Del movimiento reformista de C�rdoba a la extensi�n universitaria senti-pensante para la transformaci�n social

From the reformist movement of Cordoba to the senti-thinking university extension for social transformation

 

Autores: MSc. Francisco Ramiro Ulloa Enr�quez*

Dr. C. Jos� Luis Almui�as Rivero**

Instituci�n: *Universidad T�cnica de Cotopaxi, Ecuador

**Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educaci�n Superior, Universidad de La Habana, Cuba

Correo electr�nico: fulloa_e@yahoo.com

almu@cepes.uh.cu

 

 

Resumen

El estilo de vida del mundo occidental viene siendo marcado por los impactos que, en los diferentes �mbitos, traza la globalizaci�n de corte neoliberal; el posmodernismo con su pesada carga de individualismo, ego�smo, utilitarismo y competencia desleal ha generado que la humanidad caiga en una peligrosa estandarizaci�n y homogenizaci�n. Las Instituciones de Educaci�n Superior de Am�rica Latina, a partir de 1918, con el Manifiesto de C�rdoba, expresaron su claro deseo de trazar distancias con el modelo europeo. La actualidad y fuerza del debate sobre las tres funciones universitarias: docencia, investigaci�n y extensi�n, siguen siendo retos a enfrentar para superar las contradicciones econ�micas y sociales que existen en la regi�n. El objetivo del presente art�culo es presentar, cobijados por el referente hist�rico del Manifiesto Liminar de C�rdoba, algunas reflexiones te�ricas sobre el trabajo extensionista, que se consideran cruciales para el desarrollo de los pueblos y, por tanto, plantear estrategias transformadoras e innovadoras, que incorporando el senti � pensar, hacen necesario manejar un profundo equilibrio entre conocimiento y sentimiento, que lleven de la teor�a a la pr�ctica los derechos humanos y se conviertan en una condici�n para que dichas instituciones asuman un nuevo rol en medio de las presiones y desaf�os socioculturales que actualmente enfrentan.

Palabras clave: Cultura art�stica, extensi�n universitaria, sociocultural, senti-pensar.

 
Abstract

The lifestyle of the western world has been marked by the impacts that, in different areas, trace the globalization of the neoliberal court; Postmodernism with its heavy burden of individualism, selfishness, utilitarianism and unfair competition has caused humanity to fall into a dangerous standardization and homogenization. The Institutions of Higher Education of Latin America, from 1918, with the Manifesto of C�rdoba expressed their clear desire to draw distances with the European model. The news and strength of the debate on the three university functions: teaching, research and extension, remain challenges to overcome in order to overcome the economic and social contradictions that exist in the region. The objective of this article is to present, covered by the historical referent of the Liminar Manifesto of C�rdoba, some theoretical reflections on extension work, which are considered crucial for the development of peoples and, therefore, propose transformative and innovative strategies, which incorporating the feeling - think make it necessary to manage a deep balance between knowledge and feeling, take human rights from theory to practice and become a condition for these institutions to assume a new role amid the socio-cultural pressures and challenges that currently face.

Keywords: Artistic culture, university extension, sociocultural, senti-thinking.

 

Introducci�n

Los impactos de la globalizaci�n neoliberal van configurando la tendencia posmoderna de una sociedad l�quida, que conduce a las nuevas generaciones a ser simples fichas de un tablero lleno de contradicciones y desigualdades, impidiendo el crecimiento de los pa�ses con equidad, justicia y sostenibilidad. En este contexto, se manifiesta tambi�n una crisis cultural, que plantea m�ltiples retos para salvaguardar la supervivencia humana.

Las Instituciones de Educaci�n Superior (IES) de Am�rica Latina, a partir de 1918 con el Manifiesto de C�rdoba, expresaron su claro deseo de trazar distancias con el modelo europeo. La actualidad y fuerza del an�lisis, as� como el debate sobre las tres funciones universitarias: docencia, investigaci�n y extensi�n, son retos a enfrentar para superar las contradicciones que existen. La tarea extensionista tiene una permanente postergaci�n y limitada comprensi�n de su trascendencia social. Las instituciones est�n obligadas a brindar respuestas a las crecientes y exigentes demandas culturales, en especial, a aquellas en las que su abordaje es complejo, ya que son muchos sus componentes, entre los cuales se encuentra la cultura art�stica, que tiene una amplia gama de manifestaciones.

