Estrategia y Gestión Universitaria
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Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez
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ISSN: 2309-8333- RNPS: 2411
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11(1) Enero-Junio
Estrategia y Gestión Universitaria EGU
Artículo de revisión
Cómo citar:
García Báez, R. (2023). La
internacionalización en los rankings
universitarios globales y su incidencia en el
aseguramiento de la calidad.
Estrategia y
Gestión Universitaria
, 11 (1), 1-15.
https://doi.org/10.5281/zenodo.802111
6
Recibido: 20/09/2022
Aceptado: 13/01/2023
Publicado: 26/04/2023
Autor para correspondencia:
roman@mes.go b.cu
Conflicto de intereses:
el autor declara no
tener ningún conflicto de intereses, que
puedan haber influido en los resultados
obtenidos o las interpretaciones propuestas
.
La internacionalización en los rankings
universitarios globales y su incidencia
en el aseguramiento de la calidad
Internationalization as part of the
global university rankings and its
impact on quality standards
Internacionalização em
rankings universitários globais
e seu impacto na garantia de
qualidade
Resumen
Introducción: las universidades no pueden gestionar, a
plenitud, su desarrollo de espaldas al mediático mundo de los
rankings globales, rectorados desde los principales centros de
poder. Objetivo: valorar la importancia creciente de la
internacionalización universitaria en los rankings de las
Instituciones de Educación Superior. Metodología: se llevó a
cabo un estudio de revisión sistemática, con un enfoque
predominantemente cualitativo. Resultados: en particular, se
concentra en la internacionalización de la educación superior,
ya que, por su creciente relevancia, es ya uno de los
indicadores de los rankings globales, y más recientemente, a
través de rankings específicos que evalúan el desarrollo de la
internacionalización universitaria en sí misma, y su influencia
directa e indirecta sobre el aseguramiento de la calidad de la
educación superior. Conclusión: este contexto condiciona que
la educación superior cubana comience a visibilizarse más en
los rankings internacionales, y en un futuro, en un necesario y
posible ranking nacional, todo lo cual contribuye al
aseguramiento de la calidad en beneficio de la sociedad.
Palabras clave:
rankings universitarios, internacionalización,
aseguramiento, calidad universitaria
Abstract
Introduction: universities cannot fully manage their
development with their backs to the media world of global
rankings, governed by the main centers of power. Objective:
assess the growing importance of university
internationalization in the rankings of Higher Education
Institutions.
Methodology:
a systematic review study was carried
out, with a predominantly qualitative approach.
Román García Báez
Ministerio de Educación Superior
https://orcid.org/0000-0002-4940-4570
roman@mes.gob.cu
Cuba
Estrategia y Gestión Universitaria
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ISSN
: 2309-8333-
RNPS:
2411
11(1) Enero-Junio
| Román García Báez |
Results:
in particular, it focuses on the internationalization of higher education,
since, due to its growing relevance, it is already one of the indicators of global
rankings, and more recently, through specific rankings that evaluate the
development of internationalization university itself, and its direct and indirect
influence on the quality assurance of higher education.
Conclusion:
this context
conditions that Cuban higher education begins to become more visible in
international rankings, and in the future, in a necessary and possible national
ranking, all of which contributes to ensuring quality for the benefit of society.
Keywords:
university rankings, internationalization, assurance, university quality
Resumo
Introdução: as universidades não podem gerir plenamente o seu desenvolvimento
ignorando o mundo midiático dos rankings globais, liderados pelos principais
centros de poder. Objetivo: avaliar a importância crescente da
internacionalização universitária nos rankings das Instituições de Ensino Superior.
Metodologia: foi realizado um estudo de revisão sistemática, com uma abordagem
predominantemente qualitativa. Resultados: em particular, concentra-se na
internacionalização do ensino superior, que, devido à sua crescente relevância, já
é um dos indicadores dos rankings globais, e mais recentemente, por meio de
rankings específicos que avaliam o desenvolvimento da internacionalização
universitária em si, e sua influência direta e indireta sobre a garantia da qualidade
do ensino superior. Conclusão: este contexto faz com que o ensino superior
cubano comece a ganhar mais visibilidade nos rankings internacionais e, no futuro,
em um necessário e possível ranking nacional, o que contribui para a garantia da
qualidade em benefício da sociedade.
