PRÁCTICAS RELIGIOSAS EN EL BARRIO JAMAICANO DEL MUNICIPIO DE BARAGUÁ EN CIEGO DE ÁVILA
RELIGIOUS PRACTICES IN THE JAMAICAN DISTRICT OF THE MUNICIPALITY OF BARAGUÁ IN CIEGO DE ÁVILA
Autores: Dianelys Marín Dewar1
Odania García Heredia2
Alexey Fajardo López3
Institución: 1-2Radio Surco, Ciego de Ávila, Cuba
3Periódico Invasor, Ciego de Ávila, Cuba
Correo electrónico: dianelys.marin@gmail.com
RESUMEN
Desde una perspectiva cualitativa, la presente investigación describe las formas de religiosidad presentes en el Barrio Jamaicano del municipio de Baraguá en Ciego de Ávila. Se ofrecen definiciones y criterios sobre la religiosidad y sus singularidades en este asentamiento avileño. Se exponen, además, las características fundamentales de cada uno de los grupos y prácticas religiosas que caracterizan al territorio, así como la tolerancia presente en el mismo. En el proceso investigativo se emplearon métodos teóricos y técnicas como la revisión bibliográfica o análisis documental, las entrevistas y la observación participante. La aplicación de estos instrumentos permitió describir y elaborar una documentación de todos los grupos religiosos que coexisten en el Barrio Jamaicano, reconocido también por su arraigada religiosidad. Como registro de un patrimonio cultural intangible de esta localidad.
Palabras clave: Religión, Prácticas religiosas, Baraguá, afrocaribeños, Caribe, Afrocubano, Ciego de Ávila, Cuba.
ABSTRACT
From a qualitative perspective, the present investigation describes the forms of religiosity present in the Jamaican District of the municipality of Baraguá in Ciego de Ávila. Definitions and criteria of religiosity and its singularities are offered in this Avilanian settlement. In addition, the fundamental characteristics of each of the groups and religious practices that characterize the territory, as well as the tolerance present in it, are exposed. In the research process, theoretical methods and techniques were used, such as bibliographic review or documentary analysis, interviews and participant observation. The application of these instruments allowed to describe and elaborate a documentation of all the religious groups that coexist in the Jamaican Quarter, also recognized by its deep religiosity. As a record of an intangible cultural heritage of this locality.
Keywords: Religion, Religious practices, Baraguá, Afro-Caribbean, Caribbean, Afro-Cuban, Ciego de Ávila, Cuba.
INTRODUCCIÓN
Si de arraigada religiosidad afrocaribeña se trata, el municipio de Baraguá, ubicado al sureste de Ciego de Ávila, constituye territorio de obligada referencia. Es por ello que la presente investigación, desde una perspectiva cualitativa, tiene como objetivo describir las formas de religiosidad presentes en el Barrio Jamaicano del municipio de Baraguá en Ciego de Ávila.
Además, en ella se ofrecen definiciones y criterios sobre la religiosidad y sus singularidades en este asentamiento avileño. Se exponen también, las características fundamentales de cada uno de los grupos y prácticas religiosas que caracterizan al territorio, así como la tolerancia presente en el mismo.
Cultos de adoración, misas, alabanzas, prédicas, devienen cotidianidad del lugar en el centro de Cuba, donde haitianos, jamaicanos, barbadenses, trinitarios y otros nativos de las Antillas menores, arribaron y trajeron consigo ansias de progreso, y el empeño de convertirlo en un pedazo de sus naciones.
Desde la primera década del siglo XX arribaron a la Isla de Cuba braceros del Caribe anglosajón, procedentes del Canal de Panamá en busca de trabajo. En zona de la hoy provincia de Ciego de Ávila se gestaba la construcción del central azucarero, con un incipiente batey donde, poco a poco y con el advenimiento de estos inmigrantes comenzó a conformarse el denominado Barrio Jamaicano, donde confluyen aún tradiciones, costumbres, bailes, música, creencias, folclor y religión. (Campbell, 2017).