Los estudios socioculturales pueden aportar elementos de an�lisis de car�cter hol�stico, que posibiliten visualizar la compleja trama social y cultural de pueblos que no han teorizado lo suficiente sobre sus valores de identidad, pese a sus profundas ra�ces ancestrales, que han entregado con el paso del tiempo. Esto a�n genera debates sobre su autenticidad, o la usurpaci�n simb�lica de tradiciones y costumbres de pueblos confrontados por una historia poco feliz de conquistas, colonialismos y neocolonialismos.

En correspondencia con lo expresado anteriormente, el objetivo general de este trabajo es presentar, cobijados por el referente hist�rico del Manifiesto Liminar de C�rdoba, algunas apreciaciones sociales de la extensi�n universitaria en el �mbito de la promoci�n de la cultura art�stica.

 

Desarrollo

Importancia de los estudios socioculturales

El campo de los estudios socioculturales est� marcado por la independencia entre los hechos sociales y las realidades culturales, sin olvidarse de su estrecha relaci�n. Al respecto, Bell (1977) divide la sociedad humana en tres esferas: �la social, que se rige por el principio de la simpat�a y la antipat�a entre las personas; la esfera econ�mica, que se rige por el principio de la ganancia, el lucro y la riqueza; y la esfera cultural, que tiene que ver con el af�n de autorrealizaci�n�.

Para efectuar estudios socioculturales es necesario encontrar las correlaciones entre las esferas social, econ�mica y cultural. Para mejor precisi�n conceptual, el argumento de Pierre Boudieu, citado por Rojas y Rodr�guez, se�ala que: �La investigaci�n sociocultural es el intento de superar las limitaciones artificiales y la unilateralidad de la investigaci�n hist�rico � econ�mica, hist�rico � cultural, hist�rico � religiosa, que emerge como resultado de la divisi�n del trabajo al interior de la artesan�a del historiador� (2013, p.46).

En el marco de esta breve precisi�n conceptual, se coincide en que el estudio sociocultural se dirige a la articulaci�n entre todos los elementos que conforman el tejido de una sociedad, incluyendo entre estos, no solo los expl�citos, sino los impl�citos e inconscientes como lo que hoy en d�a se llama mentalidad (Ib�dem, 2013, p.45).

A partir de los sustentos te�ricos se�alados, se asume que los estudios socioculturales apuntan a relacionar variables educativas, sociales, econ�micas, pol�ticas y culturales; y por ello, se considera que, siendo el ser humano un ente social y naturalmente cultural, la caracter�stica mayor de sus capacidades est� signada por el lenguaje.

Para cerrar este cuerpo de referencias conceptuales, es imprescindible que un estudio sociocultural incorpore los elementos fundamentales de la cr�tica (de) colonial; con ello, se asumir� el distanciamiento y ruptura respecto del proyecto neoliberal y se podr�n plantear escenarios distintos, que permitan pasar de las fases declarativas a la praxis comprometida de inclusi�n social de las minor�as.

Esta reflexi�n, obligatoriamente, remite a pensar en la necesidad de un constructivo di�logo intercultural, como requisito previo y de resultados. Para ello, Tubino, citado por Cruz, sostiene: �El di�logo intercultural es una alternativa a la imposici�n de valores mono culturales. Requiere, por lo menos, tres condiciones que deben ser definidas entre las distintas culturas: igualdad, reciprocidad y rechazo a la coacci�n� (2013, p.65).

Universidad y cultura

En C�rdoba (1918), se cuestion� el statu quo de una sociedad pacata y de una universidad enclaustrada, es por ello que en las primeras d�cadas del siglo XXI es imprescindible referenciar a la globalizaci�n como estrategia geopol�tica de car�cter imperialista. Constituye el punto de partida en el an�lisis de cualquier problem�tica derivada de la crisis sist�mica mundial actual, que pretende ser abordada con rigor cient�fico, ya que el estudio del contexto incide en un conjunto de dimensiones: econ�micas, sociales, pol�ticas, culturales, ambientales, educativas, entre otras.