Palavras-chave:
rankings universitários, internacionalização, garantia, qualidade
universitária
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Introducción
La educación de los niños de la Primera Infancia es motivo de interés de
muchos países, por lo que cada vez son más los que proyectan políticas y estrategias
para brindar atención integral a los niños a partir de su nacimiento (Alfonso Amaro
et al., 2020; Acuña Agudelo & Quiñones Tello, 2020; Rojas-Hidalgo et al., 2021;
López & Rivero, 2021; Jalongo, 2021; Roa González et al., 2022; Su & Yang, 2022;
Marín-Suelves et al., 2022). El Foro Mundial sobre Educación, celebrado en Incheón,
República de Corea en el 2015, planteó la necesidad de formular políticas y
programas que promuevan una educación inclusiva y equitativa de calidad y susciten
oportunidades de enseñanza y de aprendizaje permanente en todos los contextos y
en todos los niveles educativos para el año 2030.
La Conferencia Mundial de Educación para Todos (2000) y la Cumbre Mundial
a Favor de la Infancia (2007), constituyen escenarios en los cuales se ha abordado la
educación desde la Primera Infancia. Se declararon los fines y fundamentos para
estos primeros años de vida, por considerar que es el período de mayor
vulnerabilidad, así como el de mayor necesidad y dependencia de los adultos en la
atención de las necesidades básicas para su supervivencia. A nivel internacional, se
valora la necesidad de tomar en consideración la preparación y capacitación como
vía para el mejoramiento del desempeño del docente. Autores foráneos como
Imbernón (1999), Cárdenas (2015), Mazó (2019), Tenorio Eitel et al. (2020), Fontes
Guerrero et al. (2020), De la Vega (2020), Cordero Arroyo y Pedroza Zúñiga (2021),
Sancar et al. (2021), Fernández-Batanero et al. (2022) y Karlberg y Bezzina (2022)
han mostrado la preocupación por todo lo relacionado con la formación del docente,
y desarrollo profesional. Todo ello ha sido difundido en trabajos de investigación,
congresos y agendas políticas a partir de los retos que impone la sociedad del siglo
XXI.
Metodología
El estudio fue ejecutado sobre la base de una investigación con un enfoque
cualitativo. En este sentido, las razones por los cuales se realizó el estudio siguiendo
estas directrices estuvo expresado en la sustentación de evidencias que buscaron
estar enfocadas hacia una descripción mucho más profunda del fenómeno en
cuestión. De esta forma, el propósito fue lograr, tanto una comprensión como una
explicación mucho más abarcadora del mismo, teniendo en cuenta, variados modelos
el fenomenológico y el hermenéutico (Sánchez, 2019).
Asimismo, se realizó una revisión de la literatura asentada en el estudio,
criterio y selección de fuentes primarias identificadas en la ejecución de un diseño
cualitativo de tipo fundamentada. Esto, a su vez, fue complementado mediante el
empleo de palabras clave, búsquedas en bases de datos indexadas (Scopus, SciELO y
Web of Science), resúmenes y metodologías. De esta manera, el estudio fue
confeccionado en dos partes. Para comenzar, se realizó una descripción sobre la
internacionalización en los rankings universitarios globales y su incidencia en el
aseguramiento de la calidad.
En segundo lugar, se propusieron preguntas claves, las cuales abarcaron los
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siguientes patrones: por qué, quiénes, dónde, cómo, y qué internacionalizar. Cabe
resaltar que, esta enumeración fue meramente ordenadora, puesto que las ideas que
fueron encuadradas en una categoría aprovecharon a varias de las otras como en
toda perspectiva sistémica. Por lo que, el procesamiento de información clave fue
llevado a cabo mediante los procedimientos de síntesis, paráfrasis e integración
conceptual para la codificación (Mensah, 2019).
Resultados y discusión
Rankings universitarios globales
Los rankings universitarios internacionales están asociados con la
profundización de la globalización, tanto de su arista positiva, sustentada en la
objetiva interdependencia y socialización multilateral, a escala mundial, de los
procesos económicos, científicos, tecnológicos, sociales y culturales (Vernon et al.,
2018; Brankovic et al., 2018; Hazelkorn, 2018; Kauppi, 2018; Cebolla-Boado et al.,
2018; Rose & McKinley, 2018; Brankovic, 2018; Esposito & Stark, 2019; Roldan-
Valadez et al., 2019; Baas et al., 2020; Nash & Churchill, 2020). Aunque se han
agravado por el dominio desde los centros hegemónicos, sin dudas han potenciado
las interrelaciones en todas las esferas a un nivel impensado jamás. Mientras que, la
arista negativa estriba en la naturaleza capitalista de esa globalización, muchas
veces de corte neoliberal.