En su artículo (Campbell, R.: 2017) «Inmigración de Braceros Anglófonos hacia Baraguá. Apuntes para una historia», refiriéndose a la construcción de la fábrica de azúcar, que luego sirvió de asiento a los emigrantes afrocaribeños, destacó el comienzo de los trabajos, lo que trajo aparejado la construcción de obras complementarias para satisfacer las necesidades materiales y espirituales del pueblo que laboraría allí. El Batey tenía varias casas para familias y diez barracones con capacidad para cientos de obreros, aquí se manifestó la división de los vecinos por sus respectivas nacionalidades como reflejo de los prejuicios raciales de la época, los habitantes se distribuyen en cuatro barrios, quedando al sur el American Town o barrio americano para los dueños del ingenio y miembros de la compañía; Spanish Town o barrio español, llamado también latino para jefes de departamentos y obreros cubanos; Dones Town o barrio de Dones donde se agruparon españoles y los llamados isleños; al suroeste, después del central el Jamaica Town o barrio jamaicano.
Allí se crearon varias instituciones religiosas con sus particularidades, los procedentes de Barbados construyen en 1917 la Iglesia Misión Cristiana y Ejército de Salvación, los jamaicanos levantan en 1921 la iglesia episcopal también llamada de San Jaime, cuyos miembros llegaron a comprar un carro fúnebre, en 1923 la Pentecospal y en 1932 la Adventista, ambas con el concurso de todos los braceros esto ratifica la diversidad de creencias protestantes, que existía desde inicios del siglo en Cuba (Campbell, 2017).
Quien visite el lugar, todavía puede apreciar iglesias construidas a la usanza de aquellos años de inmigración y establecimiento. En la actualidad allí coexisten varias denominaciones religiosas, entre ellas prevalecen la Católica, la Adventista del Séptimo Día, la Evangélica Pentecostal Asamblea de Dios, la Misión Cristiana, la Episcopal o Anglicana, la organización de los testigos de Jehová y la Bautista Oriental o Convención Bautista Oriental.
Además, el Ejército de Salvación, que se estima llegó a Cuba por vez primera a partir de la inmigración de caribeños asentados en tierras baragüenses. Derivada de la Anglicana o Episcopal, es una denominación introducida a la Isla por los braceros procedentes de las Antillas anglosajonas que ya conocían de esta práctica religiosa fundamentada en el protestantismo, y la aceptación de una fe en un Dios que regía costumbres y destinos de los hombres, que castigaba todo lo que fuera en contra de su ley, situación aprovechada en aquel entonces para ejercer el sometimiento y evitar la sublevación contra los amos.
Teniendo en cuenta que estos llegados venían de la construcción del Canal de Panamá, donde también profesaban esta religión, está estructurada por cargos militares y su máximo líder ostenta el grado de Capitán el Ejército, quien oficia su culto.
MATERIALES Y MÉTODOS
En el proceso investigativo se emplearon métodos teóricos y técnicas como la revisión bibliográfica o análisis documental, para indagar en lo publicado acerca del tema y obtener información al respecto; las entrevistas, con el objetivo de contrastar criterios; y la observación, que permitió constatar in situ lo reflejado en las publicaciones y lo expuesto por los entrevistados. La aplicación de estos instrumentos permitió describir y elaborar una documentación de todos los grupos religiosos que coexisten en el Barrio Jamaicano, reconocido también por su arraigada religiosidad, como registro de un patrimonio cultural intangible de esta localidad.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La Iglesia, algo fortalecida en Jamaica, comienza a hacer una diáspora al escasear el trabajo. En otras naciones, se producían significativas inversiones por los norteamericanos a inicios del siglo XX, entre ellas, la producción de plátanos en Costa Rica, la explotación de minas en Brasil y de algunos recursos mineros en Venezuela y la obra de mayor cuantía el Canal de Panamá. Hacia allí se trasladó la generalidad de los caribeños anglófonos quienes, independientemente de su faena continuaron con sus tradiciones religiosas, que luego fueron traídas a Cuba, a inicios de siglo (Colectivo de autores, 2006).