Al respecto, Pupo se�ala: �la globalizaci�n es un fen�meno hist�rico � cultural objetivo, resultado del desarrollo de la ciencia, la t�cnica y la cultura, en general� (2013, p.177). Espec�ficamente, los pa�ses latinoamericanos en el �mbito cultural requieren que, con pensamiento cr�tico, sean capaces de referenciar la complejidad de los fen�menos que genera la globalizaci�n, ya que al aplicar pol�ticas de car�cter neoliberal se privilegia el mercado en detrimento de los derechos humanos, que son la pauta en el desarrollo humano.

El Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, en el discurso pronunciado en el acto de clausura de la Tercera Convenci�n Internacional de Educaci�n Superior, celebrada en La Habana, alert� sobre las consecuencias de la globalizaci�n de corte neoliberal para el planeta:

Todo est� en peligro hoy, desde la supervivencia de la especie hasta la supervivencia de las identidades y de las culturas �Hacia qu� mundo marchamos? Hacia la monocultura, hacia la desaparici�n, incluso de los idiomas. Los dialectos han ido desapareciendo por miles y son producto de la inteligencia humana, de la forma de comunicarse unos seres humanos con otros �Qu� protecci�n han recibido? Ninguna, han desaparecido al mismo ritmo que han desaparecido especies vegetales que quien sabe cu�nto valor encierran (Ulloa, 2007, p. 22).

Esta reflexi�n advierte sobre el car�cter excluyente y dominador de la globalizaci�n neoliberal, que se inspira en la acumulaci�n de riquezas en pocas manos antes que en la solidaridad humana. Cuando se deja abierta la interrogante sobre el futuro del planeta, la invitaci�n es para que se asuma el reto de promover una cultura de paz, que las soluciones se alcancen por la v�a negociada de los conflictos, que la tolerancia y el �aprender a vivir juntos�, sea uno de los pilares de la educaci�n del siglo XXI.

El mundo cambia con una velocidad asombrosa, ya que fen�menos que no exist�an unas d�cadas atr�s, est�n impactando, dr�sticamente, en las expresiones culturales de los pa�ses. As� lo se�ala Pupo:

Hoy el mundo vive un momento dif�cil, pues la globalizaci�n neoliberal no solo impide el desarrollo del llamado tercer mundo, sino que est� poniendo en peligro la propia existencia de nuestro planeta con su acci�n depredadora. Por eso urge una ecosof�a, que funde una conciencia de resistencia y de lucha. Una utop�a realista, sustentada en la cultura del ser y la existencia humana para bien de todos (2013, p. 179).

En t�rminos generales, la crisis cultural de Am�rica Latina se produce por la persistente penetraci�n imperialista, que utilizando la tecnolog�a trastoca valores �ticos y morales, deshumaniza a las sociedades, hace que se tenga verg�enza de ser humanos en esta humanidad, que se desvaloricen las expresiones art�sticas, se renieguen las ra�ces culturales. La manipulada posmodernidad y su interesado fin de las ideolog�as, trae como consecuencia la robotizaci�n del ser.

Frei Betto, con extraordinaria precisi�n y agudeza en su conferencia magistral �El papel del educador en la formaci�n pol�tica de los educandos�, desarrollada en el 9no. Congreso Internacional de Educaci�n Superior celebrada en La Habana en febrero del 2014, se�al�: �entre los desaf�os que los pa�ses latinoamericanos deben vencer en la actual coyuntura est� el mimetismo cultural, que seg�n Paulo Freire, es propio de la conciencia colonizada, que considera el opresor como modelo a ser imitado por el oprimido� (2014, p. 8).

Espec�ficamente, el control imperialista de las tecnolog�as de la informaci�n y comunicaciones, constituyen la punta de lanza en la penetraci�n cultural que, sistem�ticamente, sufren los pa�ses de la regi�n. Los procesos de aculturaci�n que a trav�s de los medios de comunicaci�n masiva y del internet con sus redes sociales, traen como consecuencia la alienaci�n[1]. El predominio de los pa�ses m�s ricos en el control y manejo de la tecnolog�a, se constituye en nuevas formas de dependencia y vasallaje cultural, ya que, desde los centros de poder pol�tico, econ�mico y militar, a trav�s de la denominada cultura mundial o cultura de masas, se tiende a imponer su homogeneidad.