Esa dualidad también marca los rankings actuales, ya que, si bien parten de
lo sustantivo de la educación superior, altruista, benéfico y positivo por naturaleza,
a la vez son un instrumento para visibilizar el prestigio de la universidad ante ese
mercado específico y sus pares. Se reconoce en un escalafón, como una mercancía
sui generis, que deviene también en un mecanismo de legitimación. Esa dualidad
contradictoria de los rankings universitarios se manifiesta, sobre todo, en la
ambigüedad del concepto de calidad en que se basa cada uno, ya que es evaluada,
desde la academia para el mercado. El hecho de ser una especie de marketing de los
servicios académicos, influirá en los indicadores que se seleccionen y las
metodologías que se empleen. Por tanto, no deben constituirse en la plataforma o
guía para desentrañar los problemas que presenta una institución, ni tampoco las
vías para enfrentarlos.
Por otra parte, y no menos preocupante, es que las relaciones dominantes a
escala mundial favorecen el desarrollo de las universidades de avanzada y no del
sistema universitario en su conjunto. Se priorizan las más experimentadas, inmersas
a su vez en una permanente competencia. Es la esencia capitalista intuida por Adam
Smith y demostrada por Carlos Marx, extrapolada al campus. En esa lógica, interesan
especialmente las universidades con notorios resultados, sobre todo investigativos.
Por tanto, cualquier modalidad de ranking universitario que se asuma, siempre
reflejará esas relaciones generales.
Los rankings universitarios surgieron y se han extendido desde inicios del
siglo XX, como resultado de la rivalidad por captar matrícula y recursos financieros
de fuentes diversas. Las leyes económicas y jurídicas imperantes no dejaron
alternativas a las universidades. Al igual que en las demás esferas, el resultado ha
sido la consolidación y desarrollo de un grupo élite que, desde su surgimiento, marca
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la pauta y lidera la política, economía, contenidos y modalidades de los rankings, en
especial con respecto a los indicadores emanados, en lo fundamental, del modelo
investigativo centrado por Estados Unidos y en un plano más distante Reino Unido,
Canadá, Australia y China. Como aseguran reconocidos expertos:
A pesar de las críticas y ciertas consecuencias negativas reportadas,
la influencia de las comparaciones y rankings va más allá de
elecciones de alumnos, familias y universidades, para abarcar la
política nacional, las prioridades estratégicas y de inversión, e
incluso el posicionamiento estratégico de los países y la
competitividad de dichas instituciones. En la actualidad, los rankings
universitarios globales son una medida de la reputación, el prestigio
y el posicionamiento de las instituciones en la economía global
(Alarcón et al., 2021, p 426)
Sobre la clasificación y evolución de los rankings existen disímiles posiciones.
La especialista mexicana Sánchez (2022), afirmó que la historia de los rankings
internacionales comenzó en el año 1900 en Estados Unidos, con el ranking a todas
luces abiertamente elitista: Where We Get Our Best Men. A su vez, destaca el
surgimiento en 1961 del Science Citation Index, en 1971 del Times Higher Education
(THE), en 1986 del US News Report USA Colleges Ranking, en 2003 del Academic
Ranking of World Universities (ARWU), en 2004 del QS World University Rankings y
en 2005 del Webometrics.
Con respecto a los indicadores utilizados, un repaso somero de los rankings
más reconocidos muestra lo siguiente: El Times Higher Education World University
Rankings (THE) considera la calidad de la enseñanza; reputación de las
universidades, proporción de citas a los artículos en revistas indexadas, reputación
según empresarios (empleabilidad de los egresados) e internacionalización
(proporción de académicos extranjeros entre académicos de la universidad y
proporción de estudiantes extranjeros entre estudiantes de la universidad. Por otro
lado, el Higher Education World University Ranking Global y para América Latina,
incluye los siguientes: enseñanza; investigación, citas de artículos en revistas
indexadas, financiamiento de la industria y, en perspectiva internacional, incluyen
la proporción ente estudiantes internacionales y nacionales; entre académicos
internacionales y nacionales y proporción de artículos publicados con coautores
internacionales (Ibidem, 2021).
Al introducirse la competencia en el mundo universitario, de alguna manera
se trasladó una parte de la atención, prioridad y debate a los rankings, cuando lo
realmente importante son las estrategias dirigidas al aseguramiento de la calidad,
el acceso, la continuidad de estudios para todos y no de una élite. Se debe compartir
los conocimientos, fomentando los vínculos entre las universidades a escala nacional
e internacional, y también con el mundo empresarial. Sin embargo, se está
imponiendo la tendencia de tomar a los rankings, y por supuesto a sus indicadores,
como brújula principal para la evaluación de la calidad de todas las IES. Se realiza,
tanto a las privilegiadas que aparecen en los rankings, como a aquellas que no
clasifican, pero no por ello dejan de estar evaluadas.