Estas iglesias e instituciones religiosas pertenecientes al protestantismo establecido por el monje Martín Lutero en el año 1517, e introducido en Inglaterra en el reinado de Isabel I en el período de 1558 a 1603, precisamente, en la colonización ejercida hacia las Antillas y el Caribe es trasladada también esta tendencia nacida en la iglesia Anglicana, de donde se derivan la Anglicana Episcopal y a su vez el Ejército de Salvación y la Pentecostal, llegadas y establecidas en Baraguá por medio de los inmigrantes. (Colectivo de autores, 2006.)
El principio de estas iglesias, es la fe hacia un ser superior creador del universo, que entregó su hijo unigénito para salvar la humanidad de la muerte eterna, prueba del amor de Dios hacia los hombres. De ahí que el eje central de los mandamientos sea el amor a Dios y al prójimo.
Las iglesias protestantes, que se asentaron en el municipio de Baraguá, tienen su origen o antecedente en el Caribe anglófono, región colonizada por Inglaterra. En ellas predominó la influencia del llamado protestantismo temprano, trasladado por los colonizadores a estas colonias. Prácticamente, toda la población de descendientes de esclavos y esclavas fue obligada a pertenecer a una u otra religión de este tipo, que abogaba, además, por la no violencia, por el no rebelarse contra los amos, por aceptar las circunstancias tal y como Dios las había diseñado, para garantizar así, menos conflictos internos y movimientos revolucionarios, a tal punto que en estas demarcaciones la libertad fue concebida por decreto desde la metrópolis.
Entre las diferentes denominaciones encontradas en el Barrio Jamaicano se constataron la Adventista del séptimo día, que tiene sus inicios en la década del treinta del pasado siglo, una congregación perteneciente a las iglesias evangélicas con Cristo como figura cimera de la fe cristiana. Se acoge a ley establecida en los diez mandamientos y santifican el sábado. Cumplen con las doctrinas arraigadas en el antiguo testamento y se abstienen de las cosas determinadas inmundas en la Biblia como, por ejemplo, ingerir carne de cerdo. Una de las costumbres que prevalece hasta nuestros días es la despedida de la semana efectuada cada viernes al caer el sol, y el recibimiento de la semana, el sábado también al ocultarse el sol.
Dentro de sus tradiciones estaba también la realización de cultos los domingos e indistintamente los restantes días de la semana, donde generalmente se recogían el diezmo y las ofrendas. En períodos del año se traían las cosechas de los conucos y se repartían a las personas de menos ingresos, y otras se vendían para que los feligreses contaran con determinado fondo. Además, celebraban fiestas o reuniones en ocasión del fin del año o la Navidad donde habitualmente se consumían el black cake o torta negra, el saril, bebida típica, y otros alimentos como el pescado o el guanajo.
Según refleja en su entrevista (Campbell, R.: 2017), nacido en Baraguá, descendiente e investigador especializado en la temática afrocaribeña, cuyos padres por más de 50 años pertenecieron a esta denominación religiosa, el sábado no se hacían comidas, se preparaba todo desde la noche anterior. Entre los comestibles destaca el famoso bistec de cereales y vegetales, con harina de trigo; el famoso congrí elaborado con arroz, frijol gandul y manteca de coco.
«Los feligreses ordinariamente realizaban los velorios en la Iglesia, cantaban, oraban y leían versículos de la Biblia vinculados a los fallecidos. A la hora del entierro en el cementerio, hacían despedidas de duelo y volvían a leer versículos o salmos del gusto de los perecidos o aquellos que tuvieron que ver con la vida de esas personas» (Campbell, R.: 2017).