Esto hace que la brecha digital, cient�fica, tecnol�gica e idiom�tica incremente el analfabetismo funcional. Es por ello urgente la consolidaci�n de la idea de masificar la cultura general integral, donde los conocimientos mundiales sirvan para encontrar soluciones a los problemas y necesidades nacionales y locales, respetando su cultura e identidades. Es un grave error importar e implantar soluciones ajenas a la diversidad de realidades socio culturales.

 

Al respecto, Romero se�ala:

Culturicidio: delito contra el derecho de gentes consistente en la aniquilaci�n intencional de las creaciones, objetos y valores culturales, patrimonio de un pueblo, indispensables para la constituci�n de sus subjetividades, de su identidad nacional, con el prop�sito de transformar a los sujetos sociales en seres diametralmente diferentes, en individuos despolitizados, temerosos, aislados de lo colectivo, disciplinados seg�n los intereses del sector dominante (2014, p.7).

Esto deja sentada la trascendencia de hacer cotidiano y masivo el proceso de comprensi�n de la cultura. Para este trabajo, se asume la definici�n que plantea Hart, ex ministro de Cultura de Cuba:

La cultura no es accesoria a la vida del hombre, est� comprometida con el destino de la humanidad, est� situada en el sistema nervioso central de las civilizaciones. En la cultura hacen s�ntesis los elementos necesarios para la acci�n, el funcionamiento y la generaci�n de la vida social de forma cada vez m�s amplia. En la m�dula de la cultura encontramos no solo al factor humano, sino tambi�n a una compleja trama de relaciones, creencias y valores. La cultura siempre ocup� un lugar destacado en los procesos productivos, y en la econom�a (2014, pp. 148-149).

Esta definici�n permite asumir que la esencia del ser humano est� en la cultura y que es esta la que determina sus acciones y relaciones. Adem�s de dejar claro que se puede aprender a vivir en armon�a y paz, con tolerancia y comprensi�n de la diversidad, si se respetan las creencias y valores que pautan las identidades de los pueblos del mundo. Entender con claridad que la cultura no es �nicamente una dimensi�n del desarrollo, sino una condici�n necesaria para el desarrollo.

Am�rica Latina cuenta con una diversidad de expresiones culturales, que son producto no solo de la cosmovisi�n de pueblos originarios, sino de la enorme hibridaci�n que se genera de tres vertientes principales: ind�gena, hispana y africana. Este hecho enriquece y complejiza la construcci�n de identidades culturales. Se coincide entonces con Seijas, cuando afirma:

La identidad cultural es, un concepto relativamente nuevo para las ciencias sociales, que sistematiza los elementos que distinguen a una colectividad humana, localidad, regi�n, un pa�s, �rea geogr�fica e incluye los rasgos que tipifican entre s� a los individuos que forman parte de la sociedad. La esencia est� en que no se homogenizan a referidos sujetos, sino que se tienen en cuenta y se integran sus diferencias en un todo a desiguales escalas. Est� inmersa en un proceso de construcci�n y se enriquece con la pluralidad de culturas, con las cuales est� en constante interacci�n (2010, p. 2) (�) La identidad cultural es la autodefinici�n de un grupo humano, un pueblo, una naci�n, un continente. Es producto de un devenir hist�rico y atraviesa distintas etapas en las que puede desarrollarse y acrecentarse; pero tambi�n, si no es preservada, puede tender a desaparecer (2010, p. 5).

Esta definici�n, al concebir a la identidad como un concepto nuevo, parte de un �mbito inacabado, en construcci�n, que se transforma permanentemente. Otro aspecto fundamental radica en la importancia de respetar las diferencias sin pretender homogenizarlas, esto posibilita que constantemente se enriquezca. Concebir que la identidad es producto de la autodefinici�n, brinda la oportunidad de entender que �sta nace del propio pueblo; rompe con la tradicional visi�n de fijar identidades a trav�s de la construcci�n te�rica de car�cter intelectual. A su vez, al fijar la identidad en el marco referencial del devenir hist�rico, se abre la opci�n de entender las causas y motivaciones que hacen que determinados rasgos de identidad cultural se acrecienten o tiendan a desaparecer.