Como los principales rankings son dominados por los centros de poder e
imponen indicadores acordes a sus paradigmas de calidad, la mayoría de las IES no
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existen en ninguno de los rankings. No es una evaluación integral de la calidad, pero
así es percibida y asumida. Esas IES acogen a la masa mayoritaria de estudiantes, los
cuales, como regla, no tienen capacidad y posibilidad de otra selección. Sin duda
alguna, es incuestionable que prestigia aparecer en esos rankings. En ellos confían,
y se guían los padres con capacidad financiera, gobiernos, inversores y donantes
poderosos, a contrapelo de que sus objetivos y paradigmas no son los establecidos
por la ONU a través de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 (ODS), o cualquier
otra variante de esa naturaleza. La solidaridad y colaboración no forman parte de su
aparato conceptual, indicadores y mapa de ruta; su lógica es otra.
A su vez, el empoderamiento, visibilidad y creciente influencia del ranking
ha catalizado el aseguramiento de la calidad de muchas IES y de sus procesos. La
‘mercancía’ que se oferta, en un campo tan competitivo y costoso, tiene que ser, o
al menos presentarse, cada vez mejor en todas sus facetas. Como regla, esos
rankings, partiendo de la lógica imperante, son confiables y fundamentados. Es, en
el fondo, un catálogo de ofertas de servicios de calidad ordenado a partir de
paradigmas, cuestionables algunos, pero que se han ido procreando, por las más
disímiles vías, en los potenciales clientes.
El lugar que se ocupará en cada ranking dependerá de la percepción positiva
que se tenga, en cada momento, de la conjugación entre calidad real, objetiva y la
calidad subjetiva que se percibe, donde lo subjetivo tendrá su sustento último,
aunque pueda estar sobredimensionado, en la calidad académica y científica de la
IES. Por lo tanto:
no sería la calidad en sí, sino la reputación el objetivo principal de
aquellas universidades que no quieran quedar fuera de los rankings
internacionales, que serían instrumentos idóneos para tal fin y
estarían brindando un servicio fundamental para la sociedad. Se
esgrime, además, su utilidad para los poderes públicos y la definición
de políticas. Los cuestionamientos no son, en general, hacia los
rankings y sus metodologías de valoración, sino hacia la
incompetencia de las universidades para mejorar su visibilidad y
volverse internacionalmente interesantes (Dávila, 2018, p 79).
Ningún proceso universitario puede mantenerse ajeno al ranking, aunque no
aparezca directamente entre los indicadores escogidos. Por supuesto, hay
indicadores claves que están presentes en todas las modalidades, con mayor o menor
peso: calidad del graduado, criterios de los empleadores y de la sociedad en general,
publicaciones de impacto con sus respectivas réplicas e internacionalización. Llama
la atención que no se consideren como indicadores importantes, en los rankings
líderes, los resultados productivos reales o de servicios (salud pública, por ejemplo)
alcanzados por los graduados, ni la responsabilidad social universitaria, entre otros.
Eso sólo importa como sustento para que se emitan criterios favorables, que se
tomarán en cuenta por los gestores del ranking.
Ante esta ofensiva, la comunidad universitaria no se ha mantenido inerte.
En la medida en que se ha extendido la capacidad de influencia de los rankings en
la toma de decisiones a todos los niveles, en esa misma medida surgen posiciones,
voces, que denuncian o no concuerdan con el excesivo peso asumido por los rankings
globales y sus enfoques elitistas. De ahí que evalúan la calidad de los principales
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procesos universitarios a partir de indicadores sesgados por la competitividad, con
todas las implicaciones individuales y sociales que ello significa.
Lo más controvertido han sido los indicadores seleccionados por los rankings
‘fundadores’, ya que predeterminan todos lo demás con su carga elitista y
discriminadora. Como ejemplos más ilustrativos se encuentran: el número de
Premios Nobel en relación al claustro; las Medallas Fields (Matemáticas), artículos
en revistas indexadas y las veces que se cita un artículo, entre otros. Es un círculo
cerrado que no se soporta sólo en la excelencia académica y científica del claustro,
sino también en poseer los laboratorios más avanzados, una reputación que
predetermina decisiones, el dominio de las editoriales y revistas de punta. Por otro
lado, el entramado de relaciones profesionales directas entre la mayoría de los que
se replican las publicaciones y el hecho de que sea el idioma inglés (el esperanto de
los rankings), lo sitúa de antemano, no solo por ser anglófonos a los norteamericanos,
ingleses, canadienses y australianos, en los lugares privilegiados.
