesta a la «Comunización»
de la academia, y se convierte en una expresión de competencia jamás vista y
sentida por la única universidad pública en El Salvador (hasta la fecha),
sentando las bases para la existencia de un proceso dual entre lo público y lo
privado que persiste en la actualidad.
3.2.
Huelga de áreas comunes
Desde el Rectorado de Fabio
Castillo, se genera un sistema de formación inicial en la Universidad de El
Salvador basado en Áreas Comunes (Flores, 1965b), el cual entra en vigor en
1965, y consiste en un sistema de formación para todos los estudiantes de las
distintas carreras y facultades, en la formación básica de Ciencias Sociales y
Naturales. Todo ello, con la finalidad de fundamentar el conocimiento que se
adquirirá durante el proceso de especialización de las áreas científicas
optadas a posteriori.
Dicho sistema había creado
para 1969, una limitación en el ascenso de estudiantes hacia las áreas de
formación especializada. A partir de 1969 se lleva a cabo una débil reforma, la
cual buscaba mejorar los niveles de ingreso a las carreras a cursar, pero como
resultado de inconformidades en las evaluaciones en la Facultad de Ciencias y
Humanidades de la Universidad de El Salvador. Se desarrolla entonces un proceso
huelguista estudiantil que impulsará posteriormente una Reforma más integral que
el sistema Áreas Comunes.
Para enero de 1970, las
diferentes asociaciones estudiantiles y la AGEUS, valoraron positivamente la
realización de un congreso a nivel de diagnóstico, que potencializaría la
discusión en cinco vías: primera, la revisión de la reforma de Áreas Comunes de
1969, la cual había sido demasiada débil; segunda, esa reforma no había
cumplido los objetivos previstos, y algunos de los mismos no se adecuaban a la
realidad universitaria. Como tercera valoración, y en el caso de la Facultad de
Ciencias y Humanidades, la aplicación era parcial y sin una clara definición;
cuarta, la metodología de enseñanza tenía que ser reformada; y quinta, los
métodos de evaluación del estudiantado no estaban acordes a la calidad de los
docentes, tampoco incluían la participación del estudiantado en dicho proceso
evaluativo (El Universitario, 1970a).
Como parte fundamental de los
logros alcanzados durante la Huelga de Áreas Comunes, en diversas sesiones
realizadas en el Consejo Superior Universitario entre los meses de febrero y
marzo de 1970, se nombró a diversas comisiones integradas por estudiantes y
docentes para el análisis del legajo de resultados obtenidos durante el
Congreso de Áreas Comunes. Dentro del cual se realizaron modificaciones
sustanciales en el sistema de evaluación de los estudiantes, durante el periodo
de curso de las áreas comunes.
También se impulsó la
conformación de diversas comisiones, que estudiarían las dinámicas de las Áreas
Comunes para todas las facultades que conforman la Universidad de El Salvador,
y como producto se obtiene el Reglamento de Evaluación de Unidades Valorativas
para Estudiantes (El Universitario, 1970b).
3.3.
Logros reformistas
Durante los años 1963 - 1970,
algunos de los logros más significativos de la reforma universitaria fueron los
siguientes: el incremento de la planta docente de 60 en 1963 a 650 en 1970, la
creación de 37 carreras universitarias (equivalente a un aumento del 600%) y
cuatro nuevas facultades, el incremento de la población estudiantil, de 3200 en
1962 a 9760 en 1970, la creación del programa editorial, la creación del
Consejo de Becas Internas y Externas, las residencias y los comedores estudiantiles,
Bienestar Universitario, entre otros (El Universitario, 1970c).
3.4.