Afrontar los problemas culturales de la regi�n y establecer las estrategias para su soluci�n, visualizando un futuro que responda a las nuevas demandas, requiere desplegar un esfuerzo concertado en cada IES, pero tambi�n entre dichas instituciones, las representaciones gubernamentales y los sectores comunitarios que se involucran y se relacionan de diferentes maneras. Esto no se logra si se tienen IES como si fueran torres de marfil, encerradas en s� mismas, contemplando la realidad, en un ambiente tranquilo, a espaldas del entorno cultural que les rodea.

En la actualidad, se requiere una IES dial�gica, concienciadora, problematizadora y contextualizadora, que supere su mirada solamente hacia dentro, para promover ampliamente la cultura, en sus diferentes manifestaciones; profunda y s�lida, para que la poblaci�n acumule, conscientemente, valores materiales y espirituales creados, propios de un determinado pueblo o comunidad. Esto significa que dichas instituciones deben concebir a la cultura no solo para ellas mismas, como una exigencia interior, sino para los pueblos, cumpliendo as� uno de los componentes de su real misi�n social: la proyecci�n cultural para el desarrollo integral de los ciudadanos.

Las IES de la regi�n son centros aut�nomos de libertad, creadores de ideas nuevas y provocativas, dir�amos casi de transgresiones, abiertas a diversas corrientes y a la experimentaci�n; y es a trav�s de la funci�n de extensi�n universitaria que promociona la cultura.

En resumen, se puede plantear que la educaci�n superior en la regi�n es uno de los ejes estrat�gicos y elemento insustituible para construir mayores niveles de crecimiento cultural de los pueblos en cada uno de los pa�ses. Uno de los principales componentes de su misi�n, dentro de la sociedad, es contribuir a la satisfacci�n de las demandas del desarrollo cultural de la poblaci�n. Ello se logra a trav�s de las relaciones que se establecen entre los procesos acad�micos universitarios, donde un rol importante le corresponde al de extensi�n universitaria, clara expresi�n del fortalecimiento del v�nculo universidad � cultura y, por tanto, de la funci�n social de una IES al promover, en su interior y en el entorno, como parte de su estrategia, diferentes expresiones de la cultura, entre las cuales, se encuentran aquellas vinculadas con la art�stica.

Esto va de la mano de la necesidad de emprender la gran tarea de (de) colonizar la interculturalidad, reciclar el eurocentrismo y desmonopolizar la vida de corte occidental, para revalorizar los saberes ancestrales. Es urgente tambi�n concienciar que la cultura no es ornamental ni accesoria, y para ello la propia IES tiene que mirarse a s� misma para, incluso en el ambiente acad�mico, romper con viejos esquemas y conceptos que han relegado la tarea cultural a un segundo plano, olvid�ndose que la cultura es la �nica respuesta global cuando el ser humano se pregunta qu� hace sobre la tierra. En consecuencia, los referentes te�ricos son imprescindibles para un cabal entendimiento de una de las tareas esenciales de las IES.

Fundamentos te�ricos y caracter�sticas de la extensi�n universitaria

La historia de la extensi�n universitaria est� pautada por muchos aportes te�ricos, que con el pasar del tiempo han ido evolucionando, y en la medida que fueron cambiando los niveles de comprensi�n de su tarea misional, las rupturas conceptuales le brindaron a esta importante funci�n universitaria nuevos y mayores retos.

A partir de la bibliograf�a internacional consultada, se puede plantear que existe un gran n�mero de autores que han abordado el devenir hist�rico de la extensi�n universitaria en Am�rica Latina. Con estas referencias, se pueden establecer de manera sucinta las etapas de evoluci�n del trabajo extensionista y sus principales caracter�sticas: (a) desde su surgimiento hasta la Reforma de C�rdoba (1908 a 1918): aislamiento social; (b) desde la Reforma de C�rdoba hasta finales de la d�cada del 40: ruptura con el esquema europeo; (c) desde la d�cada del 50 hasta mediados de la d�cada del 70: conceptualizaci�n de los procesos de reforma; (d) desde mediados de la d�cada del 70 hasta los �ltimos a�os del siglo XX: inicio de la integraci�n entre las funciones esenciales de la universidad (docencia, investigaci�n, extensi�n), y (e) desde el 2000 hasta la actualidad: b�squeda de nuevos paradigmas, producto de la influencia tecnol�gica.