En el campo de las ciencias sociales y humanidades, a las desiguales
condiciones generales ya descritas, se agregan las posiciones políticas, ideológicas,
económicas, filosóficas y religiosas que dominan los medios de comunicación y las
editoriales líderes. Se hace prácticamente imposible la publicación de resultados
científicos que cuestionen las bases teóricas del sistema capitalista, y defiendan
otras alternativas. Por muy comedidas que sean las propuestas, jamás tendrán
cabida en las supuestamente liberales y democráticas revistas de los centros de
poder, que son las consideradas en los rankings. La ‘pelea’ no está amañada,
arreglada, parecen reglas limpias, pero las condiciones de partida marcan de
antemano los ganadores.
Lo más injusto de estos rankings centrados en el modelo investigativo, esfera
indudablemente clave, es que, al derivar sus principales indicadores de la labor
científica, conducen a la falsa y peligrosa conclusión de que también son, por tanto,
las mejores en la calidad de la educación. Los indicadores éticos, sociales,
axiológicos, pedagógicos, extensionistas, muchas veces están minimizados o no
aparecen entre los principales indicadores. Por otra parte, para los empleadores y
muchos padres, la prioridad condicionada socialmente, ya no es la de un profesional
integral, sino que sea competitivo, dadas las reglas esencialmente mercantiles a las
que se enfrentará el futuro profesional (su hijo), aunque éstas se disfracen con otra
terminología.
Esta somera mención sobre las características de las reglas de los rankings
que señorean el mundo académico universitario, no tiene como propósito ‘invalidar’
esos indicadores, sino desentrañarlos. Es importante saber a lo que se enfrentan las
universidades que están fuera de los ámbitos regentados por las que marcan la pauta.
Los rankings, entonces, se nuclean a partir de los valores que se comparten
y de los indicadores que se seleccionen, así como de las fuentes para conformarlos.
Nada queda ad libitum, ante esto hay varias posiciones. La que se congratula y
regocija cuando su universidad aparece en uno de los rankings internacionales, e
incluso en muchos rankings nacionales que se realizan por agencias y órganos de
prensa del primer mundo. En estos, existen varios rankings universitarios
confeccionados por entes externos, con una marcada coincidencia en los primeros
lugares de cualquiera de ellos.
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Otra posición radica en denunciar esos rankings y prepararse para elaborar
su propio ranking regional y nacional, a partir de valores autóctonos compartidos y
consensuados. En América Latina y el Caribe, esa línea de pensamiento es
predominante en la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) y
el Espacio Latinoamericano y Caribeño de Educación Superior (ENLACES), entre otras
asociaciones universitarias regionales. En el Informe, con vistas a la III Conferencia
Mundial de Educación Superior celebrada en 2022, se subraya que:
Entre los principales riesgos para el futuro de la educación superior están:
las tendencias homogeneizadoras legitimadas en criterios definidos
por ránquines globales, sin cuidar los valores propios de esencia de
la ES, como la calidad y pertinencia, tanto como la responsabilidad
social de la ES, sustituyéndolos por valores ajenos dictados por el
mercado (ENLACES, 2022, p 32).
No es menos contundente el Informe de la UDUAL, donde se plantea:
Por otra parte, se han acentuado las diferencias existentes en
materia de educación superior, entre países que ocupan las
posiciones de vanguardia, según los rankings mundiales
universitarios y los países de la región de América latina y el Caribe.
En estos rankings se olvidan las condiciones estructurales históricas
que diferencian a unos y otros países. Se trata de una lógica
impuesta desde los países avanzados y que responde a la etapa de
globalización del desarrollo del capitalismo (UDUAL, 2022, p 27)
Es bien clara la posición de las principales asociaciones de universidades de
la región, las que aúpan la idea de llegar a un ranking regional autóctono, acorde a
nuestras realidades, desligado de los centros que hegemonizan la educación superior
a escala mundial. Aunque aún no se vislumbra en el horizonte, ese podría ser el
camino. Mientras tanto, no tiene sentido renegar de los rankings, abstraerse de ellos.
A pesar de sus elementos discriminatorios y contradictorios, el ranking será siempre
una vía para estimular la elevación de la calidad y la visibilidad.
Como expresara el profesor Fowler (2022), el camino transita por el
desarrollo y uso de indicadores que valoren, entre otros aspectos, la implicación
social de las universidades, lo democrático de su funcionamiento, qué tanto
socializan sus procesos de generación y uso del conocimiento, sus dinámicas de
acceso y permanencia. Resalta, además, la estrecha relación con el desarrollo local,
vida cultural interna y los movimientos estudiantiles, entre otros aspectos.
Resaltando los parámetros de corte pedagógico, que para eso la pedagogía es una
ciencia y se estudia.