Elección de Rafael Menjívar Larín y la posterior intervención
legal y militar
Para profundizar en el proceso
de la reforma universitaria, y mantener la ejecución de proyectos
políticos-sociales por parte de la Universidad de El Salvador, parte del equipo
asesor que conformó la Reforma Universitaria iniciada en 1963, fueron los que
se promovieron como Rectores en los posteriores años. En este caso, el más
emblemático fue el del Dr. Rafael Menjívar Larín, quien fungió como Decano de
la Facultad de Economía (1963-1967), en el periodo del Rector Fabio Castillo
Figueroa, al contar con una particularidad dentro de la elección de Menjívar,
quien postulaba a la candidatura única a la Rectoría de la universidad,
elección que no pasó desapercibida por el gobierno militar, presidido por el
Cnel. Arturo Armando Molina (1972-1977).
El gobierno de turno, inició
con una intervención legal y militar a la Universidad de El Salvador, ejecutada
el 19 de julio de 1972, en la cual se removió del cargo al Rector y se violó la
autonomía universitaria. Este tipo de suceso que no acontecía desde 1960,
cuando se intervino la institución por temor a la proliferación de la
Revolución Cubana, y se propinó golpizas a autoridades, docentes y estudiantes,
así como al posterior encarcelamiento de los miembros más notables de la
comunidad universitaria de ese momento (Flores, 1976).
Esta decisión fue tomada por
una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, emitida en julio de 1972, sobre
la inconstitucionalidad de las reformas llevadas a cabo en 1951, donde se
modificaba el Estatuto Orgánico y que fueron aprobadas por el Consejo Superior
Universitario en septiembre de 1970, y ratificadas en la sesión extraordinaria
por el mismo en febrero de 1971 (Diario Oficial, 1972).
En el texto de la sentencia,
se argumentó que tales reformas contravenían la Constitución de la República,
firmada en enero de 1962 (El Salvador, 1962), debido a la falta de publicación
en el Diario Oficial y, por consiguiente, las elecciones de autoridades universitarias
realizadas en 1971 eran inconstitucionales y por ende nulas. Es así como la
Asamblea Legislativa otorgó la autorización al Poder Ejecutivo para la
intervención militar, dañando el patrimonio y enviando al exilio a las
autoridades.
La intervención militar en el
campus universitario fue intermitente durante los años siguientes, pero a
propuesta del Órgano Ejecutivo se creó el Consejo de Administración Provisional
de la Universidad de El Salvador (CAPUES), como alternativa para mantener constante
la intervención, contando para eso con el aval de los Órganos Legislativo y
Judicial (Diario Oficial, 1977).
El CAPUES tuvo como función
principal ejecutar la política contrainsurgente dentro de la propia universidad,
que duró de 1977 a 1982. Durante su ejercicio, hubo despidos del personal
docente, se limitaron las libertades culturales y administrativas que la
autonomía universitaria promovía y se reprimió a la comunidad universitaria,
situaciones que culminaron con el asesinato del Rector Ing. Félix Ulloa en
octubre de 1980. De esta forma, la universidad funcionaría exiliada de su
propio campus.
4.
Asentamiento de la Política Contrainsurgente
Desde la creación de la UCA en
1965, las universidades privadas no habían tenido la posibilidad de proliferar
dentro de la Educación Superior de El Salvador, la intervención de la
Universidad de El Salvador en 1972 propició este fenómeno. En primer lugar, los
docentes despedidos fueron los pioneros en la creación de esas entidades
privadas ante la necesidad de generar fuentes de ingreso; en segundo lugar, la universidad
había desarrollado para esa época una fuerza beligerante contra los gobiernos
militares y había radicalizado los métodos de lucha, a partir de la masacre
estudiantil ocurrida el 30 de julio de 1975, y la UCA se había transformado en
punto de apoyo académico de las luchas populares; y en tercer lugar, la
promulgación de la Ley de Universidades Privadas de 1965 que posibilitó la
creación de las mismas.
En este contexto se inicia
esta proliferación con la Universidad Albert Einstein, seguida por la
Universidad Doctor José Matías Delgado, ambas fundadas en 1977 (MINED, s.f.). La
primera con la característica de ser creada por el esfuerzo docente, y la
segunda con apoyo de grandes capitales.