El movimiento reformista de C�rdoba, marca un antes y un despu�s en el quehacer universitario, al concebir la Misi�n Social de las universidades, es por ello que el an�lisis y debate cobra actualidad en este siglo, por la creciente influencia de la tecnolog�a y la diversificaci�n de los medios de comunicaci�n, que ubican a la extensi�n universitaria en un nuevo momento. Los pa�ses de Am�rica Latina, en su gran mayor�a, con diferentes matices, tienen un despertar de posturas ideol�gicas que favorecen el ejercicio de los derechos humanos y, por ende, la b�squeda de aplicaci�n pr�ctica de los derechos culturales. La extensi�n universitaria debe asumir la responsabilidad social de promover la cultura en un escenario de interculturalidad y pluriculturalidad con participaci�n social.

La extensi�n universitaria forma parte de los compromisos vitales de la educaci�n superior en la regi�n, ya que contribuye a fomentar las culturas en un contexto de respeto y defensa de la diversidad, y sin discriminaciones de ning�n tipo y en general, como garant�a de los derechos humanos. Esa promoci�n, desde una cosmovisi�n pluricultural, ayudar� a crear mejores condiciones para desarrollar la interculturalidad, entendida como la convivencia arm�nica y estable entre distintas culturas.

La extensi�n universitaria, comprometida con el desarrollo social, posee un conjunto de caracter�sticas, a saber:

Es bidireccional: La comunidad universitaria y la sociedad, mutuamente y en igualdad de condiciones, aportan sus conocimientos y saberes. Esto facilita la soluci�n de los problemas e influye positivamente en universitarios y comunidad, otorg�ndoles nuevas y mejores visiones de las complejas y diversas problem�ticas del planeta.

Es educativa: Los procesos de aprendizaje son de car�cter individual, colectivo, organizacional y de la sociedad en su conjunto. La extensi�n universitaria facilita la educaci�n permanente para impulsar la formaci�n cultural de todos durante toda la vida.

Es transformadora: Desarrolla el pensamiento cr�tico, creativo y propositivo. Impulsa la autotransformaci�n y transformaci�n. Genera cambios de creencias, valores, actitudes y comportamientos.

Es comunicacional y dial�gica: Freire plantea: �la educaci�n es comunicaci�n, es di�logo, en la medida en que no es la transferencia del saber, sino un encuentro de sujetos interlocutores, que buscan la significaci�n de los significados� (2001, p.77). El ser humano es un animal social y naturalmente cultural, la caracter�stica mayor de sus capacidades est� signada por el lenguaje.

Con estos sustentos te�ricos, se pueden sustentar varios aspectos que en el marco del trabajo extensionista aportar�an a una adecuada promoci�n de la cultura art�stica.

Cultura art�stica y extensi�n universitaria

En Am�rica Latina, si bien se cuenta con pueblos originarios que tratan de mantener sus propias expresiones culturales, la poblaci�n mayoritaria es, ciertamente, producto de un mestizaje racial. Sin embargo, su mayor riqueza radica en su realidad cultural, su car�cter fundamental est� marcado por sus ideas, costumbres, religiosidad, lenguas y dialectos, que reflejan una compleja identidad cultural. Esta gran diversidad humana se asienta a su vez en una gran variedad de climas, espacios geogr�ficos y realidades ambientales, que en conjunto han ido gestando identidades nacionales y locales que dan la muestra de una variada y a veces, contradictoria expresi�n, donde se incluyen las manifestaciones de su cultura art�stica.

Varios autores han efectuado definiciones de cultura art�stica, desde diversas �pticas, tomando esas referencias se puede afirmar que la cultura art�stica significa: construir, participar y reflexionar sobre las formas simb�licas del pensamiento est�tico de la sociedad en que se producen; es una penetraci�n profunda a ideas y cosmovisiones, actitudes y creencias, sistemas de valores y jerarquizaci�n de los mismos, formas de comportamiento y modelos de expresi�n y contemplaci�n del arte y las artesan�as.