Rankings de internacionalización
En el siglo XXI, la internacionalización de la educación superior se ha
convertido en factor estratégico para el aseguramiento de su calidad. Todo ello se
debe al efecto multiplicador de la cooperación científica y académica entre las
universidades, nacionales e internacionales, favoreciéndose de manera recíproca la
movilidad de docentes y estudiantes. De ahí la importancia de crear grupos
científicos internacionales, y la llamada internacionalización en casa, siendo esta
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última, una alternativa novedosa y financieramente factible, para insertar a toda la
comunidad universitaria en el proceso de internacionalización. La especialista
Villavicencio (2020), subraya que:
es el proceso transversal dirigido a integrar de manera intencional
la dimensión internacional e intercultural en las funciones
sustantivas de la educación superior con el objetivo de elevar la
calidad académica y científica de las universidades y centros de
investigación, para contribuir al desarrollo y bienestar de la
sociedad, sobre la base de principios solidarios y la participación
activa de la comunidad universitaria (p.14).
Lo anterior explica por qué la inevitable competencia interuniversitaria no
ha generado aislamiento, enclaustramiento defensivo o protector, sino al contrario,
ha obligado a ampliar el claustro al mundo, participar y batallar por liderar redes
internacionales de toda índole. Por muy reconocida que sea una universidad, solo se
mantendrá en los niveles deseados, y necesarios, si se inserta de lleno en las
tendencias principales que marcan la internacionalización de la educación superior
en un proceso de interacción recíproca.
Ese salto en la importancia de la internacionalización, para el aseguramiento
de la calidad universitaria, tuvo, entre otras causas, la extensión de la globalización
a todas las esferas y el despegue del sector servicios a la cima económica. Esta
situación provocó un incremento sustantivo en la demanda de un potencial humano
cada vez más calificado y el empoderamiento de internet. Se ha logrado un
desarrollo universitario con protagonismo y prestigio, cada vez mayor a lo interno
del entramado económico y social, tanto a escala nacional como internacional, y el
logro de un sólido e irreversible sistema de relaciones interuniversitarias a escala
mundial.
En la mayoría de los rankings aparecen directamente indicadores de
internacionalización. En particular, está generalizado el indicador presencia estable
de profesores y estudiantes internacionales. Es una realidad que esa relación
prestigia al claustro, permite captar (apropiarse de) talentos, mayores ingresos y los
beneficios indudables de la interculturalidad. Por esa vía presencial, unida a la
digital, se lleva el mundo al aula. Se reconoce de manera explícita, que la movilidad
internacional universitaria es muy importante para elevar la calidad de la educación
superior, marcando, en las últimas décadas, la formación, investigación e innovación
universitaria.
No extraña entonces que, ante ese creciente cambio cualitativo, la
internacionalización se esté imponiendo gradualmente como un factor inexcusable
de comparación entre las universidades, a la hora de evaluar la calidad real o la
imagen que se quiere ofertar. Las dos modalidades principales, a través de las cuales
se evalúa la connotación de la internacionalización universitaria, son: donde
aparecen indicadores específicos de internacionalización junto a otros indicadores
de mayor peso en los rankings globales, sean regionales o nacionales, esa es la
predominante. Por otro lado, la medición comparativa de la internacionalización en
sí misma, a partir de un sistema de indicadores seleccionados. Esta segunda
modalidad es la menos extendida, pero su importancia será creciente, ya que mide
el grado de desarrollo de los diferentes componentes de la internacionalización en
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cada universidad.
La internacionalización es un indicador que, sin ahondar en su actuación
transversal tributando a la docencia, investigación y extensión, prestigia a la
universidad e incide, entre otras, en la competitividad por captar estudiantes y
financiamiento. Hay razones fundamentadas para que se consideren, no sólo algunos
de sus componentes o modalidades, sino de manera directa, autónoma, por sí misma,
al ser cada vez mayor la interdependencia entre el aseguramiento de la calidad y la
internacionalización de la educación superior. Por tales razones, es objeto de
especial atención en la actualidad, tanto por instituciones como por investigadores.
Entre las instituciones se destacan el IQRP-Internationalization Quality
Review Process (1999) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), en colaboración con la Asociación de Cooperación Académica
de Bruselas. También vale precisar: Criterios para Evaluar la Internacionalización de
las Universidades del Japón (2006), el Indicator Project del Centro para el Desarrollo
de la Educación Superior (2006), ACE Review Process de Estados Unidos de
Norteamérica (2008) y el IMPI-Indicators for Mapping and Profiling
Internationalization (2007). Mientras que, la herramienta Mapping
Internationalization diseñada por la Organización Holandesa para la Cooperación
Internacional en Educación Superior (2007) y el Certificado para la Calidad en
Internacionalización de la Asociación Flamenca de Acreditación de los Países Bajos
(2011), validan diversos estudios (Quintero, 2020).