«Los cristianos de esta denominación se abstienen de trabajos los sábados y solo realizan obras de la fe y visitas a enfermos, viudas y huérfanos. Su atuendo y vestimenta está acorde a lo establecido en las escrituras, en correspondencia con la sencillez y modestia de las damas y caballeros. Este estatuto u ordenanza prevalece hoy en la iglesia Adventista del Séptimo Día». (Campbell, R.: 2017).
«Las iglesias Misión Cristiana y Ejército de Salvación, instauradas como las primeras en Baraguá (sus inicios datan aproximadamente del año 1917), y fundamentadas como iglesias protestantes se fijan doctrinalmente en las escrituras contenidas en los veintisiete libros griegos y cuatro evangelios, donde se relata la vida de Jesús y de las buenas nuevas que el predicó. Estos evangelios están seguidos de los hechos de los apóstoles». (Campbell, R.: 2017).
La católica cree en la Divina Trinidad, la trilogía de Dios Padre, Hijo, Espíritu Santo, en la resurrección de los muertos, en el perdón de los pecados, la vida eterna, en los santos y santas de la corte celestial y se rigen por los diez mandamientos del antiguo testamento. También, en el celibato de los sacerdotes, en la veneración de la virgen María, canonización y santificación de los mártires en Cristo, y ven al Papa como figura fundamental y sucesor del apóstol Pedro. Las misas a los difuntos, el bautismo, las procesiones y peregrinaciones, marcan las jornadas de la iglesia.
Dentro de sus atuendos y vestimentas se encuentran las sotanas de diferentes colores en dependencia del cargo y la misa a oficiar, el velo, el rosario, la confesión de los pecados ante el sacerdote, se entrega la ostia en recordación al cuerpo de Cristo.
Estas iglesias evangélicas creen en la resurrección de los muertos y el perdón de los pecados, la salvación viene por la fe más que por las obras. Su estructura está regida por reverendo, pastores, evangelistas diáconos y en alguna de ellas existen departamentos de damas caballeros y jóvenes unidos por la fe cristiana, de hermandad, ayuda y amor, en los comienzos era el esparcimiento a largas y arduas jornadas de trabajo, la aceptación a un destino que poco a poco se convirtió en una forma y un estilo de vida, allí donde se reunían todos tenían igualdad de derechos donde prevalecía una figura cimera creador del cielo y de todas las cosas de la tierra, ese dios que alentaba a soportar y a creer en una vida después de la muerte.
Vale destacar que en estas iglesias, tanto las episcopales como las evangélicas y evangélicas pentecostales, predomina el amor a Dios y al prójimo como guía de los demás mandamientos, sus diferencias están en las creencias y seguimientos a las escrituras de los apóstoles.
La creación y establecimiento de esta iglesia en el poblado o barrio, marca la vida religiosa y cultural de los emigrantes, quienes ya habían abrazado la fe cristiana, convirtiéndose en el centro del naciente batey sus reuniones amenizadas con cánticos e himnos espirituales llamaban a la hermandad con cultos en diferentes días de la semana, donde se engalanaban estos lugares de cultos y los asistentes lucían sus mejores trajes.
En la Monografía cultural del municipio de Baraguá, se destaca dentro de las prácticas religiosas existentes los grupos corales que «tienen un gran arraigo en el territorio, sobre todo los relacionados con las congregaciones religiosas. Estos coros, en ocasiones especiales como el 25 de diciembre, abandonan el recinto religioso y recorrían las calles del barrio y de todo el poblado de Baraguá. Sus cantos, himnos religiosos o cantos evangélicos, tenían títulos alegóricos al espíritu navideño: Noche de Paz; A media noche de Belén; Al mundo paz; Hay un sol en alta esfera y Feliz año nuevo, entre otros». (Rodríguez González, J.C. y González Castro, S.: 1972).
La religión yoruba y el sincretismo religioso
El sincretismo religioso ganó un espacio a partir de la convergencia en este barrio de los descendientes del Caribe anglófono, de los braceros del Caribe español (de República Dominicana, Puerto Rico, Curasao) y de los propios criollos cubanos atraídos todos por el auge de la industria azucarera.