Al respecto, resulta interesante el pensamiento del Comandante en Jefe de la revoluci�n cubana Fidel Castro, quien, al referirse sobre la diversidad cultural y creatividad, expres�:

(�) todas las manifestaciones art�sticas no son exactamente de la misma naturaleza, y a veces, hemos planteado aqu� las cosas como si todas las manifestaciones art�sticas fuesen exactamente de la misma naturaleza. Hay expresiones del esp�ritu creador que, por su propia naturaleza, pueden ser mucho m�s asequibles al pueblo que otras manifestaciones del esp�ritu creador (2001, p. 15).

La cultura art�stica es muy amplia, por ejemplo, tiene entre sus manifestaciones las artes pl�sticas, musicales, danc�sticas, teatrales, visuales, literarias y artesanales. Cada una de ellas aporta al desarrollo humano con sustentos fundamentales para cimentar la identidad de los pueblos, elementos que sirven a su vez para estructurar su patrimonio material e inmaterial. A menudo, haciendo un todo arm�nico, suelen formar parte de las expresiones festivas populares, hecho que, en muchas ocasiones, se convierte en un factor decisivo para incluir a determinadas fiestas en los registros patrimoniales inmateriales y constituirse en la principal representaci�n identitaria de las comunidades.

El trabajo extensionista en las diferentes manifestaciones de la cultura, contribuye a una formaci�n integral y arm�nica de la personalidad, facilitando que el pueblo sea conocedor y disfrute del hecho art�stico. Cuando esto se logre, ser� entonces cuando se pueda hacer realidad la premisa martiana de �ser cultos para ser libres�.

La receptividad de la comunidad universitaria, en materia de extensi�n y cultura art�stica, siempre ha sido muy fuerte; el reto es enfocarse en la promoci�n de esta generadora de identidad. Esto podr�a significar una real responsabilidad social universitaria, que vaya m�s all� del ya conocido tercer pilar de la universidad latinoamericana, que la reforma de C�rdoba llam� la �misi�n social�. El trabajo extensionista en las IES siempre se ha desarrollado en condiciones dif�ciles, y enfrentar con �xito los retos que le plantea el siglo XXI no es la excepci�n.

Al promocionar la cultura desde los diferentes �ngulos art�sticos, es necesario contribuir con un profundo sentido de los deberes sociales y humanos para lograr una IES vinculada con su pueblo, y que ese pueblo contribuya con la academia en la formaci�n integral de las nuevas generaciones, en la construcci�n del hombre nuevo. Las afirmaciones anteriores invitan a meditar sobre alternativas para promocionar la cultura que respondan a los intereses y necesidades de los millennials y centennials que constituyen la poblaci�n mayoritaria.

Nuevas v�as para la promoci�n de la cultura art�stica

El panorama que se presenta es de amplias necesidades y carencias que demandan importantes, urgentes e innovadoras respuestas. Por ello, es imperativa la b�squeda de nuevas v�as para la promoci�n de la cultura art�stica mediante el trabajo extensionista. Resulta impostergable una ruptura definitiva con la extensi�n bancaria, aquella que expresa des�nimo frente a los desaf�os, privilegia el individualismo antes que los derechos colectivos, es indiferente a las necesidades de los grupos de atenci�n prioritaria (ni�os, adultos mayores, personas con discapacidad).

La cultura art�stica jam�s debe ser entendida como algo est�tico e inmutable, para plantear nuevas v�as de promoci�n e innovaciones desde el proceso extensionista. En la comunidad universitaria debe consolidarse la idea de una vivencia art�stica, altamente cambiante y din�mica, que, sin perder su esencia, acoge a todas las expresiones culturales, las procesa, las incorpora y las transforma en funci�n de las diversas identidades, producto de la multiculturalidad o pluriculturalidad.

Se hace necesario crear un adecuado hilo conductor entre las tres funciones de la educaci�n superior. La promoci�n de la cultura debe ser claramente entendida e incorporada a las tareas cotidianas de la docencia, la investigaci�n y la extensi�n universitaria. Esto es esencial en un mundo tan din�mico y cambiante. Si los tomadores de decisiones en los diferentes niveles no efectivizan esta premisa, los diferentes proyectos o propuestas art�sticas pueden quedar descontextualizadas y con bajo impacto en los resultados deseados.