En esa línea de evaluar, de manera diferenciada, la internacionalización en
la educación superior, en rankings especializados, la reconocida especialista
australiana Yuan (2019), considera que la falta de consenso sobre el contenido de la
internacionalización provoca la variedad contrapuesta de sistemas para medirla.
Esta situación genera que no se hayan aceptado ni generalizado, indicadores globales
para su clasificación objetiva. Hay que llegar a un número de indicadores que sean
manejables, y proporcionen una información segura sobre el grado real de desarrollo
de la internacionalización en cada universidad. En su propuesta, parte de las
dimensiones sustantivas de la educación superior, y eslabona un sistema de
indicadores, entre ellos: porcentaje de proyectos de investigación que involucran
asociación y colaboración internacional; porcentaje de estudiantes internacionales,
por nacionalidad y estudios de grado en el campus; porcentaje de docentes
internacionales; miembros del profesorado con al menos un título otorgado por una
institución extranjera; número de programas conjuntos.
Sin duda alguna, esos indicadores permiten evaluar y comparar con bastante
objetividad el grado de desarrollo de la internacionalización en cada universidad.
Pero no son los únicos. Según el experto Dip (2019):
El ranking de universidades QS Star utiliza siete criterios para medir el
proceso de internacionalización: colaboraciones, e investigación institucional,
facultad internacional, estudiantes internacionales, apoyo a estudiantes
internacionales, intercambios de estudiantes y diversidad internacional (p. 184).
Este último ranking fue fundado en el 2014 por la Comisión Europea, la
Fundación Bistelsman y el Banco de Santander. En el año 2022 agrupaba a 2021
instituciones de 96 países, con una influencia creciente. En todos, como es lógico,
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aparecen varios indicadores que se repiten en los diferentes rankings; sin embargo,
con independencia de la modalidad utilizada, aún la connotación de la
internacionalización en los rankings no refleja cabalmente la necesidad de su
potenciación. Falta por perfilar mejor cuáles de sus variables son las que inciden de
manera más sistemática y profunda en la calidad de la educación superior.
Es un cambio cualitativo que requerirá de especial atención, ya que sus
causas son diversas. Por ejemplo, siempre han existido profesores extranjeros en los
claustros, invitados o de planta, pero no marcaban diferencia cualitativa. En la
actualidad, pueden influir y de hecho lo hacen, en el reconocimiento de una
prestigiosa universidad. Esto incluye a las más prestigiosas universidades del Reino
Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia, China, Alemania, Bélgica, Japón y otras.
Obligadas algunas de esas universidades de élite a superar prejuicios raciales, de
género y otros, han incorporado, de manera permanente o temporal, a destacados
profesores extranjeros de diferentes latitudes, donde el llamado robo de cerebros
no deja de desempeñar una fuente renovable de talentos. Por su parte, la movilidad
estudiantil internacional es también reconocida, dada la probada importancia
académica y científica de la interculturalidad al compartir saberes, idiomas y
vivencias.
Una consecuencia negativa que se deriva del ordenamiento de los rankings,
es el fortalecimiento de la tendencia a una especie de selección científica,
discriminatoria, de las IES. Las universidades e investigadores del primer grupo
cooperan, establecen sinergias, crean redes y proyectos en los cuales, en general,
no tienen cabida los que están fuera, los que no tienen ese ADN. Esto no quiere decir
que no se establezcan vínculos con las que están fuera de esa pléyade, se dan, pero
de otra índole. Con esas se colabora, ayudan, asesoran, pero en un plano asimétrico
que no potencia el despegue. La colaboración y solidaridad, no son valores de los
rankings globales. Esto marca la diferencia entre cooperación y colaboración, lo cual
también se manifiesta a nivel gubernamental. Este desarrollo paralelo, ese apartheid
internacional, fortalecido, aunque no causado por los rankings, pero sí acentuado
por ellos, ahonda en espiral creciente las enormes diferencias, ya existentes, entre
las universidades de punta y las periféricas.
Sin embargo, no es posible sustraerse a la internacionalización e ignorar los
rankings, ya que ambos son plataformas que compulsan a elevar la calidad de la
educación superior. En particular, el aseguramiento de la calidad exige una mayor
internacionalización, y a esto contribuye la reputación como soporte de la visibilidad
internacional. En los rankings confluyen y se condensan estos factores, lo que obliga
a prepararse para construir y brindar la información exigida por las agencias o
entidades evaluadoras, que rigen y dominan actualmente el sistema global de
rankings universitarios, o para los nuevos sistemas que surjan, sean estos de corte
regional o ambos.