De esta manera, a partir de
1980, en los albores de la guerra civil, la intervención militar en la
Universidad de El Salvador y el asesinato del Rector Ing. Félix Ulloa (28 de
octubre de 1980), es que la profundización de la crisis educacional en el
sistema público potencializó al privado, a tal grado que entre 1977 y 1994 se
fundaron 40 instituciones privadas de Educación Superior (MINED, s.f.), con
diferentes características, tanto de infraestructura como de dinámicas
académicas en su interior.
5.
Ordenamiento jurídico: normalización de las Universidades a nivel
nacional
Con la finalización del
conflicto armado (1980-1992) y la estabilización democrática en El Salvador, se
generan las condiciones necesarias para la creación de una Ley de Educación
Superior que permitiría la normalización de las Instituciones de Educación
Superior a nivel nacional. De esta manera, diversos sectores intelectuales,
gubernamentales e internacionales, participan de la misma e impulsan la Reforma
Universitaria a nivel general, la cual tiene por finalidad regular de manera
especial la educación superior, así como la creación y funcionamiento de las
instituciones estatales y privadas que la impartan (El Salvador, 1995).
5.1.
Universidades de Garaje
Con la proliferación de las
universidades privadas, los procesos de inversión fueron la mezcla de capital
del personal docente que había sido afectado por el exilio, la persecución
política e inestabilidad económica que sufría la Universidad de El Salvador, «…porque
en la Universidad de El Salvador ya no se sabía cuándo pagaban, y así nacieron
las diferentes universidades…estaban empresarios y profesionales apoyando el
proyecto…» (Sevillano, 2018), y de diversos capitales que «…empezaron a nacer
los negocios de universidades… entonces por eso allí cabían comerciantes,
vendedores…. de todo había allí...» (Ruiz, 2018). Estos perfiles de empresarios
y profesionales, fueron quienes apostaron e impulsaron a la mercantilización de
la Educación Superior.
La proliferación de las
universidades privadas generó una crisis en el sistema de Educación Superior,
debido a que, en muchos de sus casos, las instituciones no reunían condiciones
necesarias para el desarrollo de la docencia, la construcción de aprendizajes,
ni la investigación entre otros factores, pero que en términos de indicadores
tales como población y espacio, o población y acceso a tecnologías, demostraban
todo lo contrario.
5.2.
Del garaje a la institucionalización
Así que con la llegada de la
Ley de Educación Superior (El Salvador, 1995), «… más que una ley era una
Reforma Universitaria… esa era una ley para ordenar el desorden» (Ruiz, 2018),
así de esta manera con «…el aparecimiento de una Ley General de Educación
Superior con sus reglamentos, considero que establece un antecedente, para
todas las universidades…» (Sevillano, 2018). «Entonces a las universidades les
comienzan a exigir infraestructuras adecuadas y propias, personal a tiempo
completo, personal académico y personal administrativo…»(Rodríguez, 2018).
La nueva Ley de Educación Superior,
inició el proceso de depuración de las instituciones que no cumplían con los
requerimientos necesarios entre 1995-1997, «…así que hubo universidades que
consideraron que el 23 de diciembre de 1997, sale de vacación el Ministerio de
Educación, entonces llegaron a entregar estatutos hasta el otro año…y las …
cerraron» (Ruiz, 2018). Esto evidenciaba la poca profesionalidad con la cual
estas instituciones funcionaban.
Es así que el Sistema de
Educación Superior privado pasó de 40 a 23 en total, al cierre de dicho plazo
(MINED, s.f.). El «…aparecimiento de una Ley de Educación Superior con sus
reglamentos, considero que establece un antecedente, para todas las
universidades…» (Rivas, 2018). Entonces la Ley «fue un apoyo, una verdadera
reforma, la reforma universitaria más profunda que ha habido en Centro América»
(Ruiz, 2018).