Teniendo en cuenta que en este territorio existían también braceros nativos, hijos de esclavas y esclavos provenientes del continente africano, practicantes de los cultos sincréticos propios de la religión yoruba, santería o Regla de Osha-Ifá, algunos protestantes, manifiesta Roberto Samuel Campbell Tross, en cierta medida asistieron a determinadas actividades sincréticas.
En medio de no pocos templos religiosos, costumbres y tradiciones de los afrocaribeños, cuenta María Regla Quesada Trujillo o Morba Kilona (nombre de santo), nacida en esa localidad baragüense, que aprendió de egguns, toques de tambor, babalawos, misas espirituales y santos, por su abuela Florinda.
De sus ancestros recuerda con más claridad el legado de su tatarabuela proveniente de Angola, quien fue una de las tantas personas arrancadas del Continente Negro mediante el comercio de carne humana o trata, por allá por la segunda mitad del siglo XVIII. Ella, consagrada desde los siete años de edad, rememora que su ascendencia la componían españoles y africanos, estos últimos traídos a las colonias del Nuevo Mundo, como mano de obra en las plantaciones dedicadas al cultivo de la caña de azúcar y el café, explica.
Como María Regla, otros pertenecientes a la diáspora afrocubana, marcaron con sus características propias el medio social, pues trajeron además consigo valores culturales y religiosos que contribuyeron a la conformación de las simbiosis existentes en distintas prácticas y ritos de origen africano.
Sin embargo, amén de lo expresado por la voz populi, «no es este territorio avileño una plaza fuerte si de religiones de origen africano se trata, como lo son los municipios de Ciego de Ávila o Morón, al tener en cuenta la presencia de consagrados reconocidos por la Asociación Cultural- Religiosa Yoruba». Así lo constata su máximo representante en la provincia, Agustín Horta Alonso (Horta Alonso, A.: 2017).
Muchos de los orishas africanos llegaron a la mente y corazones de los esclavos procedentes de varias etnias: ararás, fulas, carabalíes.
CONCLUSIONES
Entendidos en la materia como Mauro Omar Martínez Arcia, quien por muchos años dirigió el Departamento de Asuntos Religiosos en el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, afirman que, al triunfar la Revolución el 1ro. de enero de 1959, solo existían en Ciego de Ávila alrededor de diez denominaciones religiosas concentradas en su mayoría hasta finales del siglo XX en este territorio avileño. A partir del cruento período especial de los años noventa, se produjo una significativa proliferación de la religiosidad popular como alivio ante las tensiones socioeconómicas existentes. De ahí el incremento del número de creyentes, que adoran lo mismo a Dios o a las deidades del Panteón Yoruba, pero que no estaban reconocidos legalmente por el Ministerio de Justicia en el Registro de Asociaciones, como miembros de alguna organización. Sin dudas, tiene Baraguá características únicas, y es que aún, en pleno siglo XXI, los descendientes de allí se empeñan en no dejar morir la herencia de sus antepasados, de enraizar lo más autóctono de sus tierras originarias, con la realización de festejos como el del 1ro. de agosto o, incluso, de misas o cultos en inglés. Más allá de religiones, veneración o no de imágenes, de diferencias doctrinales, en el municipio avileño de Baraguá, se convive armoniosamente sin confrontaciones y contradicciones importantes y los pobladores de allí en pleno siglo XIX.
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Entrevista efectuada a María Regla Quesada Trujillo o Morba Kilona, en el Barrio Jamaicano, Baraguá, Ciego de Ávila, el 20 de diciembre de 2016.
Entrevista efectuada a Agustín Horta Alonso, Presidente Provincial de la Asociación Cultural- Religiosa Yoruba, en la ciudad de Ciego de Ávila el 20 de febrero de 2017.
Entrevista efectuada a Mauro Omar Martínez Arcia, quien por muchos años dirigió el Departamento de Asuntos Religiosos en el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba, en la ciudad de Ciego de Ávila el 20 de febrero de 2017.
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