Esto no significa trabajar para los rankings, pero sí prepararse para insertarse
con competitividad. Hasta tanto no se imponga un ranking desde el sur, que retome
determinadas especificidades, hay que continuar perfeccionando la gestión del
aseguramiento de la calidad y, de paso, recibir una evaluación internacional justa
que catalice y potencie nuevos vínculos provechosos para todos.
La educación superior cubana y los rankings
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La corriente que ha predominado entre los cubanos, ha sido no prestarles
especial atención a los rankings globales, y en general a ningún ranking. No obstante,
en la medida en que se ha ido profundizado en este tema, han ido apareciendo en
rankings importantes, con el consiguiente reconocimiento internacional que ello
significa para la educación superior cubana, lo cual ha provocado la necesidad de
enfrentar con otra visión este tema. Ello no significa que se conviertan esos rankings
en el criterio de medida medular en el plano interno. Nunca lo serán, pero sí son un
catalizador para delinear mejor algunos de los aspectos seleccionados, y la robustez
de la información que se exige y brinda a esas agencias evaluadoras.
En paralelo, hay que continuar trabajando en el establecimiento de un
ranking universitario propio. El nivel alcanzado por la educación superior cubana, su
reconocimiento por la sociedad y protagonismo activo, directo en todos los procesos
que se desarrollan en el país, permite y obliga a su configuración. Por fortuna, es un
tema que ya ha comenzado a cosechar resultados científicos, coordinado por el
Centro para el Perfeccionamiento de la Educación Superior de la Universidad de La
Habana. Se trabaja la problemática calidad, siendo su denominación oficial
Alternativa metodológica para la comparación y clasificación de las IES del sistema
del Ministerio de Educación Superior (MES), adscrito al proyecto sectorial
Contribuciones teóricas, metodológicas y prácticas al desarrollo de la gestión de la
calidad.
En la confección del ranking cubano de educación superior, será
imprescindible conjugar indicadores presentes en los rankings mundiales como
aseguramiento de la calidad, producción científica, postgrado, publicaciones,
internacionalización. Se debe partir de principios, realidades y necesidades, como
son: potenciar la pertinencia, inclusión, valores consensuados, grado real de
inserción de la universidad en el Sistema de Gestión de Gobierno basado la Ciencia
y la Innovación y en el desarrollo local, entre otros. La idea es reflejar lo autóctono,
sin renegar de los estándares internacionales.
El ranking universitario cubano tendrá que basarse en indicadores
proyectados hacia el futuro, y que compulsen al logro de los objetivos del país. Para
ello, habrá que lograr el consenso científico de todas las IES, sobre los principales
indicadores a tener en cuenta. En su diseño hay que recoger las experiencias y
buenas prácticas de las Agencias de Aseguramiento de la Calidad en América Latina,
en particular las encuestas internacionales actuales sobre calidad, pertinencia e
inclusión. En el caso cubano, colaboración y cooperación universitaria se
complementarán e integrarán, a diferencia de lo que caracteriza los rankings
globales. Debido a la naturaleza del sistema social universitario, donde la solidaridad
y ayuda mutua ocupan un lugar central, y debe ser el sello que caracterice al futuro
ranking universitario cubano.
Conclusiones
Los rankings universitarios globales, emanados y rectorados desde posiciones
hegemónicas, se han constituido en factor insoslayable en el mundo universitario.
Su influencia trasciende la mera calificación u ordenamiento cualitativo como
referencia, al convertirse en un instrumento que incide en el aseguramiento de la
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calidad, dada la inevitable competitividad a escala nacional e internacional.
La internacionalización se hace cada vez más importante para la elevación
de la calidad de la educación superior. De ahí que se destaquen, no solo los
elementos de la misma que se consideran dentro de los rankings globales, donde se
le asigna un peso relativamente bajo, sino aquellos rankings que permiten evaluar
los niveles de calidad de las universidades.
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| Román García Báez |
Sobre el autor principal
Román García Báez es profesor contratado del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales (2022). Ha impartido cursos y dictado conferencias en España, Nicaragua,
Brasil, República Dominicana, México, Venezuela, Cabo Verde, Sao Tomé y Príncipe,
Colombia, Guatemala, Honduras, así como Eventos en Cuba, Argentina, Perú, China,
Vietnam y Laos, entre otros países.
Declaración de responsabilidad autoral
Román García Báez: Conceptualización, Curación de datos, Análisis formal,
Investigación, Metodología, Recursos, software, Supervisión, Validación/
Verificación, Visualización, Redacción/ borrador original, y Redacción, revisión y
edición.
Financiación
Esta investigación se llevó a cabo mediante recursos propios.