Con la entrada en vigencia del
nuevo sistema de educación se comienzan los procesos de evaluación y
acreditación (Rodríguez, 2018), dentro del cual la evaluación de pares, al
principio fue cada dos años que venían de parte del MINED, de las otras
universidades hermanas, evaluaban y daban recomendaciones que se convertían en
debes de obligatorio cumplimiento (Rivas, 2018). Era como un sistema de
regulación y seguimiento de las capacidades técnicas-académicas-infraestructurales,
para el cumplimiento de la Ley y la consolidación del sector educativo
terciario.
Este proceso reformista impulsó
el establecimiento de 3 fundamentos básicos, en los cuales se basa el
funcionamiento de las Instituciones de Educación Superior, siendo estos
Docencia, Investigación y Proyección Social. Son fundamentos con los cuales
todas las Instituciones de Educación Superior, a nivel nacional, establecen su
funcionamiento.
Articulado a este proceso, la
ley ha permitido la generación de indicadores de educación, los cuales antes de
su aprobación, carecían de legitimidad y divulgación como proceso de
supervisión y contraloría desde el Ministerio de Educación, y la generación de
un proceso de evaluación constante entre instituciones, como proceso de
supervisión del accionar de las instituciones, y prestaciones de servicios de
diversas índoles a los estudiantes, como incentivos a la calidad académica y
facilitación de acceso a la educación superior.
5.3.
Régimen de autonomía
La Universidad de El Salvador,
por su parte, logra la estabilización de sus actividades con la firma de los
acuerdos de paz, recupera sus principios de autonomía y se reincorpora a la
vida democrática de la nación después de años de convulsión constante. En el
Rectorado del periodo de postguerra, que fue presidido por el Dr. Fabio
Castillo (1991-1995), se realizaron intentos por recobrar la época gloriosa de
1960, pero el contexto ya había cambiado radicalmente y esto imposibilitaría
que la universidad entrara a la reconstrucción de la academia.
Además, con la llegada de la
Ley de Educación Superior, la Universidad de El Salvador se declara en
autonomía debido a que la Constitución de la República de 1983, mantuvo el
régimen independiente y, por ende, la regulación interna a través de la Ley
Orgánica y Estatutos de conformación. Por ese motivo, el Artículo 61 y 62
establece que la universidad queda fuera de cualquier tipo de regulación
aplicable (El Salvador, 1983), siendo artículos que aún mantienen su vigencia.
6.
La Nueva Reforma
En la actualidad, el Sistema
de Educación Superior en El Salvador está compuesto por una universidad pública
y 23 privadas. Se cuenta, aproximadamente, con una matrícula de 168 mil
estudiantes, dentro de los cuales el 28% son estudiantes de instituciones públicas
y el 72% proviene de instituciones privadas, con un costo promedio anual de
$777.17 USD por estudiante en ambos tipos de universidades (MINED, 2017).
En este contexto, El Salvador
ha iniciado un nuevo proceso reformista de la Ley de Educación Superior, a
través del proyecto llamado «Educación Superior para el Crecimiento Económico»,
el cual tiene como finalidad contribuir al desarrollo económico a través del
fortalecimiento del Sistema de Educación Superior en el país. Con el objetivo
de responder adecuadamente a las necesidades de los sectores productivos del
país, con el propósito de mejorar la pertinencia y la cantidad de programas de
Educación Superior, y la investigación aplicada en apoyo a la productividad y
competitividad de las empresas privadas en sectores prioritarios (USAID, 2015).
La participación de organismos
internacionales como USAID «…por primera vez en la historia, aprobó un proyecto
para El Salvador, el proyecto piloto directo para la Educación Superior…»
(Ruiz, 2018), «…hasta ahora estamos hablando de una Política Nacional de
Educación Superior y esto es porque se tiene el apoyo de un proyecto de USAID…»
(Sevillano, 2018).