El fen�meno unidireccional de globalizaci�n busca imponer un modelo mundial que uniforme la cultura y para ello, cuentan con el control absoluto de las nuevas tecnolog�as de la comunicaci�n y a trav�s de ellas, universalizan la informaci�n. Estos ejes del poder homogenizante, trastocan y atentan contra la diversidad cultural, debilitan las identidades locales y las reemplazan por imaginarios colectivos de car�cter medi�tico, que convierten al ser humano en una pieza de los intereses comerciales. Hart, ex ministro de Cultura de Cuba, al respecto se�al�:

Recordemos que el mundo se ha globalizado y sus problemas tambi�n; que no se trata ya de salvar a una comunidad aislada, sino a la humanidad toda; porque se ha ido imponiendo un materialismo vulgar acompa�ado por el desorden jur�dico, las diferencias de desarrollo econ�mico, social y cultural, el racismo, el hegemonismo y la �fascinaci�n� por el modelo consumista a ultranza que impone el lenguaje subliminal y empobrecedor de los medios de comunicaci�n masiva (2014, p. 147).

Al concluir este conjunto de reflexiones, en la b�squeda de nuevas v�as para la promoci�n de la cultura art�stica desde el proceso de extensi�n universitaria, se puede se�alar que todo el empe�o que se ponga en la preservaci�n de la identidad, ser� est�ril si no se cultiva en las instituciones educativas el conocimiento intercultural.

 

Conclusiones

El mundo actual es escenario de una globalizaci�n de corte neoliberal, que marca tendencias en m�ltiples relaciones de toda �ndole, en las que se pone en evidencia la importancia que tiene la cultura para el desarrollo integral y la calidad de vida de la sociedad humana.

Los procesos de modernizaci�n y estandarizaci�n hacia conceptos homogenizantes de la cultura occidental, inciden en modificaciones esenciales de los patrones culturales pre-existentes y generan actitudes, en muchos casos, proclives a la depredaci�n cultural.

Se evidencia que la crisis cultural de Am�rica Latina tiene referentes hist�ricos de car�cter colonial y neocolonial que trastocan valores �ticos y morales, deshumanizando y desvalorizando las expresiones art�sticas.

El v�nculo universidad - cultura debe dejar atr�s concepciones elitistas que encierran a las IES en s� mismas, como si fuesen torres de marfil y convertirse en centros culturales dial�gicos, concienciadores, problematizadores, contextualizadores; las claves para el desarrollo humano sostenible est�n en el fortalecimiento del antes dicho v�nculo para enfrentar la gran tarea de (de) colonizar la interculturalidad y la transculturalidad.

Tomando como referencia el Manifiesto Liminar de C�rdoba y los aportes te�ricos sobre la tarea extensionista que, con el pasar del tiempo fueron evolucionando, es importante analizar los retos y tensiones de la extensi�n universitaria en una �poca marcada por la creciente influencia de la tecnolog�a y la diversificaci�n de los medios de informaci�n. La extensi�n universitaria en la era de la informaci�n, el conocimiento y las crisis multifac�ticas, debe constituirse en un proceso sustantivo clave para lograr una adecuada vinculaci�n de la universidad a la sociedad.

La extensi�n sent�-pensante es expresi�n de la evoluci�n de las definiciones conceptuales que en diferentes �pocas se han dado, y que requieren ser llevadas a la praxis desde una mirada que recorra hol�stica ese importante desarrollo te�rico.Cada vez m�s una IES es consciente, si se exige a s� misma y se le demanda un compromiso con la cultura y la sociedad, que se manifieste en una labor extensionista coherente con su comunidad universitaria, con su �poca y con su entorno.

La sociedad de hoy es compleja, multiforme, multicultural, cambiante; y la extensi�n universitaria debe ser cada vez m�s reflexionada, abierta y cr�tica, para ayudar a los ciudadanos a comprender mejor su mundo y tener la oportunidad de orientarse en �l. Concebir una extensi�n universitaria con sentido� brinda una visi�n m�s aguda y a la vez, comprensiva y diferente de la convivencia humana.

 

Referencias Bibliogr�ficas

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[1]Transformaci�n de los productos de la actividad humana (producto del trabajo, relaciones sociales y pol�ticas, normas de conducta, teor�as cient�ficas, formas de la conciencia social), as� como de propiedades y capacidades humanas en algo independiente del hombre, ajeno a �l y que lo domina (Herrera y otros, 1994).