Dentro de ese proyecto, se ha
considerado que abarque a todas las instituciones en su conjunto para la búsqueda
de una mejor calidad de educación a nivel nacional. Dicho proceso ha dado
inicio con la elaboración de una política integral, la cual se encuentra en su
fase final, y es el preámbulo para la adecuación de las instituciones de
Educación Superior, previo a la elaboración de una nueva ley que permita ser
aún más exigente con la calidad y la pertinencia educativa del nivel terciario.
Esta política ahora se va a
llevar al consenso, al Ministerio de Educación, a las universidades, a la
Asamblea Legislativa para que no cambie de un año a otro, que no cambie de un
gobierno a otro, que esa política se rija por unos principios básicos (Rivas,
2018). Entonces, una reforma debe partir de una clara visión global y no del
momento, ni partidaria, ni política, ni coyuntural, sino que debe ver en este
caso al profesional de El Salvador en una proyección de unos cuantos años
(Sevillano, 2018).
Este proceso ha sido
desarrollado de manera participativa, con la incorporación de diversos sectores,
públicos y privados para garantizar una implementación adecuada y consensuada
de los acuerdos que se logren alcanzar entre los sectores involucrados. De esta
forma, impulsar mejoras en el desarrollo tecnológico, académico y productivo de
El Salvador. Sin embargo, es necesario considerar las brechas que existen entre
y dentro de los sistemas públicos y privados, la historia de cada una de las
instituciones y de las ampliaciones y reducciones de las instituciones, a fin
que la nueva reforma sea integral y se obtenga como garante la calidad
academia.
Conclusiones
Desarrolladas las
periodizaciones de las etapas reformistas, se establece que son una constante
en las instituciones de Educación Superior en El Salvador. Se pueden
identificar 4 periodos fundamentales, en los cuales se ha articulado la
educación superior; el primero de 1950 a 1962, el segundo de 1963 a 1972,
tercero de 1972 a 1992 y por último, de 1995 hasta la fecha.
Así cada una de las reformas
impulsadas han variado según el contexto y las exigencias del mismo; dentro de
los cuales los diversos sujetos han colocado variados propósitos políticos,
económicos y sociales en la palestra pública, para potencializar la
particularidad de sus proyectos.
Una de las características más
profunda para las transformación de la educación superior en El Salvador son
las políticas contrainsurgentes, los gobiernos militares y las intervenciones
militares - legales a la Universidad de El Salvador. Todo ello afectó
significativamente la continuidad de los proyectos que se venían desarrollando
desde 1950, como única institución pública, potencializando al sistema privado,
que hasta la fecha se posiciona con mayor auge dentro de la Educación Superior,
con una relación de 1 a 3 en la cantidad de estudiantes, puesto que la mayoría
pertenecen al sector privado.
La autonomía y la libertad,
han sido y son puntos de quiebre dentro de las dinámicas que cada sector
representa, pero ambos modelos educativos están vinculados, debido a que se
desarrollan acciones de mejora continua en diversas áreas como elementos de
proyectos sociales o de determinaciones de las políticas y leyes vigentes.
Concluir sobre aspectos de las
distintas Reformas ejecutadas hasta la fecha, permite evidenciar que la Ley de
Educación Superior ha impulsado la estandarización de las funciones básicas en
instituciones públicas y privadas, como la docencia, investigación y proyección
social, las cuales son los fundamentos en las instituciones.
Las reformas universitarias en
El Salvador, han tenido como elemento característico que se han suscitado
dentro de procesos de crisis y control de contextos sociales, políticos y
económicos, siendo componentes vigentes hasta la fecha, pero que, en la
actualidad, las contradicciones no han sido profundas para poder dar paso a un
nuevo escenario.
Aun con estos avances, es
necesario que las nuevas políticas, leyes y reglamentos que se pretendan
establecer tengan un carácter integral de los aspectos públicos y privados, lo
cual se espera que se logre con los nuevos procesos impulsados, estableciendo
como desafío la preservación tanto de la autonomía de la universidad del Estado,
como de las libertades de las instituciones privadas.
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